Si bien es cierto que la pérdida de un ser querido siempre es dolorosa, el sufrimiento se puede convertir en un trauma cuando la muerte ha sido súbita y provocada por otra persona, no importa si fue intencionalmente o producto de una acción negligente.

Según el psicólogo clínico Alfonso Martínez Taboas, es más difícil manejar una muerte repentina porque no ha habido tiempo para prepararse.

“Cuando la muerte no es por algún evento natural es más difícil de asimilar porque puede ser que los hayas visto hace unas horas y no te explicas cómo sucedió”, analizó el catedrático de la Universidad Carlos Albizu.

En el caso de la periodista Camille Rodríguez, cuyos hijos murieron cuando su auto fue impactado, Martínez Taboas considera que debe estar preguntándose muchos por qué.

“Le debe estar buscando significado a esto; es un proceso que puede durar meses, años, y depende de la ayuda que reciba para poder poner las piezas en su sitio”, declaró.

Si además de inesperada la muerte es consecuencia directa de la actuación de alguien, el dolor entonces viene acompañado de otras emociones.

“No es lo mismo que muera alguien porque estaba viejito o porque tenía la presión alta. Cuando uno mata a otro porque estaba guiando borracho o fue irresponsable es más difícil. Levanta muchas emociones dañinas y, obviamente, la salud mental puede que se afecte”, explicó Martínez Taboas, quien estimó que un 30 por ciento de las personas pueden manifestar un trastorno postraumático después de experimentar la pérdida de un ser querido en circunstancias no naturales.

El psicólogo añadió que es posible, incluso, que la persona no lo supere nunca. En los casos en que la muerte es causada intencionalmente, los cuestionamientos se duplican. “Uno se pregunta cómo es posible que otro ser humano haga cosas espantosas”, declaró.

“Si fue un árbol que le cayó o un terremoto, pues uno sabe que la naturaleza es así, pero si hablamos de un crimen, todo se agudiza”, aseguró.

Acerca del perdón, el psicólogo clínico mencionó que es la única manera de liberarse de la carga.

“El perdón libera a quien lo siente, pero hay gente que no puede perdonar porque sienten que se alían con lo que hizo el otro”.