A más de dos años del terremoto que afectó miles de estructuras en la zona suroeste del País, maestros, padres y estudiantes de la Escuela Ocupacional y Técnica de Yauco aún no tienen respuestas sobre cuál será el futuro del plantel escolar que resultó destrozado por los sismos.

Ante la inacción gubernamental y los rumores de que el Estado pretende demoler el edificio de tres niveles que albergaba la fase académica, decenas de educadores se tiraron a la calle para protestar por el presunto abandono del Sistema Público de Enseñanza y unirse al reclamo magisterial de mejores salarios y retiro digno.

De acuerdo con el presidente del Consejo Escolar y maestro de Ciencias Ambientales, Miguel Viqueira Ríos, “no hay diálogo con la comunidad, no hay acción, no nos han convocado, no nos han reunido, no nos han explicado nada”.

“El magisterio unido se puso de acuerdo y paralizamos la escuela. Hay protesta, el portón está cerrado, nadie está trabajando y todos estamos en pie de lucha, la comunidad escolar unida exigiendo un salario digno para todos nuestros maestros, un retiro digno y la reconstrucción de todas nuestras escuelas afectadas drásticamente por los terremotos en el área sur”, explicó.

“Nuestra escuela tiene dos edificios principales: tiene el área ocupacional y técnica y tiene el área académica. El edificio Luis Muñoz Marín que alberga al ala académica de la escuela está abandonado y cerrado hace dos años desde los terremotos, sin ninguna respuesta oficial del gobierno de qué va a pasar con nuestra escuela, qué se va a hacer, cuál es el plan, si van a demoler o reconstruir, cuándo, fecha, no hay nada concreto”, agregó.

Asimismo, detalló que el otro edificio está en buenas condiciones, pero ahí han acomodado a unos 1,032 alumnos y 87 docentes, quienes hacen de tripas, corazones, para brindar el pan de la enseñanza en la modalidad híbrida.

Pero el espacio se hace pequeño y tuvieron que dividir la matrícula por niveles académicos de noveno a duodécimo, que prácticamente acuden al plantel un día por semana.

“El edificio afectado cuenta con aproximadamente 60 salones divididos en tres niveles, pero el otro edificio está en buenas condiciones. La organización escolar actual está funcionando híbrida, pero estamos todos hacinados en el área ocupacional, no hay suficiente espacio para atender a todos nuestros estudiantes como se lo merecen y para que todos los maestros tengan su espacio digno de trabajo”, lamentó al señalar que la cifra total de empleados es de 132, incluyendo los 87 maestros.

Resaltó, que luego de las denuncias públicas, el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, llegó al plantel la semana pasada, pero “no dijo nada concreto”.

“Mágicamente ese día empezaron a limpiar y el día antes a cortar la yerba en el edificio que está abandonado., Lo único que dijo el secretario fue que al día siguiente vendría un ingeniero estructural y así fue, pero no es el primero, hemos contado 22 ingenieros que han venido aquí del Departamento de Educación, de Edificios Públicos y no hay respuesta ni ningún informe concreto”, reiteró.

“No soy ingeniero, pero el edificio tiene todas las columnas quebradas, mi salón tiene una pared a punto de caerse”, relató.

De hecho, sostuvo que uno de los portavoces de la escuela recibió anoche una llamada telefónica de titular de Educación para decirles que no demolerían el plantel, “pero ahora mismo no creemos nada, porque los hechos hablan por sí solos, no ha habido respuesta, pero la presión que hemos ejercido por eso es que se comunicó”.

“Los rumores que llegaron del municipio de comprar un edificio donde albergaba una mueblería, tampoco es cierto y que la respuesta está gestionando temporalmente es movernos al antiguo edificio de la Universidad Ana G. Méndez”, acotó.

De otra parte, expuso que anteriormente trataron de mover la matrícula a una escuela de Guayanilla en la modalidad de “interlocking”.

“Pero es imposible 1,032 estudiantes y 87 docentes de aquí para allá, los almuerzos, la logística, las guaguas, llegar a nuestra escuela para transportarlos allá.

Por su parte, la madre de un estudiante de duodécimo grado de la escuela vocacional yaucana, mostró su temor de que los alumnos no reciban su certificación vocacional en mayo, pues deben completar unas horas presenciales de sus respectivos talleres. Y la situación que experimentan con los daños del plantel escolar ha limitado sus horas contacto a una vez por semana.

“El servicio se está dando, pero el tiempo se ha reducido a un día por taller y eso afecta las horas contacto que se requieren para que el estudiante obtenga ya sea su certificación vocacional o su diploma. Las clases vocacionales cuentan como créditos para poder graduarse de ese currículo vocacional”, expuso.

“Con las clases académicas no hay problema porque se pueden dar a distancia, pero los talleres se requieren que sean presenciales y los estudiantes requieren práctica… ahí es donde viene la complicación porque se rigen por los programas federales SkillsUSA. El temor de los padres es que los estudiantes se vayan a afectar a la hora de recibir la evaluación al no tener la manera de recibir los talleres”, concluyó.