Si ha notado un inquietante aumento de precios por doquier durante las últimas semanas, debe saber que, al menos para el futuro inmediato, no se espera que esa situación vaya a experimentar mejoría, y la recomendación de un experto economista es que limite sus gastos a lo necesario y evite cualquier extravagancia, para que pueda superar la “tormenta perfecta” de elementos que está azotando a la economía.

De acuerdo con el economista José Alameda Lozada, es “poco o nada” lo que se puede hacer ante la avalancha de aumentos de precios que se avecina y que abarca desde alimentos hasta peajes y utilidades.

“En el caso de los peajes, pues es resultado de la Alianza Público Privada que el gobernador Luis Fortuño con esa compañía. Tomó esa decisión, y aprobó que se iban a aumentar de acuerdo con la tasa inflacionaria de Estados Unidos. Se reconoció ese trato. Y el gobierno de Alejandro García Padilla aprobó ese contrato. Así que no sé si pueda hacer algo al respecto”, comentó Alameda, agregando que lo que se ha visto en las negociaciones de Alianzas Público Privadas es que “típicamente el gobierno ha dado mano suelta a las compañías para que hagan lo que entiendan. Así que muy poco, o nada, se puede hacer”.

Agregó que, aunque es algo que está en suspenso, la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) también posiblemente considere imponer aumentos de peaje para pagar por los bonos de la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT).

Con respecto a la energía eléctrica, el profesor de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez comentó que, aunque hubo cambios con la entrada del Negociado de Energía, de cualquier forma, “como la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) compra el combustible para generar energía, se traslada ese costo variable a los consumidores. Y, es importante, como hay una situación donde la Autoridad compró combustible diésel más caro, en lugar de gas natural, pues ahí tampoco tenemos nada que decir. Eso se pagó, ese es el esquema”.

Agregó que, “también está por ahí el ajuste de la deuda, que la vamos a pagar nosotros. Y son cuatro chavos más para pagar esa deuda. Eso va a venir por ahí en el futuro. Lo que decida la Junta de Supervisión fiscal quizás no sean cuatro, quizás sean tres, pero por ahí viene. Ahí tienes esa situación donde un cuerpo no electo, pero aceptado por el gobierno, toma decisiones que siempre parten por lo más fino”.

“Con el agua, es lo mismo. Hay una deuda y hay que pagarla. Y pues viene también un ajuste en la tarifa”, afirmó.

Alameda explicó que contrario a la práctica en otros países, donde con meses o años de antelación se anuncia a los consumidores cuál será el aumento paulatino de uno o dos centavos que verán, en Puerto Rico cada vez que tenían que aumentar tarifas, para evitar el descontento popular, “el gobierno lo que hacía era sacar dinero del Fondo General o del Banco Gubernamental de Fomento. Cogían préstamos para que la gente no se molestara y ellos quedar bien. Y la gente no se molestaba, hasta que todo eso quebró. Y ahora no queda más remedio que ir a la fuente original”.

“Claro, eso pesa, y duele. Pero por esas decisiones, pues ahora estamos pagando. Hemos sido esclavos de esas decisiones políticas”, afirmó.

Mirando a los suministros de alimentos y otros productos, Alameda comentó que los aumentos tienen que ver con varios asuntos ligados al golpe que ha provocado la pandemia a nivel mundial.

Detalló que la pandemia ha llevado a que en Estados Unidos y Europa los gobiernos estén inyectando dinero a la economía para compensar, pero ese dinero que están dando a la gente sale de los presupuestos y no de que la economía esté produciendo más y generando más ingresos en recaudos e impuestos.

Por otro lado, agregó, la pandemia también provocó cierres de fábricas en China y otros lugares a donde se ha movido la producción de Estados Unidos y otras naciones. “Estados Unidos se quedó con los servicios, las finanzas. Pero la máquina, el artículo, ¿done lo hacen? Toda la manufactura estaba en China y otros lugares. Entonces, China cerró, no produjo más”.

“Y el tercer elemento es la transportación, que también se trancó y se encareció. Porque eso se produce en China, y luego no aparece mágicamente aquí, hay que traerlo. Y un contenedor que costaba en promedio traerlo $3,000, subió a $8,000 a $10,000, y si lo quieres urgente hasta $20,000″, agregó.

Un elemento adicional, sostuvo, es que la producción de carnes y alimentos ha tenido un aumento de costos significativo porque se está velando que su producción sea cada vez mejor.

“Por eso es que se habla de una ‘tormenta perfecta’, porque se han encontrado muchos elementos para esto sean una situación bien difícil”, agregó Alameda.

“Tenemos la situación de que la inflación en los Estados Unidos subió de 2% a 7% anual. En Puerto Rico el último dato decía que la inflación estaba creo que por 4%, pero ese es un dato que se ve con dudas”, continuó. “Todos esos elementos han disparado la inflación, y aquí en Puerto Rico se va a encarecer la vida. Obviamente, esas tasas inflacionarias son como un impuesto, tienes que pagar 4% más por los productos”.

De hecho, el economista Joaquín Villamil cuestionó la cifra de inflación que se da para Puerto Rico y consideró que debe estar cercana al 7% que exhibe Estados Unidos.

“El aumento de precios en Estados Unidos en 2021 fue de alrededor de 7%. Eso quiere decir que en Puerto Rico se está diciendo que la inflación es de más o menos 3% y eso no parece razonable en vista de que en Estados Unidos es de 7%”, comentó Villamil.

Agregó que “en Puerto Rico no medimos el índice de precio del productor, que es el que mide el aumento en la materia prima, materiales de construcción y demás. En Puerto Rico solo medimos el índice de precio al consumidor, y entonces se subestima el aumento total de precios. Y eso conduce a error”.

“Así que tenemos que abordar el tema de cómo medir mejor el aumento en precios, y creo que lo debemos tratar con urgencia”, afirmó Villamil.

“Así que tenemos delante esos tres elementos: que en Estados Unidos la inflación es de 7%; que en Puerto Rico debe ser similar y no mucho mejor; y tercero que el índice que usamos de precio al consumidor no es la mejor manera de medir y tenemos que corregir eso”, insistió.

En Estados Unidos, según diversos reportes, la inflación interanual subió en diciembre pasado al 7%. Esa subida es la más alta que se registra en la nación desde mediados del 1982, y además el séptimo mes consecutivo en que la inflación superó el 5%. Incluso dejando fuera los precios de combustible y alimentos, que suelen ser más volátiles, la inflación era de 5.5%. Las estadísticas oficiales del Departamento de Trabajo federal muestran que, en el pasado diciembre, con relación al mes previo de noviembre, los precios de alimentos aumentaron en 0.5%, los de casas en 0.4% y los de vehículos usados en 3.5%, por citar algunos renglones. En el caso de los vehículos usados, en comparación con diciembre de 2020, el precio se disparó en más de 37%. Otros precios que subieron con respecto al año anterior fueron: autos nuevos 11.8%, muebles 14%, tarifas de hoteles 23.9%, pollo 10.4%, pescado 8.4%, carne de res 13%, carne de cerdo 15.1%, gasolina 49.6%.

En cualquier caso, es evidente que la inflación está golpeando a la gente en la Isla, y la pregunta que se hacen muchos es qué se puede hacer ante tan sombrío panorama.

“Hay que buscar cupones de descuento, los especiales, buscar fuentes adicionales de ingreso, porque ese ajuste de inflación, especialmente para los pensionados, eso te come los ingresos”, sugirió Alameda. “Y, obviamente, hay que evitar los gastos extravagantes. Olvida el carro de lujo y esas cosas. Evita los gastos fuera de lo necesario, al menos hasta que se note alguna mejoría en la situación económica”.