Un grupo de maestros, que recientemente denunció las condiciones estructurales de la Escuela Ernesto Ramos Antonini en el barrio Cantera de Ponce, cuyas grietas delatan la severidad de los daños ocasionados por los terremotos del 2020, denunciaron que fueron reubicados en el sótano de otro plantel a donde los salones carecen de ventilación.

Se trata de la Escuela Rafael Pujals en el casco urbano de la Ciudad Señorial, desde donde se ofrecen las clases presenciales mediante la modalidad de ‘interlocking’. Los educadores, que fueron vocales por el riesgo que representaba aquel plantel para la seguridad de sus estudiantes, plantearon que están ahora en salones sin abanicos ni acondicionadores de aire.

Allí –aseguraron- no pueden abrir las ventanas, pues, algunas áreas tienen excremento de paloma, una situación que amenaza la salud de decenas de alumnos desde cuarto a octavo grado.

De hecho, muchos de estos niños no están vacunados contra el COVID-19 ya que no cuentan con la edad mínima para la inoculación, y, por protocolo del Departamento de Salud deben permanecer en el lugar desde que llegan a las 12:30 hasta que suena el timbre a las 5:00 de la tarde.

Primera Hora conversó con el maestro de Historia y Estudios Sociales y portavoz del grupo, Edgardo Alvarado Grau, quien narró el calvario al que están sometidos los educadores que revelaron públicamente la otra situación.

Según Alvarado Grau, la facultad está integrada por aproximadamente 38 maestros, de los cuales, siete están recibiendo tratamiento médico sicológico en el Fondo del Seguro del Estado.

“Al sol de hoy, no se reconoce por parte de la administración la seriedad a la que fuimos expuestos ni que eso que pasó allí fue una negligencia; en ningún momento se ha pedido ningún tipo de disculpa ni se ha mencionado nada. Nos encontramos ante una inseguridad, no solamente estructural...”, expuso.

“Actualmente, a las personas que denunciamos la situación, el equipo de cuarto a octavo grado, nos ubicaron en el sótano con pobre o ninguna ventilación en ninguno de los salones. Tenemos grupos que se encuentran en salones que ni siquiera aire acondicionado tenemos y los que tienen aire acondicionado, los maestros de la escuela receptora Rafael Pujals esconden, se llevan y guardan los controles de los aires acondicionados para que no se puedan prender”, lamentó sobre los roces que se han creado con los educadores de la escuela receptora.

Resaltó que el grupo de quinto grado está en un aula que no tiene ventanas, mientras que los de sexto grado se encuentran en “un salón que no se pueden abrir las ventanas porque tiene un palomar que ha ensuciado todo eso ahí y por los riesgos que representa el excremento de paloma”.

“De hecho, por el protocolo del Departamento de Salud no se pueden prender los aires porque tampoco tienen filtro y en esos salones tampoco hay abanicos de techo”, dijo.

Detalló que, los grupos asisten a clases presenciales dos días por semana; por ejemplo, unos acuden lunes y miércoles mientras que otros van martes y jueves.

“Ponce está teniendo temperaturas récord y el índice de calor aumenta, es más lo que se siente y sabes lo que es el maltrato de tener nenes sentados en la hora pico, que son las más calurosas. Los nenes están desesperados… locos por irse de ahí. Se quejan de calor, se le hace bien incómodo”, lamentó.

“A uno se le parte el alma ver cómo esos nenes cuestionan por qué ellos están pasando ese calor, cuánto tiempo ellos van a estar ahí. Estamos hablando de nenes entre 10 y 12 años”, reiteró.

De otra parte, Alvarado Grau, reveló que tampoco se les informa sobre el estatus del COVID-19 en el plantel.

“Esto es frustrante. No se nos dice nada o se nos entrega un informe semanal para saber si hubo o hay casos positivos de COVID o micoplasma y allí hubo un caso de micoplasma con una persona de la facultad. Al sol de hoy, a nadie le han preguntado si tuvo contacto con esa persona. No sé ni de qué grupo fue”, sostuvo.

Igualmente, destacó que la escuela no cuenta con el área de aislamiento que requiere el protocolo de Salud.

“No quieren darnos la opción de irnos virtual porque lo que están haciendo es un castigo, una reacción de revanchismo, de desquite. Realmente, yo me siento atropellado, yo siento que no se me valora nada del esfuerzo que hago por mi grupo, por mi escuela. Se nos está exponiendo con pleno conocimiento de la situación y no hacen nada”, admitió el docente quien lleva ocho años trabajando en esa escuela.

“Yo trabajo el grupo de Futuros Historiadores Deportivos, trabajo el programa Estudiante Legislador, con el modo de Sistema de Tribunales, a mí se me reconoció en el Senado por todo lo que hago y ¿qué es lo que recibo? atropellos y vejaciones porque estoy trabajando en un ambiente laboral pesado, hostil, donde veo una dejadez total de la administración, donde no se ve que se defienda ni a los niños ni a la facultad”, argumentó.

Igualmente, aseguró, que ha tratado de contactar al director de la Oficina Regional de Educación (ORE), Roberto Rodríguez, pero no ha tenido respuesta.

“Me sorprende que el Departamento de Educación permita que nosotros estemos pasando por esta situación, porque entiendo que sí, que había que reubicarnos de donde estábamos porque era un riesgo, un peligro. Pero, también tenían que ser responsables de reubicarnos en un sitio donde no estuviésemos pasando el peligro ni la exposición a COVID, micoplasma, influenza y todas esas enfermedades a las que estamos expuestos en un ambiente caluroso, de pobre o ninguna ventilación y también estemos pasando por todo esto con la facultad de la escuela donde estamos”, concluyó.

Superintendente regional rechaza imputaciones

Por su parte, el superintendente de la Región Educativa de Ponce, Roberto Rodríguez Santiago, rechazó las imputaciones hechas por el educador e insistió en que los salones cuentan con ventilación.

“Esta es una escuela histórica, no son unas ventanas como acostumbramos a ‘Miami’, son ventanas que abren hacia afuera. He tenido oportunidad de visitar esta escuela anteriormente y he visto que los salones que están en el sótano tienen ventilación, pero, de todas maneras, podemos cotejar el asunto si es que hay alguna variable que haya pasado recientemente que esté afectando el servicio académico”, puntualizó.

“Ante mi atención no han traído nada”, dijo, al asegurar que “este servidor no opera bajo esas circunstancias que usted está indicando. Yo opero para beneficio de nuestros estudiantes, mirando realmente dónde podemos tener un lugar viable para ofrecer servicio presencial”.

“Eso sería completamente especulativo, además, esta es una ubicación provisional temporera en lo que la escuela esté apta para poder operar nuevamente en su lugar que es lo que queremos… normalizar el servicio presencial hacia nuestros estudiantes y nuestras comunidades escolares”, argumentó al advertir que “nosotros trabajamos política abierta, si hay que algo que está mal, lo vamos a trabajar”.

Sobre el futuro de la Escuela Ernesto Ramos Antonini, el director regional de Educación en Ponce explicó que ya el plantel fue adjudicado para el proceso de reparación de columnas cortas.

“La directora está en amplio conocimiento de este proceso, así que esperemos que el mismo transcurra como un proceso ordinario de este tipo de reparaciones para que cuando nos entreguen la propiedad, esté en las condiciones óptimas para poder operar nuevamente”, apuntó.