¿Remedio peor que la enfermedad?

Son muchos los jóvenes que no se imaginan de qué forma sobrevivirían, cómo pagarían sus deudas, completarían sus estudios o levantarían a sus nuevas familias si les reducen su salario como se establece que podría ocurrir de aprobarse la Junta de Control Fiscal para Puerto Rico.

Según el proyecto  que se evalúa en el Congreso de los Estados Unidos, el gobernante podría reducir el salario de los jóvenes puertorriqueños que tengan  25 años o menos  a $4.25 la hora en lugar de los $7.25 del mínimo federal que reciben ahora. Eso equivale a $30 menos por día si se tratara de un turno de ocho horas.

Para Orlando Ortiz Avilés  de aprobarse esa propuesta sería “devastador”. 

En la actualidad el joven de 23 años tiene sus metas muy bien trazadas y para cumplirlas trabaja a medio tiempo como asistente de producción de televisión en una emisora local por 20 horas a la semana.

Empero, el estudiante de Teología en la Universidad Adventista de las Antillas en Mayagüez, tuvo que buscarse un trabajito extra en un negocio multinivel. Entre ambas jornadas recibe unos  $500.00 mensuales.

“Estoy comenzando y todavía necesito (ganar más dinero)... Si bajan el salario mínimo sería devastador... (Tendría) que buscar opciones porque no podría subsistir”, señaló el estudiante, residente en Mayagüez.

Nadeysha Rivera Reyes, otra estudiante universitaria de 19 años,  comenzó a trabajar en un restaurante para liberar a sus padres de la carga económica que implica el pago de libros y materiales, gasolina, ropa, celular, su tratamiento de ortodoncia, arreglos mecánicos a su carro usado y claro, los gastos imprevistos que nunca fallan.

Su madre trabaja en el Departamento de Educación y su padre quedó desempleado. Por tanto, con su inserción al mundo laboral balancea la economía del núcleo familiar.

“El trabajo me ha servido de mucha ayuda porque luego de pagar lo que me corresponde, si me quedo corta o mis padres necesitan, nos ‘baqueamos’ y luego nos reponemos mutuamente... (Una reducción en el salario mínimo) me afectaría demasiado. Cuando mi mamá se queda corta yo soy el support de ella y cuando a mí me falta, ella es mi support. Entonces, va a haber momentos en que me voy a encontrar en una situación bien fea y no voy a tener de dónde halar”, opinó la universitaria, que cubre el costo de matrícula con la Beca Pell.

Una situación parecida tiene Leean Tapia, de 21 años, quien reside con su novio y la beca para completar sus estudios en Biología no le cubre el costo completo de la matrícula.

Por lo tanto, tiene un empleo en ventas para poder hacerse de una carrera,  y pagar el estacionamiento de la universidad, la gasolina por viajar de Gurabo a San Juan todos los días y sus libros, entre varios otros gastos.

“A veces yo desayuno y no como nada más hasta las 7:00 de la noche que llego a mi casa porque no me da. Ahora mismo le debo a la Universidad. Es bien cuesta arriba. Si recibiera menos salario, imagínate, no voy a poder tener una casa nunca”, expresó.

La economista Martha Quiñones explicó que esa medida proviene de una teoría  conservadora estadounidense que apunta a que si le cuesta menos a un comerciante pagarle a sus empleados, puede emplear a más personas o reducir los costos de sus productos y cobrar menos por ellos, generando un efecto beneficioso en la economía. 

Sin embargo, destacó Quiñones que esa teoría no tiene base científica.

“El salario a $4.25 lo que le haría al joven puertorriqueño es invitarlo a que se vaya del país porque se va a ganar mucho menos en cualquier trabajo aquí que allá afuera. Es una falta de respeto para los que están estudiando y mejorando sus destrezas porque no les reconoce el valor de lo que ellos son y se convierte en esclavitud al exponer a menores de 25 años debido a que creen que con la reducción a su salario la economía va a crecer. Pero si con el salario mínimo actual no les da, qué va a hacer con $4.25”, destacó.

Dennis Román, experto en finanzas  no cree que el sistema aguante una disminución como la propuesta. Pero, aseguró que no existen estudios ni estadísticas certeras sobre el asunto. Además, afirmó que no se puede ver esto como algo aislado, sino que se tiene que analizar desde una perspectiva amplia.

“Si lo que se busca es aumentar la productividad se puede considerar junto con otras medidas dirigidas a eso, pero si lo que se quiere es reducir la desigualdad social, entonces no conviene. Hay que estudiar si los gastos esenciales de educación, salud, transportación comida, la gente en la actualidad que recibe el salario mínimo puede atender esas necesidades. El Instituto de Estadísticas hablaba de que en Puerto Rico el costo de vida es un  13% más alto que en Estados Unidos. En ese sentido podría haber un disloque en el sistema teniendo en cuenta que la gente optaría  por entrar a la economía informal y son unas ganancias que no se reportarían, más el Gobierno tendría que  gastar más dinero en beneficencia porque la gente deja de trabajar y muchos otros migrarían”, señaló.

La periodista Michelle Estrada colaboró con este reportaje.