De niña, recorrió cada espacio de la humilde comunidad que la vio nacer, el barrio Llanadas. No ostentó lujos; en cambio, atesoró la fortuna de las enseñanzas y valores que le inculcó su familia hasta convertirse en la querida Misis Varela, quien –con amor y entrega a su carrera-, ha tocado cientos de vidas en el municipio de Isabela.

Son muchas las experiencias que la maestra Damarys Varela Vélez puede contar sobre su trayectoria en el Departamento de Educación (DE) de Puerto Rico, donde comenzó labores como educadora hace casi 22 años y cuyo compromiso con sus estudiantes la llevó a explorar nuevos rumbos hasta convertirse en Gerente de Operaciones del Instituto de Desarrollo Profesional y Relaciones con la Universidad de la agencia.

Al destacar cada anécdota, sonríe y reitera que ama el servicio. “Me crié en un sector humilde con mis hermanos; tuve una abuela y unos padres luchadores. Mi mamá se levantaba a las 6:00 de la mañana y yo, jamás olvido, que ella hacía un sándwich, lo sellaba en aluminio y esa era la comida que se llevaba para la fábrica en la que trabajaba cociendo zapatos. Mi papá era guardia penal”, dijo Misis Varela quien ostenta un doctorado en Currículo y Enseñanza de la Pontificia Universidad Católica, una maestría en Sicología Industrial Organizacional, entre muchas otras preparaciones y certificados.

Por casi una década, la maestra recorrió 9 escuelas de Isabela; entre ellas, la Heriberto Domenech, la Antonio Geigel Paredes y la Manuel Corchado y Juarbe, un centenario plantel que marcó el inicio de una transformación en su carrera profesional.

“Era maestra de educación especial; yo tenía una covacha porque el maestro de educación especial tenía que ir a la covacha y ahí yo comienzo a escribir y lo primero que logré fue que me dieran un salón, pero ¿qué pasó? Yo quería más para mis estudiantes. Entonces, hago una propuesta, la envío a la Región Educativa de Mayagüez y me dan $15,000. Yo no podía creerlo. Con ese dinero mi salón se transformó. También, de mis chavitos, compré un aire acondicionado, mientras trabajaba con los alumnos lo que era la meditación y el respeto”, destacó la educadora.

“En la escuela recibía muchos estudiantes que tenían sus condiciones… de padres económicamente pobres… a mí me encantaba porque entonces yo le daba un servicio académico terapéutico, porque yo usaba todo tipo de terapia para darle en mi salón y tengo grandes historias de lo que fue esa educación ahí, en esa escuela Corchado”, agregó.

Sin embargo, su vida cambió de rumbo cuando –una baja en la matrícula de ese plantel- obligó su traslado a una escuela superior. “Lloré mucho porque no me quería ir, pero asumí el cambio para la escuela Heriberto Domenech porque Dios hace las cosas perfectas. Allí tuve nuevas experiencias con el cuarto año”, recordó con nostalgia.

Y, mientras continuaba su faena, Misis Varela se mantenía activa en organizaciones sociales como el Club de Leones, el Club Altrusa; la organización Los Santos Inocentes, entre otras.

Pero a Misis Varela le esperaba otra encomienda. Fue contratada como Decana en una universidad privada. Luego de probarse en el cargo durante tres años, regresó a su lugar, el DE. “Envié mi resumé, me llaman a entrevista y, luego del huracán María, fui escogida como Secretaria Auxiliar del Instituto de Desarrollo Profesional; una gran sorpresa para mí y acepté el reto”, destacó.

Más adelante fue nombrada Gerente de Operaciones del Instituto de Desarrollo Profesional y Relaciones con la Universidad del DE. Actualmente forma parte, además, de un grupo de investigadores de Universidades como Toronto en Canadá, MIT, J-PAL y otras.

Y, ¿cuáles han sido los principales retos que ha enfrentado? “Lograr tener en el portal del empleado el sistema de Desarrollo Profesional Digitalizado llamado Sistema Organizacional para el Desarrollo Profesional Digitalizado. Los 40,000 empleados tienen opciones de entrar ahí, solicitar adiestramiento, ver sus transcripciones de créditos, entre otros avances”, manifestó.

“Creo que entre los logros tenemos la identificación de los fondos que otorga la Junta de Supervisión Fiscal a la Universidad de Puerto Rico para crear el proyecto Profesionalización Acelerada, donde entonces los empleados –actualmente-, se benefician de 18 a 21 créditos universitarios que se les pagan y que, si un maestro de matemáticas necesita esos créditos para certificarse, pues se le pagan”, abundó.

¿Cuál ha sido la mayor lección de vida?, preguntó este medio. “La que me inculcaron mis padres: ‘nunca pierdas la fe, lucha, estudia y haz el bien’. Por todo eso es que he aceptado grandes retos profesionales. Pero, siempre seré la maestra, la que ama enseñar, la que le apasiona servir y polinizar vidas”, concluyó Miss Varela.