Puerto Rico se ha convertido en el destino preferido de estadounidenses con altos ingresos, muchos ligados a las criptomonedas y atraídos por las exenciones tributarias que ofrece la isla, donde esta migración cada vez tiene más detractores.

El motivo de esta migración “de oro” de jóvenes millonarios a Puerto Rico, un Estado Libre Asociado a EE.UU., es la Ley 60-2019, que fue promovida para impulsar la maltrecha economía de la isla.

La normativa ha tenido éxito entre este grupo de ricos vinculados a las criptomonedas y al “blockchain”, quienes, básicamente, al establecer su residencia en la isla no pagan prácticamente impuestos sobre sus ganancias de capital.

UNA MIGRACIÓN MEDIÁTICA

Aunque “los criptoestadounidenses” son el grupo más mediático, de esta ley se benefician personas de altos ingresos de otros sectores y también extranjeros.

Ese fenómeno migratorio despertó interés tras la llegada de personajes como Logan Paul, una celebridad en internet y boxeador aficionado, que incluso peleó con Floyd Mayweather.

También de Brock Pierce, otro conocido millonario y antiguo actor ligado a las criptomonedas que se mudó a la isla y que fue uno de los organizadores del último certamen Miss Mundo, celebrado en Puerto Rico.

La seguridad jurídica de ser Puerto Rico un territorio estadounidense y las decenas de vuelos que enlazan diariamente con EE.UU. continental han favorecido su llegada.

Shaheen Counts, de 40 años, es un ejemplo de estadounidense establecido en Puerto Rico por las ventajas fiscales. Hace negocio en el sector de las criptomonedas y, además, es un médico especializado en otorrinolaringología.

BENEFICIOS FISCALES

Counts, que antes de instalarse hace cerca de dos años en Puerto Rico vivía en California, señaló a Efe que, sin duda, la razón por la que los “cripto” se han establecido en la isla “son los beneficios fiscales”, además del buen clima caribeño.

Estos beneficios prácticamente les eximen de pagar impuestos sobre sus ganancias de capital, ya que, como reconoce Counts, solo tributa un 4 % frente al aproximadamente 30 % que le correspondería en Estados Unidos.

Sobre el efecto que el colectivo tiene para la economía local, dijo que se trata “de un grupo que compra casas, paga alquileres y consume servicios, algo que -a su juicio- debe considerarse positivo”.

De hecho, la normativa cambió en 2020 y, a partir de esa fecha, quienes se acojan a las exenciones fiscales tienen que adquirir una propiedad en la isla.

Counts defendió que también hacen su “contribución a la sociedad” con sus conocimientos como especialistas, en su caso como médico, y que algunos de ellos sí se han integrado con la población local en Puerto Rico, aunque otros se mantienen en su círculo cerrado de estadounidenses.

Pedro Torres, estadounidense en sus cincuenta nacido en California, es otro beneficiado de esta normativa que lleva poco más de seis meses residiendo en la isla, el tiempo exigido para acogerse a la ley.

Torres, un especialista en el área financiera que asesora a empresas sobre el proceso para cotizar en la Bolsa de Nueva York, dijo también a Efe que los bajísimos impuestos que se pagan fueron el motivo para trasladarse a Puerto Rico.

RECELO ENTRE LA POBLACIÓN

La llegada de este colectivo ha provocado recelo entre los boricuas, como muestran grafitis con la frase “gringos go home” e, incluso, pequeñas manifestaciones de protesta.

Los detractores aseguran que, primero, se dan unas ventajas fiscales a personas no nacidas en la isla de las que no disfrutan los locales y, segundo y no menos importante, ha favorecido un alza en el precio de la vivienda.

La portavoz del grupo Jornada Se Acabaron las Promesas, Joselyn Velázquez, señaló a Efe que estos grupos “se están apoderando de la isla” y han favorecido la gentrificación.

“Es una problemática que lleva varios años”, asegura Velázquez.

Sin embargo, desde el Gobierno defienden que estos residentes generan riqueza debido a que, al tener que vivir al menos 183 días al año en la isla, benefician la economía en alquileres, consumo y gastos en servicios.

Para el presidente de la Asociación de Banqueros Hipotecarios de Puerto Rico, Peter Torres, la repercusión de la llegada de estos nuevos residentes es baja sobre el conjunto de la isla ya que se concentran solo en áreas exclusivas.

“Estas personas han ayudado al mercado” inmobiliario de lujo, dijo a Efe Torres, quien señaló que “el alza de precios se ha registrado en esos nichos” exclusivos de las localidades costera de Dorado y Rincón o el distrito de Condado de la capital.