Mueren dos soldados boricuas en Irak
Los guardias nacionales José M. Cintrón Rosado y José A. Delgado Arroyo eran amigos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Eran mejores amigos, de esos que se tornaron inseparables, aun en el momento de sus muertes.
Los soldados José M. Cintrón Rosado y José A. Delgado Arroyo se conocían hace varios años y ambos formaban parte del batallón 1013 de Ingeniería de la Guardia Nacional (GN), una tropa que partió hace casi un año a Irak para participar de la guerra que Estados Unidos declaró en esa zona en el 2003.
“Eran uña y carne, como hermanos... de esos amigos que se quieren mucho”, expresó a Primera Hora doña Carmen Meléndez, suegra de Cintrón Rosado.
De hecho, fue precisamente a través de la esposa de Delgado Arroyo -Zugeily Colón- que la hija de doña Carmen se enteró del trágico suceso que, preliminarmente, se vincula a un estallido de bomba que explotó justo en el momento que los soldados transitaban cerca de la ciudad de Taji, al centro de Irak.
“Mi hija (María L. Robles) la llamó esta mañana (ayer) porque habían quedado en encontrarse para que los nenes compartieran y ahí es que se entera”, cuenta sobre el agonizante momento.
“Estaba llorando y gritando: 'Ay mami, me lo mataron, me lo mataron”, relata la señora que, angustiada, llegó hasta el hogar de su hija y sus dos nietos, Carlos y Kevin, de 14 y 12 años, respectivamente.
Cuando doña Carmen llegó a la casa, salían los capellanes de la GN, quienes habían confirmado la noticia a la familia.
A partir de ese momento, y en cuestión de segundos, las ilusiones de unos niños que esperaban con ansias el regreso de su papá, tan pronto como el 14 de febrero, se fueron al piso.
“Ellos estaban bien ilusionados con la llegada de su papá... él era excepcional con ellos. Se desvivía por su familia”, contó la señora, sin poder evitar las lágrimas que le provocaba ver el sufrimiento que la muerte ha causado en sus nietos y en su hija, quien ayer permanecía sedada.
Y es que “Mickey”- como cariñosamente le decían al hombre de 38 años que había servido a las Fuerzas Armadas en Irak durante el 2006- ya tenía planes con su familia.
Según relataron parientes, sus expectativas eran dedicarse a su familia y retornar a sus estudios en enfermería.
“Quería terminar de estudiar porque lo de él era servir... lo hacía por vocación y porque le gustaba ayudar a la gente”, contó Carmen Rivera, madrina de la viuda.
Otros que recibieron con zozobra la trágica noticia fueron los familiares de Delgado Arroyo, quien dejó huérfanos a dos niños, Ninoshka y Justin.
Trascendió que el soldado -quien llevaba cuatro años en la Guardia Nacional- había participado de una misión en el 2008, en Guantánamo, Cuba.
Además, se desempeñaba como policía municipal en San Juan, pero había pedido una licencia hacía varios meses para poder ir a combate.
“Fue un policía ejemplar, con intachable expediente. Será recordado y extrañado, tanto en su cuartel como en el resto del cuerpo de seguridad”, expresó Hilton Cordero, comisionado de Seguridad de la capital, sobre el militar que tenía 41 años de edad y que recibiría por parte del alcalde Jorge Santini un ascenso póstumo a sargento.
Mientras, la Guardia Nacional de Puerto Rico envió un comunicado de prensa expresando condolencias a los familiares de ambos soldados.
“Es con profundo dolor y pesar que damos esta notificación al pueblo de Puerto Rico. Nuestras oraciones y pensamientos están con las familias de estos valerosos hombres”, indicó el ayudante general de la GN, Antonio J. Vicens.
De otra parte, Sonia Santiago, portavoz de Madres contra la Guerra, reiteró su oposición a la presencia militar en Irak y lamentó el dolor que deben sufrir las viudas, las criaturas que quedan huérfanas y otros familiares de las dos víctimas, tras el suceso que ocurre a pocos días del Día de Reyes.