Misterioso origen de la sepultura

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Su devoción divina probablemente medió en su privilegiada sepultura en la Catedral de San Juan Bautista. Pero, algunas circunstancias que rodean el osario de las dos osamentas descubiertas el pasado martes sientan las bases para un misterio que podría ser sumamente difícil de descifrar.
Las mismas dos osamentas halladas esta semana en la Catedral ya habían sido encontradas en la década de los 60 por un sacerdote húngaro.
De datos aportados a la Iglesia por otros sacerdotes que fueron asignados a la Catedral, el párroco húngaro se topó con los cadáveres cuando intentó abrir una pared para facilitar una salida al exterior. Aparentemente, se selló el hueco con una pared falsa para no profanar los cadáveres.
“Pero esto es algo nuevo para nosotros ”, sostuvo monseñor José Emilio Cummings, encargado de la Catedral, refiriéndose al lugar donde fueron encontradas las osamentas y la posibilidad de que no hubiesen pertenecido al clero por la falta de las vestimentas que usaban los prelados sepultados.
El martes pasado, un sacristán -y no obreros como originalmente se había reportado- encontró los huesos cuando raspaba las paredes de una de las capillas laterales de la Catedral donde estuvo una figura del Niño Jesús.
Sobre lo que aparentaba ser una pequeña montaña de escombros y ante un dibujo de una calavera corsaria en una pared original de la Catedral, se descubrieron los dos cráneos, uno de ellos boca abajo, y huesos que aparentaban estar entrelazados, en forma de abrazo.
“Estaba raspando la pared para pintarla cuando se movió un bloque. Cayó y encontré los dos cadáveres cuando miré hacia adentro. Todavía estoy sorprendido por lo que vi”, sostuvo el sacristán Miguel Martínez, quien se proponía pintar la pared falsa al momento de hacer el hallazgo.
El estacionamiento de la Catedral, así como los terrenos contiguos a la estructura, fueron utilizados por cientos de años como un camposanto. Pero, sólo el clero o figuras influyentes favorecidas por la Iglesia Católica fueron sepultadas dentro de la Catedral y otras estructuras de la Iglesia hasta que en el siglo 19 se desistió de la práctica debido a un movimiento que instaba por ritos que salvaguardaran la salud de los habitantes ante cadáveres que podrían generar enfermedades y plagas. Esto dio pie a la construcción de numerosos cementerios en Puerto Rico.
Ayer, el antropólogo forense Edwin Crespo, quien ha realizado estudios de osamentas de la época colonial, hizo una inspección del lugar donde fueron encontrados los cuerpos junto al monseñor y las encontró en buen estado.
Conocer la identidad de los difuntos podría ser sumamente cuesta arriba ya que muchos de los archivos de los ritos que se llevaron a cabo en la Catedral no están ordenados cronológicamente, según sostuvo Cummings.
El arzobispo Roberto González Nieves aún no ha decidido si se extraerán las osamentas para cristiana sepultura, aunque ésta parece ser la opción que ha ido cobrando más fuerza entre feligreses que componen una comisión para llevar a cabo los trabajos de restauración dentro de las iglesias.
Entretanto, se barajan varias hipótesis en torno a la identidad de los difuntos, ya que podrían tratarse de canónigos o miembros de una hermandad de devotos.
Al menos cuatro décadas han transcurrido antes de que otro ser humano se topara con estos huesos entre las paredes de Catedral.
Un cuidadoso estudio del conjunto de huesos podría arrojar pistas sobre el origen del osario en la Catedral, cuya construcción comenzó en 1521 y que es considerada por algunos historiadores como la segunda catedral más antigua de todo el hemisferio occidental.
A pesar de que no es inusual encontrar osamentas en estructuras de la Iglesia Católica construidas antes del siglo 19, el hallazgo tiene un importante valor histórico, antropológico y científico, ya que pocos son los estudios que se han realizado sobre osamentas del periodo colonial español en Puerto Rico ante la escasez de fondos públicos y privados para llevar a cabo los análisis.
En Puerto Rico, otras osamentas de la época colonial han sido encontradas en la Catedral de Mayagüez, en el casco urbano de Guayama y en los alrededores de la Iglesia de San Antonio de Padua de la Tuna en Isabela. De los estudios antropológicos forenses de los huesos se han podido comprobar las prácticas funerarias de los habitantes coloniales, así como sus actividades físicas y enfermedades. “La importancia que tienen este tipo de hallazgo es que nos puede ofrecer información sobre las características de la vida de los habitantes durante ese periodo histórico. Del periodo colonial español, lamentablemente no se han hecho estudios suficientes”, sostuvo Crespo.