María sacudió sus rutinas y los obligó a la necesidad, pero tener vida y un plato caliente es más que un aliciente para los arecibeños que llegan hasta la plaza de recreo Luis Muñoz Rivera, donde la administración levantó un gran comedor al aire libre.

Uno de los que aprovecha el servicio es don Ángel Luis Roca Rivera, natural de Utuado, quien pasó el huracán en Arecibo en su guagua. Al momento se ha quedado deambulando en las calles del municipio donde recientemente pasó un gran susto cuando fue golpeado por malechores que intentaban despojarlo de dinero que no tenía.

Era la segunda ocasión que se acercaba al comedor, pero aseguró que “vamos a tener que seguir viniendo, porque va escasear la comida y nos vamos a ver muy mal”, apuntó.

Como don Ángel son miles las personas que se acercan diariamente a la plaza para buscar su plato de comida.

“Esto es gratis. Arroz Rico nos ayudó con el arroz. Empresas están dando cosas. Todo lo que nos den y quieran llevar para cocinar es bienvenido. Hago una invitación a las demás empresas para que nos ayude también”, indicó el alcalde Carlos Molina sobre el espacio al que se unieron cocineros municipales y voluntarios de agencias gubernamentales.

Desde el pasado miércoles al presente, se han atendido más de ocho mil personas. Hiram Cruz, director de Turismo del Municipio de Arecibo, señaló que la intención de la administración es que el comedor continúe pero dependerá de obtener más víveres 

“Hoy, (3 de octubre) es el día que menos participación ha habido en nuestra plaza, pero hasta la última persona que esté en la plaza pública comerá caliente”, estableció Cruz.

Sandra Mercado es otra de las residentes que se acercó junto a otros residentes de la urbanización del Vista del Atlántico porque perdió todo lo que tenía de alimento.

“Por lo menos me suple el almuerzo y las merienditas”, indicó Mercado, quien también se acercaba al comedor por segunda ocasión. 

Mientras, Trizbeth Santiago Lugo del barrio Islote, una zona donde actualmente es difícil conseguir agua y más complicado hacer comida, dijo que cayó en la fila por casualidad.

“Como en esta zona hay agua, en nuestra búsqueda nos topamos con la repartición de almuerzo”, sostuvo Trizbeth, quien esperaba en fila junto a su esposo y su progenitora.