La senadora independentista María de Lourdes Santiago ha compartido un aspecto muy íntimo de su faceta maternal: cómo ha tenido que lidiar con la percepción de la gente acerca de su hijo con síndrome de Asperger, una variante dentro del espectro del autismo, y lo que ha hecho para poder comprender el mundo como lo ve el niño de ocho años.

Su relato está contenido en un artículo publicado este mes en la Revista El Botiquín, de la Asociación de las Farmacias de la Comunidad. http://www.afcpr.net/images/botiquin/botiquin6.pdf

Santiago, la única legisladora del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) este cuatrienio, cuenta que José Julián recibió el diagnóstico a los cuatro años de edad.

“Así empezó para nuestra familia el proceso intenso y confuso del recorrido por médicos y terapeutas, la búsqueda de la escuela idónea y los ajustes para entender el mundo tal y como lo percibe mi hijo. En ese camino hemos encontrado de todo: promesas de curas milagrosas, felicitaciones por haber engendrado un “niño índigo”, maestras, sicólogas, terapeutas y siquiatras extraordinarias y claro, las declaraciones bien intencionadas pero a veces inoportunas de la gente: 'a tu hijo le pasa algo, ¿verdad?', 'esos niños son geniales en matemáticas', o '¿por qué habla con acento?”, confiesa la vicepresidenta del PIP.

La senadora apunta que esas expresiones son producto, en ocasiones, de lo que se ve sobre el autismo en los medios masivos de comunicación.

“Las respuestas no satisfacen las expectativas de los que han generado su impresión sobre el tema a base de películas como 'Extremely Loud, Incredibly Close', o la serie 'Big Bang Theory'. Lo que le pasa a mi niño es que tiene el Síndrome de Asperger (una variante dentro del espectro del autismo), no es un fenómeno ni en matemática ni en computación (le tocó heredar esa deficiencia mía) y sí, tiene una capacidad increíble para reproducir un diálogo con la pronunciación en la que lo escuchó”, explica Santiago.

En su escrito, describe a José Julián como un niño con “vocabulario extenso y complejo”, apasionado de la zoología y protector del medio ambiente. También menciona su sensibilidad.

“Además, su profundo sentido justiciero (típico de Aspergers) no deja de conmoverme; no encuentro respuesta para sus preguntas constantes sobre el por qué del sufrimiento de los niños con cáncer o en silla de ruedas, o por qué algunos contaminan el hábitat de las criaturas que tanto le fascinan”, dice la abogada