Para romper con la costumbre de que los vídeos de Internet y los juegos digitales sean los pasatiempos preferidos de los pequeñines, el municipio de Morovis realizó este miércoles un taller en el que se les enseñó a los niños de seis a 10 años a recoger hojas, palitos, yerba, tierra, semillas y pedazos de naturaleza que les permitirían aflorar su creatividad y acercarse a la naturaleza.

Se les vio correr, tirarse al suelo y tomarse de la mano de aquellos más grandes para buscar en el patio del Museo Agrocultural de Morovis todo material que les ayudaría a hacer una pieza de arte. La contentura que mostraron fue como parte del primer “Taller Sensorial: Texturas del Campo y Sembrando con Amor”, que se realizó con el fin de fomentar la exploración sensorial y la creatividad en los niños mediante la identificación y uso de texturas naturales en su entorno rural.

Lo que se buscaba es que tuviesen “esa experiencia de estar en contacto con la naturaleza”, indicó la educadora Yesenia Otero, empleada de la Oficina de Arte, Cultura y Educación del municipio y quien dirigió el taller.

Tras divertirse en el patio, a los niños se les preguntó cuáles eran las texturas de los materiales que recogieron.

Niños recogen hojas, semillas y otros materiales del patio como parte del taller realizado por el municipio.
Niños recogen hojas, semillas y otros materiales del patio como parte del taller realizado por el municipio. (Suministrada)

“Ellos no saben describir qué es una textura y eso es parte de lo que queremos ver, de lo que es suave, es blando, y lo hicimos a través de ir al campo, a la naturaleza, y recoger todos estos artículos. Lo que se fomenta es la creatividad y mucho más, lo que es lo sensorial para cada uno de ellos. A la misma vez, promovemos ese vínculo emocional con la naturaleza”, explicó.

Después de hablar de las texturas, los niños pasaron a realizar alguna obra con sus artículos.

“Un niño me preguntó: ‘¿Podemos hacer Pikachu? Puedes hacer Pikachu’. El único requisito era utilizar todos estos instrumentos que ellos recolectaron afuera”, dijo Otero.

Además de su obra, los menores también sembraron una semilla y se llevaron el tiesto a su hogar para poder darle cuidados y verla crecer.

“Ahora de aquí ellos van a salir a seguir teniendo ese contacto con la naturaleza, a tener esa creatividad, y le van a decir a mamá y papá: ‘Mira, con esta hoja yo puedo hacer un dibujo. Con este tiesto puedo seguir recolectando otras cosas que puedan reusar’”, afirmó la educadora.

Otero señaló que estas experiencias también pueden ser promovidas en los hogares. Sólo llamó a los padres a supervisar qué es lo que recogen del suelo.

“Tenemos que seguir cultivando este amor con la naturaleza y dejar que ellos puedan ser creativos, que puedan descubrir todas estas cosas por ellos”, indicó.

Por su parte, la alcaldesa Carmen Maldonado indicó en declaraciones escritas que, con actividades como las impulsadas en el museo, “buscamos promover un vínculo emocional con la naturaleza y un sentido de pertenencia hacia el entorno cultural y agrícola”.

Es que los menores también pudieron recorrer el museo, el cual muestra la importancia histórica y cultural de la agricultura en Morovis.

La educadora explicó que las raíces del pueblo están arraigadas a la industria agrícola.

“Nosotros empezamos con la agricultura y eso es lo que nos identifica a nosotros en la cultura y la vida cotidiana de nosotros, los habitantes de aquí de Morovis”, expuso Otero.