Además de las largas filas que hay en las gasolineras, en los bancos y en los cajeros automáticos, también las hay en los supermercados. Para entrar a éstos las personas tienen que hacer una fila de 30 minutos a una hora, pero en la mayoría, una vez el cliente está adentro, no le imponen restricciones de tiempo para comprar.

La dificultad mayor que están enfrentando los gerentes de los supermercados es tener acceso al diésel. De hecho, varios supermercados que aparecen en la lista de tiendas abiertas al público, se encontraban cerradas por falta de este combustible.

Según Mariano Bravo, gerente de Econo de Altamira, ellos abrieron la tienda hace dos viernes, enseguida que pasó el huracán María y desde mañana domingo, van a abrir al público de 7:00 a.m. a 6:00 p.m.  

“No ha sido fácil por el diésel, pero hemos hecho los arreglos para mantenernos abiertos, dando servicio al público y lo hemos logrado”, recalcó Bravo.

Igualmente opinó David Soto, asistente de gerente de Costco de Guaynabo-Bayamón. “El diésel ha sido lo más difícil, pero estamos trabajando día a día, desde hace dos viernes, y ya comenzamos a operar de 7:00 a.m. a 5:00 p.m.”, señaló.

Contó Bravo que en Econo de Altamira van entrando a los clientes de 50 en 50, según van contando los que salen. “Una vez adentro, los clientes pueden estar el tiempo que deseen, pero se les pide que cooperen y hagan sus compras lo más rápido posible para darle oportunidad a otros. Para pagar están todas las cajas abiertas”, sostuvo Bravo.

Por su parte, una cliente de Econo, María Baez, y residente de Bayamón dijo que para entrar hizo una fila de una hora, pero una vez adentro no le restringían el tiempo que podía estar. “Lo único es el agua que te dejan coger solo una caja”, aseguró.

Otro cliente, Ángel Pichardo, vecino de San Juan dijo que, para los que son impedidos como él, entran por otra fila. “De verdad es que he encontrado todo lo que necesitaba. No encuentro que haya una gran crisis, pues hay muchos suministros. Lo que hay es mucha gente que quiere comprar al mismos tiempo”, apuntó Pichardo.

De igual manera sucedía en Costco de Guaynabo-Bayamón. Había filas para entrar y filas para pagar, pero adentro todo lucía muy tranquilo. 

“Tenemos todo organizado. La fila está circulando en todo momento. En la avenida está la policía estatal y la municipal dirigiendo el tránsito. Y adentro tenemos nuestros empleados ayudando en el estacionamiento y adentro”, subrayó Soto.

Aseveró el asistente del gerente de Costo que todos los días están recibiendo suministros. “Aquí lo único que nos faltan son los refrescos y la gente los pide mucho”.  

Detalló que la panadería está funcionando completamente y hay hasta bizcochos de cumpleaños. En la carnicería, están haciendo empaques individuales de carne, de manera que el socio pueda comprarlo para consumirlo el mismo día. El Deli también está funcionando, tienen pollo, costillas y alistas recién horneadas. Estaban recibiendo frutas y vegetales frescos. 

“Cuando los socios entran tenemos unos diez empleados que les echan las cajas de agua en el carrito de compra. Son dos cajas por membresía. El 85% del agua que vendemos es nuestra marca Kirkland, que la traemos de Estados Unidos. En cada caja hay 40 botellas”, precisó Soto. 

Uno de los socios de Costo, el doctor José Sepúlveda, residente de Guaynabo reconoció que, aunque hay filas, son manejables. “Uno se tarda unos 20 minutos afuera y al entrar te llevan directamente al lugar donde están las cajas de agua que es lo más que busca la gente. También yo andaba buscando refrescos, pero no existen, de lo demás hay de todo”, declaró Sepúlveda.

Otro socio de Costco, Jonatan Cassagnol narró que al llegar y ver la fila tan larga pensó que iba a esperar muchísimo, pero en unos 10 minutos ya estaba adentro. “Al entrar nos dirigieron al agua, nos pusieron dos cajas en el carrito y seguimos a buscar otras cosas que necesitábamos. Hay de todo y se puede pagar con ATH”, manifestó.

Marlene Rosario y su esposo Christian Mateo también estaban ayer de compra allí. “La logística de la tienda ha sido muy buena. Tienen muchos empleados para ayudar. Poco a poco, todo se va normalizando”, señaló Mateo.