Empuñando cruces con los nombres de las 24 víctimas fatales de la violencia de género en lo que va de año, un grupo de manifestantes marchó al filo del mediodía de hoy, jueves, por las calles del centro urbano de Río Piedras para hacer un llamado a erradicar ese problema social.

La actividad organizada por el Centro de la Mujer Dominicana buscaba alertar sobre la violencia machista, y exhortar a aquellas víctimas de patrones de conducta violentos por parte de sus parejas a buscar ayuda y denunciar los hechos ante las autoridades.

Romelinda Grullón, directora ejecutiva del centro, que presta ayuda a la población emigrante, dijo que la situación de las víctimas de violencia de género sin documentos es aún más compleja de manejar, pues muchas desisten de buscar ayuda por temor a ser deportadas durante el proceso.

"Tenemos una gran población que está indocumentada y se le dificulta buscar ayuda porque tiene temor, tiene miedo de que la deporten, de que la metan presa. A veces, piensan que no tienen derechos, y eso también dificulta buscar ayuda. Y también las mujeres que están documentadas desconocen que hay servicios y que pueden buscar ayuda", manifestó Grullón previo a la caminata.

El grupo de manifestantes, en su mayoría mujeres, vestían trajes de novia o ropa blanca y lucían un velo en la cabeza, en memoria de Gladys Ricart, una mujer de origen dominicano que fue asesinada en 1999 por su ex compañero en su residencia en Nueva Jersey, mientras -con su ajuar de novia puesto- se preparaba para su boda con su nueva pareja.

La actividad también conmemoró el Mes Internacional de No Violencia Contra la Mujer, que se celebra en noviembre a raíz del aniversario de las hermanas Mirabal, las dominicanas Minerva, Patria y María Teresa, quienes murieron durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.

Las marchantes salieron de la Plaza de la Convalecencia, y caminaron a través de la calle Arzuaga, la William Jones, el Paseo de Diego, y concluyeron en la Plaza Robles con un acto en el que cada una de las mujeres que cargaba una cruz era llamada por un altavoz por el nombre de la víctima, y cada una identificaba el nombre del agresor.