Hace algunos años, mientras atravesaba por el duelo de la pérdida de su esposo y padre de sus tres hijos, con todo el dolor y la adversidad que eso representaba, Solimar Villegas Guzmán, decidió levantarse, dejar su trabajo en el servicio público y lanzar su propia empresa, pensando en el futuro y bienestar de su familia.

Superados muchos de los inconvenientes que se interponen en el camino de cualquier emprendedor, usualmente con más frecuencia si se trata de una mujer, hoy día Solimar está convencida de haber logrado el balance para salir adelante como madre de Sol Lucía (25), Sebastián (17); y Fabián (9); como abuela del pequeño Thiago (2); y también como empresaria y presidenta de Sun Waste Recycling Oil, una empresa que hace tres años se dedica al reciclaje de aceite vegetal usado y limpiezas de trampas de grasa.

Pero llegar a este punto no fue algo sencillo, pues como relató, “hace tres años lamentablemente tuvimos la pérdida de papá (de sus hijos) en el hogar, y tuve que decidir cómo iba a salir adelante con mis hijos”.

Admitió que fueron momentos “muy difíciles” en los que “muchos días me acostaba llorando, llegaba a la casa llorando”, e incluso pasó “por una depresión terrible, que estuve días en cama, que yo los llevaba a ellos a la escuela, llegaba y me encerraba. No sabía ni lo que iba a pasar con nosotros”.

“Pero a la misma vez sentía, dentro de ese dolor, que tenía un propósito, que yo como mamá, como mujer, tenía con mis hijos, con la sociedad y con mi familia. Y de momento me levanté de esa cama y cogí unas fuerzas que yo le digo que no sé de dónde salían. Y todo el mundo me preguntaba, ‘de dónde tienes tanta fuerza, Solimar’. Y yo, ‘yo no sé, es Dios que lo está haciendo’”, comentó.

Es el pilar de Sol Lucía (25), Fabián (9) y Sebastián (17); así como del pequeño Thiago (2), su nieto.
Es el pilar de Sol Lucía (25), Fabián (9) y Sebastián (17); así como del pequeño Thiago (2), su nieto. (Xavier Araújo)

La mujer reconoció que el apoyo de sus hijos fue esencial para levantarse y tomar la decisión de aventurarse a ser empresaria por su cuenta.

Para entonces, Solimar, una profesional con un bachillerato en gerencia y una maestría en recursos humanos, trabajaba en el servicio público, específicamente en el área de recursos humanos para el Municipio de Guaynabo. De forma paralela había comenzado Sun Waste, como algo “bien pequeño, como un ingreso extra en el hogar”.

Sin embargo, lanzarse como empresaria “fue una decisión difícil de tomar, porque, obviamente, y tengo que ser honesta, yo tenía un ingreso seguro. Era, a lo mejor, no un ingreso muy alto, pero tenía un ingreso seguro. Y me generaba mucha incertidumbre si estaba tomando la decisión correcta, porque en ese momento era yo como jefa de mi casa. Y si yo tomaba una mala decisión, iba a repercutir sobre mis hijos”.

“En muchas ocasiones ellos (sus hijos) me tuvieron que ayudar. Llegaban de la escuela, Sebastián tenía que treparse en el tanque a tirar el aceite, Fabián botaba la basura, mi hija me tenía que ayudar en que si ‘vete y busca los nenes a la escuela, porque estoy ajorá y no puedo’. Tenía que salir del municipio a encargarme de todo lo que era Sun Waste”, describió.

“Ellos fueron parte de ese proceso y yo creo que ellos mismos fueron los que me impulsaron, sin ellos darse cuenta, a yo tomar la decisión de emprender. Un día dije: ‘tengo que seguir adelante, porque ellos están involucrados, ellos se lo merecen, ellos están viendo el esfuerzo que yo estoy haciendo, pues vamos a continuar’”, recordó.

Agregó que hubo un día en específico en que sus hijos le preguntaron si tendrían “nuestra propia oficina” o “nuestro propio taller”, y ella les contestó “sí, lo vamos a tener, se los prometo”.

“Y de ahí en adelante lo demás fue historia. Me estructuré, me discipliné, para entonces quedar con puertas abiertas en el municipio, y dedicarme a lo que era a emprender Sun Waste”, comentó.

“Eso es un trabajo de hombres”

Aunque viene de una familia comerciantes que han trabajado en la industria de reciclaje por más de 40 años, y conoce su ambiente, Solimar admitió que “el hecho de ser mujer me daba miedo, miedo a que pensaran que no tenía la capacidad o el conocimiento para hacer los trabajos, para cotizar un trabajo, para comprar una pieza para un camión, para comprar un equipo”.

“Pero había situaciones que me motivaban. Por ejemplo, yo tengo una (guagua) Transit que recoge aceite envasado residencial y comercial, y como no tenía chofer, muchas veces me tuve que ir sola. Dejaba los nenes en la escuela, me paraba en el paseo, montaba la ruta sin saber para dónde iba, y arrancaba. Y muchas veces cuando yo me bajaba de esa guagua me decían: ‘¿y tú eres la que va a recoger el aceite? ¿tú vas a cargar eso? ¿tú vas a poder con eso?’. Con la cara y las expresiones me lo decían todo. ‘¿Qué tú haces recogiendo aceite? Eso es un trabajo de hombres’. Y eso como que era chocante, pero a la misma vez me motivaba, me motivaba a seguir adelante, como que, échame más tierra que yo voy a florecer en ella”, afirmó.

Por otro lado, Solimar no escatimó en agradecimientos para su familia, “que es bien unida” y siempre le ha apoyado, así como a “personas que fueron llegando en el camino” para lograr lo que es hoy Sun Waste. De igual forma, agradeció al Municipio de Guaynabo a través de cuyos programas pudo dar impulso a la empresa.

“Siento que después de toda esa adversidad y tribulación que llegó a mi casa, porque pasamos días muy difíciles, y digo pasamos porque mis hijos también estaban pasando luto… siento que poco a poco se fueron abriendo puertas, se cerraron unas, y todo se fue como poniendo en un camino como a favor de nosotros. Y he podido ver, como le he dicho a todo el mundo, la mano de Dios obrando en mi casa tanto como en mi negocio. Y no solo nosotros. Hemos tenido la ayuda de muchas personas que han servido de herramientas y han aportado su granito de arena para que Sun Waste esté donde está hoy en día”, afirmó.

“Es un camino que no es fácil de recorrer, pero sí se puede. Hay que ser bien disciplinado. Es lo primero, organizado. Yo trabajo con agendas para dividir lo que es el negocio y mi vida como mamá y como abuela”, agregó.

“He tratado de combinar todo para que ellos sepan que mamá está haciendo un gran esfuerzo, que está haciendo un trabajo bonito para impactar la comunidad, y que mamá quiere ser bendecida y bendecir a los demás. Ese es mi norte. Y creo que hasta ahora he hecho un buen trabajo con ellos, como mamá, como empresaria, he podido combinar todas las facetas. Y como abuela también”.

El orgullo de sus hijos

Las expresiones de sus hijos parecen respaldar su pensamiento, pues tanto Sebastián como Fabián alabaron a su mamá y todos los esfuerzos que hace.

Yo me siento bien orgulloso de la madre que tengo, y le agradezco todo lo que ha hecho por nosotros; sacar este taller, gran taller que ha hecho para nosotros… sus esfuerzos. La amo un montón y nunca voy a parar de amarla”, dijo Sebastián.

“Yo estoy bien feliz, porque antes, cuando empezamos, no teníamos casi nada, ni teníamos este vagón (oficina), ni el taller, ni un ‘truck’ (camión) teníamos (actualmente tienen tres)”, agregó Fabián, quien describió a su mamá como “superbuena, nos trata bien, y cuando nos vamos a acostar, nunca nos quedamos con hambre”.

No obstante, acotaron que, “cuando se molesta, da un poco de miedo”.

“Soy una mamá fuerte, y lo reconozco. Pero no es porque yo quiera ser fuerte con ellos. Es que ahora yo soy la cabeza de mi hogar, la jefa de familia, y yo no podía permitir que, al papá faltar, ellos como que perdieran su norte, como que se me desviaran. Entonces pues ahí yo empecé con un poco de disciplina, y les ponía estructura, ‘y vamos a hacer esto, y tienen que llegar y fregar y ayudarme en esto a lo que yo en la oficina (trabajo)…’, pero mis hijos son buenos niños estoy muy orgullosa de ellos”, comentó Solimar.

La exitosa madre y empresaria aprovechó la ocasión para invitar a cualquier entidad, negocio o persona que pueda hacerlo a unirse a Sun Waste en el esfuerzo para reciclar el aceite vegetal usado y de manera que “no vaya a vertederos, ni los tiren por las tuberías” y evitar así que termine contaminando el ambiente.

“Nosotros los recibimos aquí en nuestras facilidades (en Guaynabo) o los tratamos de incluir en las rutas también. En el mismo envase que viene el aceite, o hasta una botellita de agua, usted echa el aceite, después que no esté contaminado con agua, y ya es un producto que se puede reciclar”, explicó, agregando que se pueden comunicar a través de las redes sociales, en Facebook e Instagram, y al teléfono 787-224-9715.

Por último, y no menos importante, Solimar quiso enviar un mensaje a todas las madres, y en particular a aquellas que puedan estar atravesando por momentos difíciles, como le ocurrió a ella y su familia hace poco más de tres años.

“Les digo que no se rindan. Siempre hay días difíciles, siempre hay días buenos, malos, pero… les digo que no se rindan, que siempre opten por ser su mejor opción, dentro de cada situación que estén enfrentando. ¿Por qué? Porque dentro del dolor hay unos propósitos y está en nosotras descubrirlos. Nosotras somos el ejemplo de nuestros hijos, y por tanto, si nos caemos mil veces, mil veces nos tenemos que levantar, por el bien de ellos, porque ellos van a emular todo lo que nosotras hagamos como mujeres. Ese sería mi mayor consejo para todas las madres que esta semana celebran ese día especial”, afirmó.