¿Cuál es la secuencia genómica del coronavirus SARS-CoV-2 en Puerto Rico? ¿Desde dónde ha llegado? ¿Tiene alguna correlación con la gravedad de la enfermedad en el País? ¿Existirá algún medicamento aprobado que sirva como tratamiento contra el COVID-19? ¿Cuál es la prevalencia de la enfermedad en la Isla? ¿Los anticuerpos realmente neutralizan el virus? ¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo en los sobrevivientes?

Estas preguntas vitales para prevenir, combatir y detener el COVID-19 serán contestadas en 10 investigaciones de la Universidad de Puerto Rico que fueron seleccionadas para distribuirles $1.7 millones, que fueron otorgados por la gobernadora Wanda Vázquez. Las propuestas serán financiadas para 12 meses. Primera Hora habló en primicia con cuatro de los seleccionados.

Para Riccardo Papa, del Recinto de Río Piedras, Puerto Rico es un lugar “muy especial” para investigar sobre el SARS-CoV-2 porque “tiene un flujo genético de todos los lugares del mundo”. Este virus se ha comportado diferente en diversas localidades.

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Su investigación, Epidemiología genómica del SARS-CoV-2: divergencia genética en el espacio y el tiempo, y asociación con la virulencia, tiene como uno de sus objetivos identificar la mayoría de la secuencia del virus en Puerto Rico para saber de dónde llegaron y conocer cómo ha evolucionado en nuestro archipiélago.

“Lo segundo, es que queremos identificar patrones genéticos porque muchas de las cosas que no se entienden es por qué algunos parecen que no tienen síntomas para nada y otros tienen síntomas tan severos que pueden llegar a la muerte”, explicó.

“Identificar dónde en el genoma de nosotros puede dar una respuesta mejor a la interacción con el coronavirus es fundamental para desarrollar medicinas, medicamentos, para aliviar la interacción del virus en nosotros”, añadió.

Papa destacó la colaboración de Steven Van Belleghem, de 34 años, y quien estará encargado del análisis computacional. “Un investigador muy joven, eso siempre es bueno, mostrar que los jóvenes están empujando las ciencias aquí en Puerto Rico, que tienen mucho talento aquí en la Isla y es bien importante que todos lo sepan”.

Van Belleghem, especializado en bioinformática, analizará y creará los genomas viejos del virus, pero también las mutaciones que ha experimentado.

“Esto es importante para entender las relaciones entre los virus y de dónde estos vienen. El análisis se basa en las similitudes que presentan las secuencias, y donde ocurren en el ADN”, abundó.

A esta investigación le asignaron $174,980 y colaborarán Nathan Grubaugh, profesor asistente de la escuela de salud pública de Yale; y tres profesores del Recinto de Ciencias Médicas (RCM): José Rodríguez Orengo, Javier Baerga y Filipa Godoy-Vitorino.

Medicamento contra el coronavirus

Otra de las seleccionadas fue Idali Martínez, del Departamento de Microbiología de la Escuela de Medicina del RCM, y quien investigará: La identificación y evaluación de inhibidores de la entrada del virus de SARS-CoV-2 como drogas innovadoras para el tratamiento de COVID-19.

Para esto, contará con la ayuda del bioinformático Abiel Roche Lima y Kelvin Carrasquillo, quienes a través de análisis computacionales examinarán alrededor de 400 compuestos aprobados por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, en inglés) para saber cuáles tienen interacción, a nivel de computadora, con la proteína Spike (S).

“Es la proteína superficial del virus, con la idea de que si [el compuesto] se adhiere a esa proteína es como si le pusiéramos un bloqueo y no se pueda pegar al receptor celular y, de esa manera, evitemos la entrada del virus”, indicó Martínez.

Luego, pasarán a los estudios biológicos. Mediante la técnica llamada ELISA (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas) probarán si realmente poseen la productividad de bloquear la entrada del virus.

“Entonces, vamos a hacer un segundo ensayo que va a ser de bloqueo de entrada en células, utilizando cultivo celular, con células que tengan ese receptor AC2, y utilizando lo que se llama una partícula pseudo viral, que no es el virus per se”, explicó.

Tienen que hacerlo así porque existe un problema: para trabajar con SARS-CoV-2, el laboratorio tiene que ser de un nivel de bioseguridad 3 y están bien limitados. Había uno en su departamento, pero sufrió daños con el huracán María y todavía no lo han arreglado.

“Como no podemos utilizar el virus per se para hacer esos ensayos, vamos a utilizar un pseudo virus, otro virus al que, por ingeniería genética, le insertamos esa proteína superficial del SARS-CoV-2 y podemos hacer esos ensayos en un bio nivel de seguridad 2”, detalló.

En esta investigación, que obtuvo una subvención de $175,000, también colaborarán Adelfa Serrano y Emily Colón, ambas con experiencia en el desarrollo de drogas contra un parásito de plasmodio, que causa la malaria.

“Es importante que en esta propuesta se estén utilizando compuestos o drogas que ya han sido aprobados por el FDA, ya que puede ayudar a que –de encontrar alguno que bloquee la entrada del virus– se pueden estar evaluando mucho más rápido. Obviamente, de aquí no podemos pasar a humanos. Tendríamos que hacer primero pruebas en animales”, recalcó.

Neutralizar el virus

Por otro lado, Carlos A. Sariol, también de Microbiología del RCM, utilizará un universo de entre 500 y 800 personas para tratar de establecer cuál es la prevalencia del virus con su investigación Caracterización inmunológica de la respuesta inmunitaria al COVID-19 en Puerto Rico.

“Queremos caracterizar también el tipo de respuesta inmune y, dentro de esto, está la cuantificación de estos anticuerpos. Se conoce muy poco todavía sobre cuál es el rol que tienen estos anticuerpos en cuanto a la protección, cuál es la dinámica”, sostuvo.

Así que han establecido un grupo de pacientes recuperados y le han tomado muestras consecutivas y seriadas, en distintos momentos después de la infección. Esto les ha llevado a comprender que los anticuerpos suben en los primeros dos meses y para el tercero empiezan a disminuir.

“El segundo objetivo es establecer si estos anticuerpos son capaces de neutralizar el virus”, dijo.

Sariol ya tiene unos resultados preliminares con unos colaboradores de San Luis, Misuri, y han determinado que “hay una buena correlación” entre los títulos totales de anticuerpos IGG –cuando hay una infección establecida– y la capacidad de neutralización de ese suero de plasma convaleciente.

“Eso es importante porque si con un ELISA uno puede decir que una persona tiene tantos títulos de IGG pues uno puede anticipar que la persona podría tener la capacidad de neutralizar el virus”, indicó.

El investigador, a quien se le entregarán $175,000 y le acompañarán Ana Espino y Petraleigh Pantoja, también tendrá que utilizar pseudo virus por el problema de seguridad en los laboratorios.

“El último objetivo es determinar, esos tipos de anticuerpo que neutralizan, hacia qué parte del virus van dirigidas”, añadió.

Efectos a largo plazo

Mientras, Milagros I. Figueroa-Ramos, de la Escuela de Enfermería del RCM, investigará sobre: Resultados cognitivos y psicológicos a largo plazo en el COVID-19 de Puerto Rico.

Y es que, según explicó, entre el 10 y 15% de los pacientes con COVID-19 desarrollan una hipoxemia que requieren ser hospitalizado y puede llegar a lo que se conoce como post-intensive care syndrome, que son las consecuencias que experimentan los pacientes después que salen de intensivo.

“Como se desconocen las consecuencias cognitivas y sicológicas a largo plazo entre los admitidos en salas generales e intensivo, pues establecimos determinar la epidemiología del deterioro cognitivo que van a experimentar estos pacientes, respecto a la memoria, problemas de atención, problemas de lenguaje, problemas de racionamiento y la función ejecutiva”, especificó.

Figueroa-Ramos estimó que unos 277 pacientes participarán del estudio, que tendrá un diseño observacional con seguimiento prospectivo.

“Nuestro segundo objetivo es determinar la epidemiología del trastorno de estrés post traumático, el famoso PTSD [por sus siglas en inglés], y la depresión. Que son dos de las áreas más importantes que estamos viendo, como las consecuencias a largo plazo, luego de estar expuesto al COVID. Finalmente, como objetivo tres, identificar los factores de riesgo modificables asociados a un deterioro cognitivo a largo plazo, PTSD y depresión”, puntualizó.

Para esto, los investigadores recopilarán datos sociodemográficos y clínicos retrospectivamente tras revisar los expedientes de los pacientes que han sido diagnosticados con COVID-19. Luego, prospectivamente, mediante una evaluación cognitiva, evaluarán las alteraciones que tengan.

A esta investigación se le asignaron $162,577 y colaborarán: Wesley Ely y Jin Ho Han, ambos de la Universidad de Vanderbilt, así como Carmen Mabel Arroyo, Paloma Torres Dávila, Solimar Solís y Elizabeth Pérez.

“Esto es una gran oportunidad para nosotros tener unos datos importantísimos del efecto del COVID en estos pacientes que lo experimentan y cómo estos efectos tienen que ser atendidos. Cómo a estos pacientes tenemos que proveerles las herramientas que ellos necesitan para poder recuperarse de la depresión, el PTSD y los efectos cognitivos”, aseguró Figueroa-Ramos.

El resto de las investigaciones del RCM son: Host-genetic susceptibility to COVID-19 and pandemic-associated stressors de Marcia R. Cruz-Correa, Puerto Rico COVID-19 Automated Surveillance and Health Promotion de Kaumudi J. Joshipura, Host factors associated to COVID19 disease severity de Loyda M Meléndez y Marine algae natural products as antiviral agents for SARS-CoV-2 de Eduardo J. Caro-Díaz.

Asimismo, del Recinto Universitario de Mayagüez fue escogido Fighting COVID-19: Assessment of the Impact of Agricultural Extension Training on Covid19 in the Meat Supply Chain in Puerto Rico de Julio C. Hernández Correa; y Understanding the Thrombotic Nature of SARS-CoV-2 Infections de A. Valance Washington, del Recinto de Río Piedras.

“Estamos muy satisfechos”

La vicepresidenta de la Vicepresidencia de Recursos Externos de la UPR, Carmen Bachier, explicó que un comité externo identificado por el Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico le otorgó puntuaciones a las 38 propuestas científicas que recibieron para la competencia, que cerró el pasado 11 de mayo.

Bachier detalló que el proceso de evaluación se fundamentó en procedimientos reconocidos por evaluadores pares, de acuerdo al tema de la investigación. El Fideicomiso identificó evaluadores externos de 11 países: Estados Unidos, Canadá, Colombia, España, Finlandia, India, Italia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Arabia Saudita y Reino Unido.

“Estamos muy satisfechos con el proceso que se realizó para la elección de estas investigaciones. Fue uno bajo los más altos estándares de evaluación y transparencia. En el proceso de evaluación participaron más de 30 instituciones, entre ellas: Massachusetts Institute of Technology, Stanford University, University of Oxford, England, Rutgers, The State University of New Jersey y Georgia Institute of Technology”, afirmó Bachier.

Como las investigaciones con más puntuación sobrepasaban el dinero asignado por el gobierno, la institución universitaria identificó $23,526 adicionales para que ninguno de los 10 investigadores seleccionados tuviera que ajustar su presupuesto.

“Yo llevo muchos años trabajando con fondos federales y vivo orgullosa de mis profesores”, expresó la vicepresidenta.

Por su parte, el presidente de la UPR, Jorge Haddock, se mostró complacido con la “diversidad y calidad” demostrada por los profesores del sistema universitario público del País.

“Estas investigaciones constituyen uno de los proyectos más importantes que se gestan desde la Universidad de Puerto Rico, por el gran impacto que tiene para la academia, la salud, la Isla y el trabajo mundial que está realizando para frenar el contagio del COVID-19. Es un esfuerzo cónsono con el objetivo institucional de aumentar nuestro porfolio en investigaciones. Felicito a todos los investigadores de nuestra Universidad que tienen en sus manos estas importantes investigaciones, y les deseamos el mayor de los éxitos en sus trabajos. Tenemos la certeza que realizan importantes aportaciones desde Puerto Rico para prevenir y detener el contagio del coronavirus”, manifestó el funcionario.