DORADO.- “Lo más que yo necesito es una casa. Aunque sea un rancho. Pero, por lo menos, un lugar donde no me moje”.

A casi un mes del despiadado paso del huracán María por nuestra zona, Hilda Luz Sierra, de 77 años, pasa sus días y sus noches en la única habitación de su vivienda, en el barrio Santa Rosa de este municipio, que quedó en pie.

Durante los días de lluvia, como hoy, el agua se acumula en lugares donde antes ubicaban la sala, la cocina y otros cuartos. Los aguaceros penetran, incluso, la habitación -en cemento- a la que quedó reducida la humilde estructura, también elaborado con madera y zinc.

Hoy, 25 días después del ciclón, Hilda y su esposo, José M. Melecio, de 80, no han recibido ni siquiera un toldo con qué proteger sus pocas pertenencias.

“El que tiene y empuja, a ese lo atienden primero. El pobre es último, ahora, después y siempre. Lo único bueno que puede tener el pobre es la honradez y la decencia”, replicó José, quien carece de la visión, a preguntas sobre si había recibido la asistencia de la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).

Hilda reconoció que, en ocasiones, toma tiempo para observar lo que quedó de la casita y llorar. Dijo estar convencida de que su pérdida es parte de un ‘plan divino’. 

Mientras, José, también amparado en la esperanza, confía en poder reconstruir la vivienda, pero esta vez en cemento.

“Me dio trabajo construirla. Trabajar día a día, sol a sol, para juntar unos chavitos para buscar un carpintero y empezar a hacerla. No fue fácil”, rememoró.

A solo minutos del hogar de Hilda y José, las autoridades federales -encabezada por personal de Negociado federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés)- repartían en el barrio Maguayo un puñado de toldos sencillos. El operativo se produjo sin notificación previa. Hilda y José nunca supieron de la entrega.

El contingente tenía disponible solo 30 toldos y todos fueron entregados rápidamente, precisó Elizabeth Bowditch, del FBI.

Cifras del Departamento de Vivienda federal y FEMA apuntan a que de 25,000 a 30,000 viviendas fueron destruidas totalmente por María. Según publicado hoy por El Nuevo Día, otros análisis coinciden en que la cantidad de casas con daños parciales asciende a 250,000.

Sin embargo, el director de FEMA en Puerto Rico, Alejandro de la Campa, reconoció el pasado viernes que no había, ni en Puerto Rico ni en Estados Unidos, inventario de toldos suficiente para atender la emergencia. Precisó, que, como consecuencia de los daños dejados por el huracán Harvey en Texas y el huracán Irma en Florida, los almacenes de los toldos especiales no tenían suficientes reservas para enviar de inmediato a la Isla.

La agencia federal informó hoy, a través de su portavoz de prensa local, Deliris Aquino, que han distribuido 38,518 toldos sencillos alrededor de la Isla.

Mientras que el Cuerpo de Ingenieros han instalado hasta hoy 429 lonas de mayor resistencia. Asimismo, cuentan con 3,799 autorizaciones de propietarios de viviendas para proceder a la instalación de las cubiertas.