Aguadilla. El llanto desconsolado de Sonia Maldonado, la madre los tres hermanos que fallecieron el pasado 12 de octubre en un aparatoso accidente en la carretera PR-2 de este municipio, interrumpió el silencio que predominaba en el cementerio Paraíso al Cielo, justo en el momento en que los cuerpos de sus hijos eran enterrados.

Sus gritos llamando a Edgard, Abileidys y Abigail Morales Maldonado, de 15, 17 y 20 años, respectivamente, estremecieron a los que allí llegaron para acompañar a la familia en tan doloroso momento.

“Señor, ¿por qué me los quitaste? ¿Por qué no me llevaste a mí?”, exclamaba entre llantos mientras los féretros de sus hijos eran enterrados.

El trío de hermanos murió la noche del 12 de octubre cuando el vehículo Nizzan Versa en que viajaban y que conducía su mamá, realizó un viraje indebido en la carretera PR-2 y fueron impactados por otro auto Volkswagen Jetta que transitaba en aparente exceso de velocidad.

Los tres hermanos murieron en el acto. Su padre, Edgard Morales, también resultó con fracturas y golpes en distintas partes del cuerpo y fue trasladado en condición delicada al Centro Médico de Río Piedras.

El conductor del auto que los impactó y su acompañante, también fueron recluidos, aunque ya fueron dados de alta.

Los cuerpos de los hermanos Abigail, Abileidys y Edgard Morales Maldonado, fallecidos en un aparatoso accidente en Aguadilla, fueron despedidos por familiares y allegados antes de recibir cristiana sepultura.

Pasadas las 12:30 p.m. la comitiva fúnebre salió rumbo al cementerio, donde otra multitud los esperaba. Los reverendos Heriberto Luciano, pastor de la Iglesia Andando en Fe, donde estaban congregados los hermanos, y el reverendo Gerardo Arroyo, quien fungió como portavoz de la familia, tuvieron a cargo las palabras de duelo.

“En lo humano, nos duele. Ya no los veré más entrar por la iglesia y no estarán con nosotros. Pero sabemos que hoy descansan y están en un mejor lugar”, sostuvo Luciano con voz entrecortada.

“Cuando allá (en el cielo) se pase lista, estos tres jóvenes levantarán la mano y (dirán) estamos aquí. Abigaíl, Abileidys y Edgard cumplieron su trabajo en la tierra”, expresó Arroyo quien, en nombre de la familia, agradeció el apoyo de los presentes.

Camino a ser enterrados, los compañeros de Edgard del equipo de béisbol juvenil de Moca, cargaron el féretro y, justo antes de ser enterrado, celebraron una sencilla pero emotiva ceremonia en el que llamaban en voz alta cada uno de los jugadores del equipo, quienes respondían “Presente”. Hasta que el nombre de Edgard Morales Maldonado fue mencionado y todos sus compañeros respondieron “Ausente” porque “se fue a morar con el Señor”.

Fue entonces que se suscitó el momento más emotivo de la tarde, cuando los padres y demás familiares, despidieron a los hermanos.

“¡Ay Abigaíl, mi guerrera! Te amo”, gritaba la mamá de las víctimas, mientras el féretro de su hija mayor, junto al cuerpo del hijo que esperaba, Abraham, bajaban a tierra.

El padre del niño que nunca nació, José Fernández, también lucía muy afectado y fue necesario asistirlo mientras se alejaba del cementerio.

Globos y palomas blancas fueron lanzadas al cielo, mientras la mamá de las víctimas se despidió de sus retoños lanzándole flores a sus ataúdes.

“Mis días serán oscuros sin ustedes. Mis hijos, los amo”, gritó entre llantos.