Las barreras transparentes que se ahora se levantan, principalmente en negocios, para separar a las personas, evitar que las gotas respiratorias se propaguen, pero que a la misma vez permiten que siempre se mantenga ese contacto visual tan importante entre los humanos, se han tornado en una moda a nivel mundial en estos tiempos de coronavirus.

Estas barreras están hechas de acrílico, también conocido como plexiglass, un material más costoso, moldeable y con menor peligro de quebrarse que el cristal.

En Puerto Rico, la venta de estas barreras de acrílico se ha disparado. Los comerciantes dedicados a este producto se encuentran como en plena Navidad. Así lo confirmó William del Valle Vélez, propietario de Acrylic Plastics and More, en Guaynabo.

Relacionadas

“No podemos negarlo. Nos está yendo muy bien, gracias a Dios. También nos pasó en María, en los huracanes. Porque nosotros fuimos los que hicimos las tablitas de lavar ropa. Ahí en ese caso no teníamos luz, se hicieron a mano, llegamos a hacer, entregamos casi 15,000 o 20,000 tablitas hechas a mano. Con eso pudimos cobrar todo el mundo, los empleados, nadie se tuvo que ir. Pues, en este caso, es lo mismo. Pensábamos que íbamos a estar cerrado un buen tiempo y estamos trabajando ‘overtime’”, afirmó.

Del Valle Vélez comentó que se llegó a cuestionar, como muchos otros empresarios, cómo sobreviviría a la crisis económica que trajo consigo la cuarentena obligatoria y cómo les pagaría a sus empleados. Sin embargo, ha tenido que reclutar a trabajadores de manera temporera, porque casi no dan abasto con todas las órdenes que tiene del Banco Popular y otras grandes empresas.

“Cuando nos anuncian hay un ‘lockdown’, dijimos, pues vamos a empezar ir recogiendo, vamos a ir dividiendo los turnos, porque no creo que nadie quiera estar haciendo productos de acrílicos, muebles, recepciones, nada de eso. Y de momento, nos llamaron para las barreras. Uno de los bancos de Puerto Rico nos puso una orden, que con eso sobrevivimos. Y de ahí empezamos el trabajo de las famosas barreras, empezamos a hacer turnos dobles, empezamos a trabajar 12 horas para poder suplir a las personas. De ahí en adelante, cada vez hay más demanda del acrílico. Hay un poco de escasez, así que hemos tenido que empezar a estandarizar los productos, cortarlo a cierta manera y ofrecer esos productos a las personas”, explicó.

No tan solo se hacen barreras entre los clientes y los empleados. El negocio también realiza diseños para lograr dividir oficinas sin cambiar los escritorios, para dividir mesas en los restaurantes y hasta paredes movibles para dividir cunas en los cuidos de infantes.

Pero, ¿brindarán estas barreras la seguridad que se busca para evitar el contagio del coronavirus?

El empresario, quien lleva desde el 2014 en su negocio de venta de acrílico, PVC y otros materiales, aceptó que “no hay nada seguro como tal”.

“Yo creo que lo seguro es las mascarillas, lavarse las manos y, por lo menos, esa protección te da a ti un espacio personal, donde tú te sientes un poco más protegido y no entras en contacto de los fluidos de la otra persona, como la saliva. Yo creo que es parte de lo que hay que hacer en este momento para mantenerse libre de contagio. Es un elementito más que les estamos dando”.

Las bondades del acrílico es que no se rompe con facilidad, permite a las personas montar y desmontar las piezas a su conveniencia, así como estéticamente luce bonito.

“El acrílico, pues, te da claridad, no te tapa, no es una pared que estás haciendo, todavía puedes tener contacto visual con la persona del lado. Entonces, te protege de los ‘droplets’, que es lo que estamos tratando de evitar. Por eso es que está usándose tanto el acrílico. El acrílico no es reciclable. No puedo derretirlo y hacerlo nuevo. Por eso lo usamos de ciertas maneras para que los puedan guardar y usar cuándo lo necesitan”, manifestó.

El cuidado del acrílico, sobre todo para desinfectarlo, también es fácil.

“Con agua jabón lo puedes lavar, con una toallita, con un pañito. Le puedes echar Windex. No es el abrasivo el problema, es el paño que uses, porque si usas un paño muy fuerte, lo vas a rallar. Pero fuera de eso, se puede limpiar muy bien”, expuso.

Si desea comprar una de estas barreras, sepa que el precio ha subido por la escasez de material. Antes una plancha de acrílico solía costar alrededor de $140 y ahora supera los $300.

“Lo que nosotros podíamos ofrecer cuando empezamos, ya no lo podemos ofrecer a ese mismo precio. Sí no las hemos inventado, utilizando diferentes materiales, usando PVC en vez de acrílico (para realizar las estructuras para mantenerlo de pie), usando material un poquito más económico y que no han subido para poder ofrecer barreras. Nosotros empezamos desde $55 las barreras. Y es un tamaño estándar, un acrílico finito, pero todos nuestros trabajos son cortados en máquina digital, pulidos y con una terminación”, expuso al mostrar el proceso de hacer las piezas.

Mencionó que los contratos que realizan los pautan para entregar en una semana. Sin embargo, dijo que tratan de sorprender a sus clientes en tres días, porque reconocer que muchos comercios quieren abrir de manera inmediata.

“Estamos tratando de cumplir con todo el mundo para poder ayudar que los negocios en Puerto Rico puedan levantarse de nuevo y puedan trabajar, ofreciendo la seguridad necesaria para los empleados”, afirmó Del Valle Vélez.