El salario mínimo vigente en Puerto Rico de $7.25 la hora se convierte en una paga neta de menos de mil dólares mensuales para muchos boricuas, entre ellos, estudiantes universitarios, lo que los coloca cerca del umbral de la pobreza.

La catedrática de Economía de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, Martha Quiñones Domínguez explicó que una persona que trabaja un promedio de 40 horas semanales por 52 semanas devenga unos $1,256.66 mensuales.  Sin embargo, con las deducciones de impuestos, seguro de accidentes, desempleo y el Seguro Social, la paga se puede reducir a unos $1,041.66 y si el trabajador aporta otros $100 al plan médico, el sueldo se le queda en $941.66 mensuales “casi cerca del umbral de la pobreza que es de $10 mil mensuales”, esbozó la economista.

Quiñones Domínguez subrayó que esto es sin contar “la erosión del salario mínimo” que en julio de este año el Negociado del Trabajo de Estados Unidos lo llevó a $6.19.  Recordó que muchos empleos en el gobierno son remunerados con el salario mínimo “o tal vez, un poquito más”.

“Según estos cálculos con datos que me proveen los estudiantes que estudian y trabajan, no se puede vivir. Muchos de ellos tienen ayuda de sus padres/madres que les proveen el alojamiento, otros no comen en todo el día para no gastar y están con el desayuno. Lo peor es que no ven esperanza para Puerto Rico”, dramatizó la expresidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico. 

“Señalan que es crítico cuando tienen enfermedades que deben invertir $200 en comprar medicamentos para asma y otros problemas de salud”, dijo para destacar que algunos estudiantes “recurren a que no los reporten trabajando para poder tener dinero adicional y que no les quiten la beca u otras ayudas”.  

Quiñones Domínguez apuntó, además, que el problema se complica con nuestro sistema de consumo. “La economía se sostiene con el consumo y el pago del Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU). Si no se consume la economía no se mueve, y por eso el Bono de Navidad es importante, es dinero que se inyecta en la economía”, sostuvo la también presidenta de las Mujeres Economistas.

Explicó que para sobrevivir con los $7.25 la hora, muchos de los trabajadores y trabajadoras tienen que optar por viviendas no apropiadas que le permitan reducir la renta de $400 a $100 mensuales cuando “la seguridad es crítica”.  También dijo que algunos padres y madres tienen que dejar de comer “para que los niños coman afectando su salud” y tienen que optar por no pagar medicamentos para ellos, de manera que sus hijos e hijas puedan tener algo adicional como una computadora para hacer sus trabajos.

La profesora de la UPR destacó igualmente que “esos ahorros se van cuando la escuela está más lejos y debes buscar quién los recoja, economizan en buscar un cuido barato que casi siempre es sin papeles y a riesgo de los niños y niñas, casi siempre el sacrificio es a favor de los niños y niñas, buscar que se entretengan, pero los padres y madres tienen dos o tres empleos para cuadrar”.

Dijo que el tener más de un trabajo para subsistir les resta tiempo con sus hijos e hijas y muchas veces, estos trabajadores y trabajadoras se privan de disfrutar en familia, del cine, de salir a compartir y cuando lo hacen, dejan de pagar la luz, el agua, o la renta. Tampoco pueden comprar casa, vacacionar, y no pueden ahorrar, lo que es clave para afrontar los gastos.

“Se privan de calidad de vida, de salud y hasta de comprar artículos necesarios, buscan los especiales, y sufren cuando los hijos e hijas son diferentes en la escuela cosa que causa el acoso escolar, las burlas”, detalló Quiñones Domínguez.

Mencionó como ejemplos, que en el Recinto de Ciencias Médicas en la UPR la convocatoria para Asistente Administrativo III dice que el salario básico es de $1,335 por jornada completa de 37.5 horas semanales y para Asistente Dental II es de $1,270 por jornada completa de 37.5 horas. “Para aceptar estos salarios les deben ofrecer beneficios marginales, como plan médico, retiro y otras prestaciones”, agregó.