Un grupo de médicos y enfermeras de Puerto Rico viajará a Camerún, África, para trabajar en un poblado pobre en la región selvática, donde predominan la malaria, el parasitismo y el VIH/sida.

Manuel Castillo, especialista en cirugía de tumores, estará del 7 al 28 de mayo en una misión de las Siervas de María en el poblado de Widikum, Camerún, junto a otros dos médicos, una enfermera y una técnica de rayos X. Explicó que Widikum está ubicado en la selva, a unas 18 horas en carro de la ciudad portuaria Douala, adonde llegará la misión. Llevarán medicamentos, instrumentos médicos, ropa, libros para los niños y comida seca.

En Widikum viven unas 8,000 personas que carecen de agua, electricidad y comida. Residen en chozas fabricadas con bloques de lodo y un techo de hojas de palma. Castillo viajó por primera vez a Camerún en octubre pasado, y, anteriormente, participó en misiones médicas en India y Haití.

“La vasta mayoría de la población ha tenido malaria; una cantidad extraordinaria tiene filaria (un parásito), y el problema del VIH es tremendo. También hay mucha gente quemada, porque, como no tienen electricidad, cocinan con fogones y tienen muchos accidentes”, dijo Castillo a PRIMERA HORA.

Explicó que en la filaria los parásitos a veces llegan hasta los ojos. La gente ve “serpientes”, y cree que tiene “demonios”. Castillo indicó que los médicos tradicionales –algunos los llaman médicos brujos– atienden a los pacientes usando plantas, troncos de distintos tipos de árboles y algunos animales, como las lapas. Estos médicos están reconocidos por el Estado.

Camerún está en el oeste de África. Tiene 475,440 kilómetros cuadrados (Puerto Rico tiene 5,000) y es un poco más grande que California. Según datos del Gobierno de Estados Unidos, tiene unos 18 millones de habitantes, la expectativa de vida es de 53 años y la tasa de desempleo es de 30%. El inglés y el francés son los dos idiomas oficiales, pero se hablan cientos de dialectos e idiomas nativos. El 40% de los habitantes profesa la religión cristiana, el 20% es musulmán y el 40% pertenece a distintas religiones nacionales.

En la última visita, Castillo operó a personas con tumores gigantescos en la tiroide –lo que, asegura, es muy común por la deficiencia de yodo– y a personas desfiguradas luego de haberse quemado. Recordó que operó a un hombre que no había podido cerrar los ojos desde los 11 años –que finalmente pudo descansar los párpados–, y a una mujer que tenía la quijada pegada al pecho desde los nueve años.

“Es increíble ver cómo estas personas toleran la cirugía con anestesia local y un poco de sedación sin quejarse”, indicó el cirujano, conmovido. No hay ni anestesia general ni el equipo para ponerla en Widikum.

En el poblado, Castillo saludó a los jefes de los clanes como parte de un protocolo para ser aceptado. Los médicos tradicionales también lo visitaron e intercambiaron información. Al médico le interesa llevar cuchillos desechables, porque asegura que uno de los modos de propagación de VIH es mediante los cuchillos que usan los médicos del pueblo para curar a los pacientes. Generalmente, usan los mismos cuchillos con distintos pacientes, y, para limpiarlos, solamente los pasan por una “planta de plátano”.

La misión trabajará en un hospital humilde que administran las monjas de las Siervas de María. En este centro hay salas pequeñas de partos, de operaciones y de emergencias. Hacen maravillas con lo poco que tienen.

“Mi intención es lograr una masa crítica de individuos, corporaciones e iglesias que colaboren con esta misión. Una vez logre eso, seguiré trabajando en otra parte donde me necesiten”, dijo Castillo.

Para colaborar con esta misión se puede comunicar al (787) 479-3952 o al (787) 793-0812.