“Ahí empezó nuestro infierno”.

Aquel lunes, 14 de noviembre, Tammy Coriano lavó su ropa en una lavandería cercana y les compró batidas a sus hijos -Jeiren Báez Coriano, de 12 años, y Ayshane Vázquez Coriano, de 8 años- antes de regresar a su apartamento, en el sector La Cuchilla de Naranjito, para acostarlos temprano. Al siguiente día había que madrugar para llegar a tiempo a la escuela.

Pero, al pisar su hogar, percibió un olor putrefacto. Retiró la bolsa de basura y el hedor persistía, por lo que intentó deshacerse de la pestilencia al encender una vela. Ese simple acto provocó que parte del apartamento estallara, tumbándola al suelo y encendiendo a todos en llamas, suceso que la marcará a ella y a sus hijos física y emocionalmente. Quedaron heridos y sin hogar.

Aunque la Policía había reportado que la tragedia fue provocada porque explotó un tanque de gas en el apartamento, Coriano especificó que todo se debió a que su vecina acudió a su pareja para que le instalara una línea de gas en su residencia. De esta manera, esta persona intervino y dejó la línea de Coriano abierta. Además, el dueño del apartamento no había colocado una llave para evitar ese escape de gas, sostuvo Coriano.

“No pensé que esa peste a pudrición fuera gas, porque yo no tengo nada de gas”, reiteró a Primera Hora desde Centro Médico donde aún permanece. “En ningún momento pensé que (era) gas, porque yo no tengo gas. Yo lo que tenía era una estufa eléctrica, pero la vendí a mi tía, porque tenía planes de un futuro, en estos meses, irme a Estados Unidos con mis nenes. Pues, le vendí la estufa a mi tía y la línea de gas se supone que estuviera cerrada”, agregó.

De izquierda a derecha: Ayshane Vázquez Coriano, Tammy Coriano y Jeiren Báez Coriano
De izquierda a derecha: Ayshane Vázquez Coriano, Tammy Coriano y Jeiren Báez Coriano (Suministrada)

Huyendo del apartamento e instando a sus hijos a correr, Coriano clamaba a sus vecinos a que rociaran a sus hijos con agua mientras esperaban la llegada de emergencias médicas.

Ambos niños fueron transportados por una sola ambulancia al Centro Médico, porque había solamente un vehículo disponible en aquel momento. Por ende, Coriano tuvo que esperar para que una ambulancia llegara desde Corozal, sufriendo en el ínterin el dolor agonizante de su piel quemada.

“Se seguía quemando mi cuerpo ahí mientras la ambulancia llegaba, (pero) lo primero que uno piensa es en los nenes. Nada más”, dijo la madre soltera de 31 años.

La explosión quemó el 30% del cuerpo de Jeiren, el 50% de Ayshane y el 69% de Coriano. El único que, hasta el momento, puede caminar con dificultad es Jairen, pues Ayshane y Coriano aún se les imposibilita recobrar la fuerza de andar. Sumándose a esto, Coriano contrajo dos bacterias, pulmonía y otras afecciones de salud a consecuencia de las quemaduras que sufrió, alargando así su estadía en el hospital.

“La persona que hizo mal la instalación de su pareja dejó mi línea de gas abierta y les causó daño a mis hijos y a mí. (Se supone) que eso lo instale una persona que tenga experiencia, que sea técnico en esa área o por un bombero, pero pedirle a tu novio o a Juanito Del Barrio a hacerlo, pues no se debe, porque ahora mismo mi hijo está quemado, mi hija también y yo, y estuvimos a riesgo de morir y ¿quién a mí me devuelve la felicidad a mis hijos?”, lamentó al asegurar que no descartaría demandar al dueño del apartamento que alquila.

Ayshane Vázquez Coriano y Jeiren Báez Coriano
Ayshane Vázquez Coriano y Jeiren Báez Coriano (Suministrada)

Y no son solamente laceraciones físicas que sufrió la familia, sino que sus estados emocionales fueron severamente impactados.

“Esto yo no se lo deseo a nadie. Ver a tus hijos quemándose y no poder hacer nada y no poder abrazarlos, porque si los abrazabas quemándose le podía hacer más daño, duele. Esa felicidad de mi nena no se le va a devolver hasta un tiempo con un psicólogo. La felicidad mía no (me) lo va a devolver nadie hasta que yo no vea a mis hijos sanos, porque ya ellos están marcados, yo estoy marcada. Yo voy a quedar marcada de por vida”, comentó al recalcar que no ha visto a sus hijos desde el incidente.

Jeiren y Coriano pasarán la Navidad en el hospital. Aunque Ayshane podría ser dada de alta pronto, cumplió sus 8 años en el hospital.

“Aquí estaré un ratito. Vamos a estar aquí un tiempo, un tiempo que va a ser duro para nosotros”, pronosticó la madre.

Cambio de planes

Coriano tenía sus planes alineados para el 2023. Ya estaba deshaciéndose de algunos artículos de su hogar, como la estufa eléctrica, porque se mudaría al estado de Virginia. El fatídico incidente, sin embargo, detuvo todas sus metas futuras.

“La vida te puede cambiar en un segundo. Todo cambia”, subrayó.

El tratamiento que ella y sus hijos requerirán demorará al menos un año. Ahora, tendrían que trasladarse a Estados Unidos a un hospital de cuidado para personas con quemaduras o quedarse en la Isla hasta que se recuperen por completo.

Además, durante esta recuperación, los niños irán a vivir con sus respectivos progenitores, pero Coriano no tiene hogar.

“Yo no tengo a dónde ir, porque mi familia, lamentablemente, sus casas no están aptas para tenerme”, confesó al resaltar que ya solicitó un vale al Departamento de la Vivienda por si cualifica para Sección 8 y aguarda respuesta.

¿Cómo ayudar?

No cabe duda de que Coriano y sus dos hijos ameritan recuperar los bienes perdidos y estabilidad emocional. Para aportar y darle le mano a esta familia, puede donar ropa de cama, cepillos de diente, pasta, artículos de primeros auxilios, medicamentos como Panadol y alcohol y artículos de limpieza (pues las superficies donde pisen tienen que estar sumamente limpias para evitar infecciones). Para su nuevo hogar, cuando lo tengan, puede donar artículos, como utensilios de cocina y cortinas de baños, entre otros.

Si donará ropa, debe ser ancha para evitar que roce la piel. Para Jairen, el calzado deberá ser de tamaño 6 o 7 de adultos y la ropa debe ser de talla grande para adolescentes. En el caso de Ayshane, el tamaño de zapatos deberá ser 3Y de niñas y ropa mediana o grande para niñas. Para Coriano, el calzado tendría que ser tamaño 9 a 9 ½ y la ropa de talla mediana o grande de mujeres.

Para entregar los artículos, se puede comunicar con Gloria Vázquez Rodríguez al 939-218-3054 o con Gloria Vázquez Soto, al 787-460-4881.

Si desea donar fondos monetarios, puede enviar pagos a la cuenta de Banco Popular Profondo a Tammy al 318827285 o por ATH Móvil al número telefónico de su prima Vázquez Soto, el 787-460-4881.

Coriano reiteró su agradecimiento por el cuidado del personal y los enfermeros de los hospitales Pediátrico, Hima de San Pablo, en Caguas, y de Centro Médico, así como a todos los ángeles que la han ayudado y brindado apoyo hasta el momento.