Las realidades del proceso de aborto

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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La “realidad” detrás del aborto.
No toma más de diez minutos. Las complicaciones son mínimas. No provoca esterilidad y la sensación una vez completado el proceso, en la mayoría de los casos, es de alivio.
Las mujeres que regularmente recurren al aborto tienen entre 18 y 25 años. Se trata usualmente de jóvenes con metas académicas trazadas que no están dispuestas a abandonarlas en el momento.
También llegan mujeres con familias que no pueden mantener una boca más o aquellas que no les interesa la maternidad.
Éstas no llegan indecisas, al contrario. Con lo que sí llegan es con muchos mitos sobre el proceso, todos falsos, aseguró Mary Rivera, doctora y consultora en la clínica de aborto Ladies Medical Center en Hato Rey.
“Algunas vienen pensando que se van a usar taladros, serruchos o que es un bebé que se va a picar en pedazos”, dijo Rivera.
Y lo hace en momentos en que el Departamento de Salud evalúa un paquete de regulaciones para las clínicas de aborto en la Isla.
Rivera lleva más de 20 años defendiendo esta práctica de planificación familiar. Día a día se topa con entre seis y siete mujeres que desean culminar su embarazo.
Durante un recorrido por la clínica, Rivera explicó en detalle el procedimiento que se sigue para completar el aborto, siempre realizado entre las seis y diez semanas de gestación, aunque otras clínicas hacen abortos hasta las 14 semanas. Un médico generalista es el encargado.
La clínica, localizada en los altos de una financiera, cuenta con una sala de espera, con tres baños, con una sala de procedimientos y con un área de descanso luego del aborto. No hay lujos ni muebles último modelo, pero la limpieza impera a través de la misma.
A pesar de la libertad que existe, no son muchos los abortos que se realizan anualmente en la Isla, según estadísticas del Departamento de Salud.
Las últimas estadísticas disponibles dicen que para el año fiscal 2002-03, en Puerto Rico se realizaron 1,338 abortos. De éstos, 50 se realizaron en clínicas públicas.
El método que se practica en esta clínica y en la mayoría de las que existen en la Isla es el de dilatación y curetaje, realizado con instrumentos médicos utilizados en procedimientos ginecológicos.
Antes de comenzar el aborto, la mujer recibe una charla sobre el proceso. Acto seguido, se le practica un examen pélvico que corrobora que está embarazada y su tiempo de gestación.
Como primer paso, a la mujer se le coloca en el área vaginal un espéculo que permite ver el cuello de la matriz. Luego, se procede a limpiar la zona.
Procede la colocación de anestesia local para poder comenzar con la dilatación, lo que hace el “proceso más fácil y menos doloroso para la paciente”.
Una vez dilatada el área, se procede a colocar la cánula, una especie de tubo, que limpia las paredes internas y succiona tejidos, coágulos, sangre y lo que eventualmente hubiera sido la placenta. El material es depositado en un envase plástico y posteriormente analizado por el médico.
El curetaje básicamente es para verificar que la zona haya quedado libre de todo tejido.
“Es doloroso, pero es como un dolor de menstruación más fuerte. Jamás se compara con un parto y las mujeres siguen pariendo”, explicó tras decir que el proceso tiene un costo de $275.
Al igual que todo procedimiento médico quirúrgico, el aborto conlleva unos riesgos que pueden prevenirse si la mujer sigue una serie de recomendaciones, que van desde no tener relaciones sexuales por un período, no realizar ejercicios o fuerzas exageradas y no darse duchas vaginales.
Entre las complicaciones más comunes está el sangrado excesivo, malestar en el bajo vientre y algunos de los síntomas comunes del embarazo, como mareos y vómitos, dijo la también psicóloga.