Naguabo. Tan pronto se redujeron los efectos del huracán Fiona y hasta alrededor de las 10:00 p.m., la alcaldesa de este municipio, Miraidaliz Rosario Pagán, envió a su equipo de manejo de emergencias a tratar de despejar caminos con camiones y excavadoras, por lo que el lunes en la tarde ya casi todas las carreteras afectadas por el fenómeno estaban funcionando con normalidad.

Como en casi todo el litoral este de Puerto Rico, en esta ocasión las catástrofes fueron menores que en otras ocasiones, y aunque hubo momentos de crisis, no fueron tan agudos y se pudieron resolver con éxito rápidamente.

“Tuvimos mucha lluvia pero no en cantidades tan copiosas. Lo que sí es que fue constante por horas largas. Lloviznas y por momentos hubo viento fuerte. La marejada si fue fuerte y se afectó la zona de El Malecón, donde el mar entró”, manifestó Rosario Pagán, agregando que ya el lunes los comerciantes con apoyo del municipio ejecutaron un plan conjunto para limpiar la zona.

En el barrio Cubuy, por donde pasa la infame PR191, una montaña se derrumbó, cubrió una casa y arrastró dos autos, aunque los dos hermanos y el matrimonio afectados lograron salir a tiempo y no hubo pérdida de vidas.

Un sistema experimental de la UPR instalado en la montaña funcionó y detectó movimiento de terreno cuando empleados del municipio estaban en la escena. Un vecino del área que tiene un app en su teléfono conectado a ese sistema, sugirió que se movieran del lugar. Estos regresaron a la base, y justo cuando arribaron les llegó la información de que la montaña había colapsado.

“Esa carretera está bien peligrosa. Hay unas áreas que si caen dos o tres aguaceros más va a haber deslizamientos porque hay un área que tiene un declive bárbaro”, dijo la alcaldesa. “Hubo otros en la carretera, pero no afectaron casas”.

Lo que complica el asunto de ese barrio y sector es que es una zona donde habitan muchos adultos mayores, dijo la alcaldesa, quien agregó que le preocupa que suceda algo en la zona y no haya por dónde sacar a los residentes, pues el tráfico por la PR191, que cruza El Yunque hasta Río Grande, lleva años –o décadas- cerrada por su mal estado.

“Son bien peligrosas las partes altas como Cubuy, Higuerillo, Medianía, Brazo Seco…son partes susceptibles, y tienen comunidades que están bien altas”, agregó Rosario Pagán.

Los 10 refugiados que llegaron a la escuela designada por el municipio ya el lunes a las 2:00 p.m. habían regresado a sus residencias y eran muy pocas las carreteras bloqueadas. Por ejemplo, en una parte de la PR3 hay un árbol derrumbado sobre cablería, y hay deslizamientos en las carreteras PR973 y PR972.

En Naguabo hubo dos muertes no relacionadas al evento, una en el barrio Mariana y otro en el barrio Florida, que según la alcaldesa fueron por causas naturales. En la tarde del lunes el 100% del municipio continuaba sin electricidad mientras que alrededor de la mitad del municipio contaba con el servicio de agua potable.

El barrio Río y Brazo seco estuvieron incomunicados hasta el lunes porque el Río Blanco estaba fuera de su cauce. La alcaldesa dijo que en esta ocasión los estragos de la marejada ciclónica que no deja salir el agua hacia el mar no se dieron gracias a que se limpió la desembocadura en la zona de Tropical Beach, que en María vio acumulaciones de tres y cuatro pies de caudal del río que no podían salir al mar, provocando inundaciones severas.

“La mitigación ayudó a que el agua discurriera rápido y no se acumuló”, dijo Rosario Pagán.

Dijo que la falta de agua en el municipio es causada por plantas de bombeo sin energía y por turbidez. Solamente una persona tuvo que ser trasladada desde su hogar por condiciones de salud.

“Le doy gracias a Dios que no tuvimos que ir a ninguna comunidad a decir que teníamos que sacar personas”, finalizó.