A 24 años de su implantación, la Ley para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica aún confronta, aunque en menor escala, la resistencia de quienes se supone se encarguen de hacerla valer.

“Lo más que necesita la Ley 54 es que las agencias de gobierno asuman su responsabilidad en la implantación de la Ley; educación y supervisión de funcionarios y funcionarias en el día a día de atender a las personas que van a pedir protección”, señaló la directora ejecutiva de Matria, Amárilis Pagán Jiménez.

Según la abogada feminista, el problema que ha habido con el estatuto ha sido mayormente por la resistencia de jueces, fiscales y policías que no hacen “lo que se tiene que hacer”.

Los cambios positivos que Pagán Jimémez ha observado en la ley del 15 de agosto de 1989 los atribuye al activismo de sectores que trabajan por el bienestar de las mujeres y a iniciativas de la procuraduría de las Mujeres cuando era dirigida por María Dolores Fernós.

“Si la Ley se hubiera aprobado y dejado suelta, probablemente todavía tendríamos el problema”, dijo refiriéndose a la oposición obstinada del principio.

Para la licenciada, en estos momentos el gran reto que existe es lograr que se ejecute la Ley 23, que enmendó la Ley 54 para incluir la protección que ésta ofrece a todas las personas “sin importar estado civil, orientación sexual, identidad de género o estatus migratorio”.

“Radicar una denuncia puede implicar salir del clóset y no todo el mundo está preparado para enfrentar el sistema”, indicó al adelantar que hay que educar a abogados y policías no solamente en aspectos legales, sino en los sicosociales.

Verónica Rivera, presidenta de la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados, destacó que la Ley 54 es una herramienta de derechos humanos que puede cambiar positivamente la vida de la víctima y elogió que explícitamente incluya a personas casadas cuyo agresor no sea su pareja legal.

“Se lograron esas enmiendas a pesar de la resistencia. En los tribunales estamos bien alertas y yo confío en que el Tribunal está administrado por personas bien conscientes”, sostuvo.

Ahora, para ver un cambio trascendental, Rivera señaló que es indispensable la educación con perspectiva de género en las escuelas.