Jayuya. “Estoy abogando por los estudiantes”.

Con estas palabras, Ángel Martínez, maestro de banda de la escuela primaria Adrián Torres Torres, en Jayuya, prologó su denuncia de que el Departamento de Educación no ha respondido a sus reclamos para garantizarle a los estudiantes un espacio digno para aprender música.

Y es que, desde el paso del huracán María sobre Puerto Rico en el 2017, el salón de banda carece de una unidad de aire acondicionado, cuya instalación es apremiante debido a la manera en que está construido el salón y por cuanto alberga instrumentos que son sensibles a la humedad y altas temperaturas.

En primer lugar, el aula fue diseñado de una manera que evita que el sonido que se produzca en el lugar se escuche en salones adyacentes, por lo que está sellado y tiene ventanas de cristal que no se pueden abrir. Es por esto que la falta de aire acondicionado crea un ambiente agobiante. Martínez, además, resaltó que entre el centenar de menores que cursan sexto y séptimo grado, y que él instruye, algunos pertenecen al programa de educación especial y otros sufren de afecciones de salud.

“La gente piensa que el aire es para uno echarse fresco. No. Es que el salón es sellado y entonces al haber mucho calor, la afinación del instrumento sube y, por ende, el músico no puede estar bañado de sudor ni el director dando la clase o tocando el instrumento, porque no es lo más saludable”, detalló el maestro que ha brindado clases en la escuela por 31 años.

Cuando surgen interrupciones de energía eléctrica, el problema es más significante. Ayer, por ejemplo, no hubo energía eléctrica por un periodo de tiempo prolongado, obligando a los estudiantes a abandonar el salón y tomar la clase afuera, pues el exceso de sudor que chorreaba por sus brazos y rostros empapó sus papeles y se les dificultaba sujetar los instrumentos.

"Tuve que sacar a los estudiantes con las sillas a la parte afuera para darle la clase", confesó.
"Tuve que sacar a los estudiantes con las sillas a la parte afuera para darle la clase", confesó. (Suministrada)

“El calor estaba insoportable. Tuve que sacar a los estudiantes con las sillas a la parte afuera para darle la clase. No podía darle la clase adentro, porque los nenes estaban asfixiados y sus brazos sudados mojaban la libreta. Me decían ‘míster, está tremendo esto’. Y eso, que Jayuya es un pueblo céntrico, casi siempre fresco”, relató.

Las altas temperaturas no solamente incomoda físicamente a los alumnos, sino que provoca todo tipo de daño a los instrumentos albergados en el área, ocasionando desde problemas de afinación hasta daños a largo plazo.

El efecto de las altas temperaturas y la humedad extrema provoca que instrumentos como la trompeta, tuba y el trombón se expandan y encojan, mientras que los teclados de los clarinetes y flautas se secan y agrietan.

“Se han hecho innumerables gestiones. Yo hice un informe a la directora, la directora se comunicó y le informó al director regional, se les ha informado a los supervisores de Edificios Públicos, porque esa escuela pertenece a Edificios Públicos, y nada. Nada que ver, nada que ver”, lamentó el también saxofonista.

Por su parte, el portavoz de la Autoridad de Edificios Públicos, Alexis Ramos, informó a Primera Hora que un ingeniero ha sido asignado, “para levantar la información y los requerimientos técnicos relacionados a los aires acondicionados” en la escuela y se adquirirá mediante subasta con fondos del American Rescue Plan Elementary and Secondary School Emergency Relief (ESSER).

“La semana próxima se llevará a cabo la visita de campo para el detalle de las necesidades”, aseguró Ramos.

En abril, el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, visitó el plantel escolar, ocasión que Martínez aprovechó para plantear sus reclamos.

“El secretario nos visitó y vio y pasó calor y sudó. Estuvo un ratito cogiendo calor para que viera lo que se sentía durante todo el día, porque él (visitó) digamos media hora (a) 40 minutos, pero yo tengo que estar de 7:30 a 3:00 de la tarde”, expresó al recalcar que esa visita fue gracias a la gestión de la vicepresidenta del Senado, Marially González Huertas, y el representante Domingo Torres García.

Al igual que sus homólogos a nivel Isla, Martínez ha tenido que aportar de su propio bolsillo la pintura y materiales para poner su salón en condiciones de cara al nuevo año escolar. Afortunadamente, recibió dos donativos de estudiantes que facilitaron el costo, aseguró.

Martínez también ha tenido que aportar de su propio bolsillo la pintura y materiales para poner su salón en condiciones de cara al nuevo año escolar.
Martínez también ha tenido que aportar de su propio bolsillo la pintura y materiales para poner su salón en condiciones de cara al nuevo año escolar. (Suministrada)

Además del salón de Martínez, a la escuela también le urge reparaciones en su estructura, pintura de su fachada exterior y escritorios nuevos para reemplazar aquellos infestados de polilla.

“Absolutamente nada”

Los cerca de 30 instrumentos utilizados en la clase de banda de la escuela jayuyana fueron adquiridos por el Departamento hace más de 10 años por un monto total de aproximadamente $140,000 provenientes de fondos federales y estatales, dijo Martínez.

Al pasar los años, Martínez brindó clases en otras escuelas del área sur y, al regresar otra vez a su puesto, encontró los instrumentos en un estado muy distinto de cómo los había dejado.

“Prácticamente, todos estaban dañados por humedad, por falta de mantenimiento, porque nunca se le dio mantenimiento, no había dinero del Departamento para darles el ‘tune-up’ que se supone que se le dé anual”, detalló.

Según Martínez, “lo único” que ha hecho Educación, hasta ahora, es aprobar la reparación de estos instrumentos, que sumó a cerca de $6,000. Espera, además, la adquisición de instrumentos nuevos adicionales.

“El Departamento de Educación lo único que ha hecho es aprobar la reparación a esos instrumentos. Ya se repararon la mitad y la otra mitad están por recogerlos para llevárselos y repararlos”, indicó. “Entonces, el Departamento de Educación se comprometió a una compra de unos instrumentos nuevos adicionales que hacían falta y se llevó a cotizaciones y todo por $16,000, pero estamos en que el Departamento todavía no ha hecho absolutamente nada”, agregó.

Por el amor a la música

Si de algo Martínez está seguro es que, a pesar de sus frustraciones con el compromiso de la agencia gubernamental, en los niños y niñas germina una pasión sinigual por la música. Por ende, es difícil desanimarlos.

“No diría que se han desanimado, porque yo trato de mantenerlos con el ánimo en alto. No, no creo que han perdido (el ánimo)”, afirmó.

“(La banda) es importante para el ocio de los niños en Jayuya, porque los mantiene ocupados. (En) los programas de banda hay mucha disciplina y los niños se van educando y es un programa que a través de los años ha podido cubrir graduaciones, desfiles; la banda escolar de Jayuya ha ido dos veces al desfile puertorriqueño (de) Nueva York, ha tenido encendido de luces de La Fortaleza, etcétera”, añadió.