Madre e hijo se gradúan con honores

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Amor sin límite.
Toda madre hace suyos los sueños de sus hijos y Nelly Ingles no dudó ni por un segundo asumir los mismos retos de su retoño cuando éste ingresó a la universidad anhelando completar un bachillerato en administración de empresas.
Fue en el 2004 cuando Peter Ingles ingresó a la Universidad Metropolitana (UMET), recinto de Aguadilla, soñando completar estudios en administración con concentración en sistemas de información, motivado en parte por su interés de establecer un negocio.
Ayer, no sólo Peter recibió su diploma, sino también su madre, quien estuvo a su lado cada instante del camino. Él se graduó magna cum laude (3.90) y ella summa cum laude (3.95). El orgullo de ambos era evidente.
Nelly ingresó a la universidad luego de haber pasado dos meses de oyente junto a su hijo a la espera de que a éste se le asignara un tutor debido a su condición de distrofia muscular, que lo mantiene atado a un sillón de ruedas.
Para ella se trató de un sacrificio motivado por el amor y una nueva oportunidad de desarrollarse académicamente. Peter, por su parte, no tiene palabras para describir y agradecerle a su madre el sacrificio, pero no niega que le resultó un poco difícil la adaptación.
Como todo joven, a Peter se le hizo algo incómodo el tener a su mamá con él todos los días las 24 horas, pues quería compartir con amistades y realizar actividades típicas con sus pares. Nelly fue entendiendo y poco a poco le fue dando su espacio.
“Es difícil, porque yo la tengo a ella en casa todo el tiempo y en la universidad también. Pero, al final uno se va adoptando y se acopla y es la mejor persona que uno puede tener porque es la que conoce a uno desde que nació”, comentó Peter antes de recibir su diploma de manos del presidente del sistema universitario Ana G. Méndez, José F. Méndez, en la colación de grados en el Centro de Convenciones.
Fueron 2,077 los estudiantes que ayer recibieron grados académicos de los tres recintos de la UMET en Aguadilla, Bayamón y Jayuya. De éstos, 12,042 fueron bachilleratos, 647 maestrías, un doctorado en Educación y 259 grados técnicos. Se trató de la clase graduanda más grande entre las instituciones del sistema.
Los planes inmediatos para Peter incluyen continuar estudios de maestría en Mercadeo y, en el ínterin tratar de conseguir un trabajo que le deje ingresos para comprar una guagua y poder trasladarse de un lado a otro.
“Éste era el momento que Dios nos separó para compartir los dos, porque muchas madres no tienen la dicha de compartir tú a tú y ver a su hijo como un amigo”, señaló Nelly emocionada al reconocer que la prognosis de vida para su hijo no era alentadora, pero con fe han superado los diagnósticos.
Pero, ¿estará Nelly junto a su hijo en este nuevo reto o lo dejará solo?
“El reto sigue y si él va para la maestría y me permite seguir detrás de él como rabito, como él me dice, ahí estoy, porque yo he sabido dejarle el espacio para que él tire el ojito aquí y allá”, indicó la orgullosa progenitora.
A aquellos jóvenes con algún tipo de limitación física, Peter les aconsejó soñar en grande, no importa qué.
“Que traten, porque nada es imposible, lo imposible lo hace uno y las barreras arquitectónicas existen en la mente de uno. El mundo nos traza muchas barreras cada día, pero si tú tienes ese empuje y crees en ti mismo, puedes seguir para adelante no importa el problema que tengas... pero tienes que creer en ti, porque si tú no crees en ti, nadie va a creer en ti”, expresó el joven.