Arroyo. Una vez atendidas las más apremiantes situaciones en este municipio, el alcalde Eric Bachier Román y el director de la Oficina Municipal de Manejo de Emergencias, Héctor Santiago, se encontraban en el cercano pueblo de Salinas, a donde llevaron una bomba de succión de agua para ayudar con la difícil situación que viven los salinenses.

Esa bomba fue parte de un plan de mitigación de las autoridades arroyanas y estuvo funcionando durante el paso del huracán Fiona en la zona del sector San Felipe del barrio Palmas, donde ayudó a disminuir considerablemente el caudal del Río Blanco para que cuando chocara con el mar no regresara. Evitó inundaciones mayores en este municipio.

“Aquí más bien fueron árboles en el suelo que otra cosa”, expresó Santiago. “Las áreas que siempre se me afectan por inundaciones aún con cuatro pulgadas de lluvia son las comunidades de San Felipe y El Palmar 2 en el barrio Palmas. Y con la cantidad de agua que cayó te podrás imaginar. Pero se hizo un trabajo de mitigación antes (del huracán Fiona) y gracias a Dios no hubo pérdidas ni humana ni de propiedades que me hayan reportado hasta el momento”.

Aunque en las zonas rurales del municipio algunos árboles afectaron el tendido eléctrico, en las zonas urbanas no se observaba el martes daño significativo alguno. Solamente los esporádicos escombros vegetativos dejaban saber que 72 horas antes un huracán categoría uno pasó cerca.

Aunque el 100% del municipio estaba sin energía eléctrica, se esperaba que en la tarde del martes el servicio de agua potable fuese restablecido paulatinamente. Pero la ausencia de energía era un tema de preocupación porque la administración contabilizó unas 10 personas encamadas, entre infantes y ancianos, que dependen de equipos médicos.

“Solicitamos 10 generadores a través de PREMA para 10 personas encamadas entre envejecientes e infantes. A través de Ayuda al Ciudadano se identificaron las necesidades de esas familias”, dijo Santiago. “En María, mientras más tiempo pasamos sin luz, más personas perdimos. Pero una vez tengamos energía estaremos al 100% de capacidad”.

Solamente una pareja de residentes del sector San Felipe tuvo que ser rescatado alrededor de la 1:30 a.m. de la noche del evento cuando el agua comenzó a amenazar. Otras 13 personas ya estaban seguras en el refugio, el cual abandonaron el lunes para regresar a sus residencias. El refugió cerró el lunes a las 6:00 p.m.

Por el área de San Felipe, explicó Santiago, es que discurren todas las aguas que salen del centro del pueblo. Pero en la desembocadura se encuentran con el oleaje, que no deja que salga. Ahí fue que se colocó la bomba, y aun así el nivel de agua estuvo en alrededor de tres pies.

El otro punto sensitivo en el municipio es en El Palmar 2, por donde pasan una quebrada que usualmente se tapa y algunos canales de riego, que llegan a desbordarse. Estas aguas discurren hasta llegar al Río Blanco.

“Una cosa es que hicimos el año pasado un plan con la Guardia Nacional y con (El Departamento de) Recursos Naturales. Se limpió y se dragó el Río Nigua el año pasado y con la crecida nada pasó a mayores. Si hubiese pasado algo, que el agua no hubiese salido al mar, se inundaba el casco urbano completo. Pero… gracias al Señor no tuvimos que rescatar a nadie en los momentos más malos”, concluyó Santiago.