La pesadilla del huracán María (2017) es para muchas familias puertorriqueñas una realidad que parece no tener fin y, en el caso del matrimonio Castillo Padró, las cicatrices que dejó el fenómeno atmosférico representan al día de hoy un peligro constante de seguridad.

A partir de ese entonces y de los terremotos que afectaron la isla en el 2020, la infraestructura del hogar en el sector Julia de Burgos de barrio Santa Cruz del municipio de Carolina, ha sufrido severos daños que se suman a las diversas afecciones de salud de la pareja de ancianos, compuesta por Alejandro Castillo y Ana Padró, de 83 y 70 años, respectivamente.

Múltiples filtraciones en el techo hacen de cada evento de lluvia una escena de terror cuando el agua entra a la residencia por los receptáculos, asunto que mantiene a Padró en ansiedad y en eterna faena de colocar cubos y envases en cada una de las goteras.

El matrimonio, unido por 54 años, hace frente, además, a diversas situaciones de salud.
El matrimonio, unido por 54 años, hace frente, además, a diversas situaciones de salud. (Carlos Giusti/Staff)

“El huracán arrancó el tratamiento que tenía el techo. Eso es terrible. Desde María para acá es muy tensa la situación”, comienza a relatar la señora, quien padece de apnea del sueño, artritis degenerativa y posee prótesis en ambas rodillas debido a las caídas sufridas relacionadas a las filtraciones.

“Tengo mucho miedo a volverme a caer. Necesito que ese techo se arregle para no resbalar más y caerme, porque he estado en el hospital dos veces que mi hijo me ha llevado y estoy operada de las rodillas por las caídas que me he dado aquí”, expresó Padró como su prioridad.

En el momento de la emergencia por el huracán, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) le otorgó al matrimonio $900 de ayuda inmediata ya que no cualificaban para un préstamo a largo plazo, y de los $1,200 adicionales que la entidad federal les dio como incentivo para la compra de materiales para el sellado de techos, solo alcanzó para la mitad de las reparaciones.

Debido a las deterioradas condiciones en las cuales se encuentra el techo de la estructura, el sistema eléctrico colapsó parcialmente, por lo que la pareja tiene que utilizar una extensión para alimentar los enseres básicos de uso doméstico y de mantenimiento de salud.

“Ese es otro asunto que necesito urgentemente. Tengo una máquina ‘del sueño’ que me la recetó el cardiólogo por mi condición y tengo que estar enchufando y desenchufando y entonces a veces la luz se va y me quedo sin ese tratamiento… pero tengo que usar esa máquina todas las noches” explica quien por dos décadas fungió como ama de llaves en la corporación de Trujillo Alto para sostener los gastos hogareños desde que su esposo enfermó gravemente de los nervios en el 1983.

Las filtraciones, entre otros problemas, hacen de la estructura una insegura.
Las filtraciones, entre otros problemas, hacen de la estructura una insegura. (Carlos Giusti/Staff)

Antes de ese diagnóstico, según trascendió en el segmento “Revive la Esperanza” que se transmite por el programa “Día a Día” de Telemundo y que cuenta con la colaboración de Primera Hora y MCS Foundation, el hombre trabajó toda su vida como albañil y carpintero, destrezas que pudo aplicar parcialmente en la reconstrucción de la deteriorada vivienda.

“Yo nací aquí por comadrona en una choza que estaba aquí al lado”, señaló por su parte don Alejandro a un punto del patio. Junto a doña Ana llevan 54 años de casados, tiempo en el cual procrearon cuatro hijos y adoptaron un varón.

“Ellos nos ayudan cada vez que los necesitamos, pero viven lejos de aquí y tienen sus familias que atender. Esto del techo y la electricidad se puede solucionar con un préstamo, pero me lo han negado por la edad que tengo y porque no tengo cómo pagarlo”, lamentó Castillo, quien además de su condición neurológica, es paciente de diabetes tipo 2, artritis y bipolaridad.

En la necesidad de buscar una mejor calidad de vida, el matrimonio contrató los servicios de un perito electricista, pero el dinero que ambos generan del Seguro Social no alcanza para las obras que se necesitan hacer. Los contantes bajones de luz, aseguran, dañaron neveras, televisores y otros equipos eléctricos.

Conectan equipo médico a una extensión para poder utilizarlos.
Conectan equipo médico a una extensión para poder utilizarlos. (Carlos Giusti/Staff)

La lucha para salir adelante es constante para esta pareja de ancianos que, entre frustraciones y penurias, solo tienen la esperanza cifrada en la bondad ciudadana y celestial para disfrutar dignamente de su hogar.

“La fe es infinita. Yo espero este año que las cosas mejoren; mucha salud que es lo principal. Espero la ayuda porque esto está bien malo, las cosas están cada día más caras y difíciles de conseguir, pero tengo fe en el Padre Celestial que, a pesar de todas estas situaciones, no nos abandonará”, concluyó por su parte Padró.

Quien desee ayudar al matrimonio, y a otros casos reseñados en Revive la Esperanza y Primera Hora, puede escribir a revivelaesperanzapr @gmail.com, o a través de WhatsApp al número: 787-505-7575. De igual manera, puede hacer contacto para dar a conocer algún caso que necesite de esta ayuda.

No solamente el techo necesita reparaciones, también el piso.
No solamente el techo necesita reparaciones, también el piso. (Carlos Giusti/Staff)