Este wikén muchos se darán la última gozadita en la playa como parte de las aventuras del cierre del verano antes del back to school. Pero ojo, tenga mucho cuidado porque  es probable que  alguna medusa entorpezca su pasadía con una lastimosa picadura pues podrían estar en proceso de anidaje entre el 8 y el 11 de agosto.

Esta es la advertencia que está haciendo a través de redes sociales como Facebook Diana Margarita Emmanuelli, quien  ha participado de investigaciones sobre  la prevalencia de las medusas en Puerto Rico, zona en la que se conoce la existencia de al menos seis especies de aguavivas, como se le conocen comúnmente a este animal marino.

El interés de Emmanuelli por los también llamados box jellyfish surgió hace un par de años luego que fuera víctima de una picadura de este invertebrado durante un pasadía en la reserva de la isla de Caja de Muerto, en Ponce, donde abunda la especie Alatina Alata (Carybdea Alata). 

Así lo indicó a Primera Hora, quien describió la experiencia como una “extremadamente dolorosa”.

“Estuve dos semanas malita de cama. Nada me aliviaba el dolor y tuve que recurrir varias veces a la sala de emergencia... estuve como un mes y medio con problemas del sistema neurológico a causa del veneno que produce esta especie particular de medusa (Alatina Alata)”, explicó.

Este tipo de aguaviva es reconocida por tener uno de los venenos más fuertes en la fauna marina. La toxicidad del químico que suelta al picar es a base de proteínas que buscan paralizar a sus presas causando un efecto conocido como el Irukandji syndrome. Entre los síntomas se destaca taquicardia severa, náuseas, mareos, problemas respiratorios y, en casos severos, puede causar la muerte.

Dadas las circunstancias dentro de su crisis de salud Emmanuelli se comunicó con la doctora en bioquímica Angel Anne Smith, conocida también como Angel Yanagijara, quien lleva más de 15 años estudiando las medusas en diversas partes del mundo. De hecho, la mujer desarrolló un tratamiento que funciona como antídoto para las picaduras del animal marino. La efectividad del antídoto fue comprobada por Emmanuelli, quien asegura haber mejorado con los productos. 

“Tras conocer de mi caso la doctora se interesó en venir a Puerto Rico, pues precisamente el primer estudio del ciclo de vida de las medusas fue conducido por profesores y estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez”, detalló Emmanuelli.

Tras conseguir fondos para investigación, la doctora Yanagijara llegó a Puerto Rico,  donde realizó un estudio -con la ayuda y testimonio de Emmanuelli- dirigido a analizar el ciclo de vida de la Alatina Alata en el área de Caja de Muerto.

Las investigaciones realizadas por la mujer la llevan a concluir que esta especie de medusa anida en las costas de  varias de nuestras playas entre ocho y 12 días después de cada luna llena. Así las cosas, el plan fue anclarse en la playa de Ponce durante ese periodo, para enero de 2015.

“Allí, al noveno día después de la luna llena, a eso de las 2:00 de la madrugada, pudimos ver el proceso de anidaje. Las medusas estaban por todas partes”, explicó Emmanuelli, quien ayudó en el proceso de recoger algunos de los ejemplares, a los cuales se les extrajo veneno con el fin de mejorar el antídoto realizado por la doctora Yanagijara.

También, asegura, se tomaron varias fotografías de las especies y se colocaron algunas en envases con formalina pues fueron trasladadas a la biblioteca de invertebrados que hay en el  Museo Smithsonian, en Washington D.C., donde ambas ofrecieron una charla sobre sus hallazgos.

Entre los datos más interesantes sobre las medusas Alatina Alata, se incluye que navegan a casi 4 millas por hora y en contra de las corrientes.

 “Otro dato particular es que tienen 24 ojos... ellos ven en 360 grados todo el tiempo y tienen ojos tan complejos como los nuestros que les ayudan a llegar a sus presas”, dijo.

Añadió que los tentáculos de las medusas son gruesos y es a través de ellos que inoculan veneno a sus víctimas.

“Esos tentáculos se anclan en la piel y se produce un autoexpreso de veneno... en ese momento la persona siente quemazón. Lo puedo comparar con alfileres que van inyectando fuego. Uno siente que la piel se quiere salir. En mi caso, a los cinco minutos estaba  en el piso, con taquicardia y muchos mareos. Uno piensa que se va a morir”, explicó.

Ante la peligrosidad que puede tener la picadura de medusa es que Emmanuelli alerta a través de redes sociales las fechas probables en que estos animalitos marinos pudieran anidar en nuestras costas, particularmente en Caja de Muerto; Crash Boat, en Aguadilla; y en los balnearios de Carolina, Añasco, Rincón, Aguada y Luquillo.

“La idea no es que la gente deje de ir a la playa, sino que tomen sus precauciones. Por ejemplo, que carguen con vinagre y medicamentos como Benadryl, en caso de que sean picados por una medusa”, dijo al explicar que nunca se debe utilizar epinefrina  pues podría ser mortal. Tampoco se debe echar agua fría en la picadura. Al contrario, el agua debe ser caliente. El orín -remedio utilizado por muchos- tampoco es favorable pues si surge alguna herida abierta podría provocar una infección.

Por su parte,  la bióloga del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) María Teresa Chardón, oficial de manejo de la reserva de Caja de Muerto, dijo que la presencia de medusas no representa peligro  para la ciudadanía.

“Las medusas se reproducen todo el año y, por lo que he leído, no hay literatura científica que sostenga lo de la luna llena. Aun así, nosotros tenemos un protocolo establecido para atender estos casos con nuestros paramédicos”,  aseveró.

Chardón tampoco está segura de que el estudio realizado por la doctora Yanagijara y Emmanuelli se haya dado bajo parámetros establecidos por el reglamento que protege las reservas naturales en la Isla.

“Me preocupa que digan que habrá invasión de aguavivas o que pongan nuestras playas como peligrosas porque no es cierto... estos son animales que siempre han convivido en nuestras costas”, destacó.

Aseguró que este año se han dado como mucho cuatro casos de picaduras y ninguno de gravedad.

Aunque admitió que el año pasado se suscitó un incidente en el que se registraron hasta cinco casos por día.

“Lo que hicimos fue desalojar la playa hasta que se alejaran”, dijo.

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