Las opciones son tan diversas que, de primera entrada, te pueden provocar un estado de shock. Quizás nunca pensaste que para alcanzar la maternidad recurrirías a un banco de esperma.

Seguramente, jamás imaginaste estar en la encrucijada de elegir entre el donante número 11187 y el 13072 de un extenso catálogo on-line de prospectos donantes, pero el destino te llevó hasta ahí.

El primero es alto, con el cabello negro y ondulado, de ojos marrón, 5’11” de estatura y un peso promedio de 170 libras. El otro es rubio, de pelo lacio y ojos azules. Es inglés y estudió neurobiología.

Ahí estás, frente al monitor, preguntándote a quién escoger. ¿Elegirás al que más se asemeja a tu hombre ideal u optarás por quien comparte tus rasgos físicos?

Finalmente, te decides. Optaste por el 11187. Ordenas la muestra de esperma, la pagas con tu tarjeta de crédito y la preservas para ese momento en que finalmente explorarás la maternidad, ya sea sola o acompañada.

Quizás parece una escena poco común. Lo más seguro no te ves como protagonista de la misma. Ni loca harías algo así, piensas. Pero, ojo, esta persona puede ser cualquiera.

Puedes ser tú, puedo ser yo, puede ser una paciente de cáncer ovárico, una mujer soltera en el pico de su edad reproductiva, una lesbiana o una pareja felizmente casada que batalla con problemas de reproducción. Todos comparten el anhelo de procrear.

Los bancos de esperma, sin duda, son una alternativa cada día más consultada a nivel mundial. El alto porcentaje de parejas con problemas de infertilidad sigue en aumento, lo que ha hecho de esta alternativa una muy solicitada.


De hecho, Estados Unidos es el mayor exportador de esperma. Entre los países a los que le suplen está Puerto Rico.

En la Isla, no existen bancos de semen para la venta, aunque sí se recolecta y almacena en clínicas especializadas, explicó a Primera Hora el andrólogo de Genes, Fernando Rodríguez, instituto que lleva a cabo ese proceso.

Negocio redondo

Sin duda, el establecimiento de un banco de esperma en Puerto Rico podría tratarse de un éxito asegurado, dada la alta demanda de semen de latinos que existe a nivel mundial.

En un típico catálogo de donantes se pueden contar con los dedos de la mano los prospectos de ascendencia latina, lo que quizás puede atribuirse a que el inmigrante va a Estados Unidos a trabajar y no tras una carrera académica.

Y es que ser donante no es tan sencillo como parece. Hay que cumplir con requisitos mínimos de estatura, edad y preparación universitaria, además de someterse a un minucioso examen médico para descartar condiciones de salud.

“Sería un éxito, no porque haya mucha demanda aquí, pero demanda en Estados Unidos de latinos existe un montón. No muchos latinos llegan a tener educación alta para poder participar, además de que nuestra cultura no nos hace ir a un banco de esperma y donar una muestra de semen”, expuso Rodríguez.

Igualmente, el hombre tiene que considerar si desea ser un donante abierto, opción que le da la posibilidad a la pareja o mujer que compre su esperma a conocer absolutamente todo de él, desde sus gustos hasta fotos de cómo era de niño.

“Hay una responsabilidad tremenda. Aquí es muy difícil encontrar un nicho de personas que tengan todas las características (para ser donantes). Habría que irse a la UPR a preguntarle a estudiantes de PhD...”, expuso el experto.

Igualmente, es un proyecto que conllevaría una inversión sustanciosa en términos económicos, pues se trata de un mercado altamente regulado por la Agencia federal de Drogas y Alimentos (FDA). “Hacerle un cernimiento a un donante sin que ni siquiera haya dado la muestra, fácilmente estás hablando de $1,000... pasas por todo ese proceso sin garantía de que va a funcionar o que se va a utilizar la muestra. Es un esfuerzo grande”, indicó el doctor Nabal Bracero, director médico de Genes.

De hecho, por estas fuertes regulaciones es que existen apenas 25 bancos en Estados Unidos, unos menos reconocidos, entre una población de 200 millones, a pesar de que se estima que el 15% de parejas en edad reproductiva tienen problemas de fertilidad.

“¿Qué podría surgir en el futuro? A lo mejor, a medida que va aumentando la población de latinos en Estados Unidos que tienen capacidad (económica), hay más demanda de donantes latinos”, dijo el subespecialista en endocrinología reproductiva e infertilidad.

Entre el círculo de personas que recurren a la adquisición de esperma están las mujeres solteras, que son las menos, y féminas cuyos esposos tienen condiciones médicas, como cáncer de próstata, hipospadias y criptorquidia. También están quienes se han sometido a la vasectomía y están en sus segundas nupcias.

“Muchos de estos casos se llevan a cabo de forma anónima, bien discreta. La pareja hacen lo que tienen que hacer y no le dicen a nadie”, expresó Rodríguez.

Una vez la familia adquiere la muestra de esperma, proceso en el cual no intercede el médico especialista, el banco envía el esperma y el contenido es transferido a un tanque de nitrógeno líquido de la clínica, donde permanece almacenado hasta que la mujer está lista para ovular, momento en el que se lleva a cabo el proceso de inseminación.

Contrario a otros territorios, en la Isla es un proceso que se realiza bajo un manto de secretividad, indicó Rodríguez. “Es bien difícil, por nuestra cultura machista y latina, que el marido acepte que se insemine a su mujer con el semen de un donante anónimo... yo trabajé en Estados Unidos y, cuando se le daba la noticia a la pareja, el marido volteaba y decía: ‘¿Quieres hacerlo?’ El americano es bien open-mind”, dijo.

Entre los clientes de Genes hay parejas heterosexuales y mujeres solas que han comprado muestras en el exterior y las tienen congeladas allí. Pero, su target mayor son pacientes de cáncer que, antes de someterse al tratamiento de quimioterapia o radioterapia, congelan su semen para el día que deseen ser padres.

“Más de un 50% de los pacientes son muchachos jóvenes que tienen cáncer... que todavía no tienen actividad sexual, no saben si van a casarse ni si van a tener hijos... y se van a quedar estériles... y optan por congelar esperma y tenerlo almacenado”, detalló Rodríguez.

Para Bracero, el hombre que atraviese la puerta del consultorio junto con su esposa es “un varón muy especial” y está “grandemente enamorado”.