Al parecer, las visitas a restaurantes y otros establecimientos de venta de comida y bebida no han tenido cambios abruptos tras la entrada en vigor de la nueva orden ejecutiva por repunte del COVID-19 en Puerto Rico.

Así constataron varios comerciantes de la zona sur quienes aseguran que son pocas las personas que se han molestado cuando se le requiere evidencia de vacunación contra el SARS-CoV-2 o una prueba con resultado negativo realizada 48 horas antes de acceder al comercio.

Esto, ya que, desde hace varios meses, gran parte de los pequeños y medianos empresarios implementaron el requerimiento de inoculación para poder operar al 100 por ciento y atajar la crisis económica que ha representado la pandemia.

“Yo creo que la población está consciente de la situación que estamos teniendo en las últimas semanas, el repunte de la pandemia y este brote de las pasadas semanas, y la gente ha tomado la orden administrativa de una manera positiva. Siempre hay una que otra que están un poquito resistentes, que todavía no tienen conocimiento o todavía no ha sido educada del propósito por lo cual la orden administrativa del Departamento de Salud y el gobierno toma las determinaciones”, expuso Rafael Irizarry, propietario de La Nueva Pastelería en Ponce.

Allí, el flujo de personas en el salón comedor era similar al observado hace varias semanas.

“El pueblo ponceño y en el área sur lo han tomado de una manera consciente y nuestros clientes siempre atentos a esas medidas de seguridad que nosotros como comerciantes tratamos de proveerle para que ellos se pueden sentir seguros, sus familiares, pero sobre todo nuestros empleados que son los que los atienden día a día con mucho cariño. Son cosas que se tienen que dar”, agregó.

Asimismo, explicó la dinámica que experimenta el comensal tan pronto accede al interior del establecimiento.

“Lo hacemos de distintas maneras: vía señales, tenemos unos rótulos que indican cuales son los procedimientos, mascarilla todo el tiempo, han sanitizer, la temperatura que ya lo hemos hecho parte del protocolo de seguridad, muestras la evidencia de vacuna o la prueba de COVID-19 en las pasadas 48 horas y luego se te atiende con mucho cariño”, detalló.

“No ha habido mucho cambio en términos de los protocolos de seguridad que ya se habían implementado con los nuevos en la orden ejecutiva. Lo mismo hacemos con los turistas que tienen su pase que nos proveen ya sea internacional o sea un turista doméstico, ya ellos tienen su prueba y nos da a nosotros la potestad de poder atenderlos”, acotó.

Mientras que Mary Ayala, gerente del restaurante Tablas en el casco urbano de Ponce, afirmó que “la gente está tranquila”.

“Ha sido fluido… entran, salen, pero se ha mantenido el movimiento normal. Cuando entra el cliente, le pedimos la tarjeta de vacunas o sino el papelito de 48 horas negativo. Si no la tienen, no entran. Han cooperado, ellos entienden. No podemos aceptarlos en el restaurante si no traen la documentación. La gente está tranquila, las personas mayores no le sentamos a nadie al lado para que tengan mayor seguridad”, destacó al tiempo que servía algunas mesas.

Su jefe, Jaime Ascencio, quien además de Tablas, es propietario del restaurante Libras en Guayama y Peppers Bistro en Bayamón y Santurce, expuso que la resistencia mostrada por parte de la población fue al principio de la imposición de presentar la tarjeta de vacunación. Pero, a medida que han pasado los meses, la actitud de la gente ha ido cambiando.

“La realidad es que hemos sentido de alguna manera resistencia de la población, muchas personas molestas porque tenemos que solicitar la tarjeta de vacunas o la prueba de 48 horas para poder nosotros servirles. Es tal vez preocupante, como que nos toman de sorpresa. Hay poca conciencia de la realidad, nosotros hemos sido firmes y de alguna manera me afectó”, manifestó.

“Esta nueva ordenanza no nos afecta porque habíamos tomado la decisión de aceptar gente vacunada y yo, de manera interna, como tengo negocio, compré la maquinaria industrial para fumigar los negocios cada dos días. Desinfectamos las mesas…

Creo que esto es individual, tenemos que ser responsables, nos toca a nosotros ponerlas pautas, cuidar a nuestras familias, nuestros empleados y tener que poner de nuestra parte para que todos nos pongamos en la misma página”, argumentó.

El dueño del restaurante El Chinchorro de Juana Díaz, Fernando Villafaña Rivera, puntualizó que quizás una persona se resistió a entregar su evidencia de vacunación, pero no pudo entrar al establecimiento.

“Había mucha cooperación, te puedo decir que de las veces que he estado al frente nos encontramos con una sola persona nada más, pero no fue algo grande y el resto de las personas ha tenido su tarjeta de vacunas, la presenta y quien no la tiene se va. Igual, llamadas telefónicas preguntando si aceptamos personas sin vacunar, pero nosotros decimos que no porque es parte de la orden. No experimentado ningún tipo de resistencia. Operamos igual”, puntualizó.

“Tenemos un salón comedor que lo utilizamos para grupo, casi siempre si son familia y todos tienen que presentar su tarjeta de vacunación. Tan pronto se van esas personas, nosotros limpiamos todo y si viene algún otro grupo que no nos cabe en la parte de al frente se mantiene cerrado. La gente se queda afuera o en el área de la barra, dejamos unos espacios, tenemos un control. La gente misma coopera.  Cuando salió el COVID por primera vez estábamos cerrados, atendíamos por una ventanita, pero hicimos un sistema de llamadas y la gente se quedó con eso, nos llaman por teléfono, piden y se lo llevan. Eso nos ha ayudado a mantener un control”, reiteró.

Cabe destacar que, en el recorrido, una de las visitantes comentó que solo en un lugar no le pidieron la tarjeta de inmunización.

“Fuimos a un restaurante (en el sector El Vigía) y pedimos unas bebidas, pero vimos gente comiendo, turistas, no nos pidieron la tarjeta. Antes de venir, estábamos leyendo Primera Hora y vimos que desde el 27 iban a pedir las tarjetas, las tenemos disponibles. Eso nos hace sentir más seguros porque allá en la Florida nadie tiene mascarillas”, aseguró María Robles que está de visita en Ponce junto a su esposo William, de nacionalidad colombiana y su pequeña hija.

Otro aspecto es que la situación de los terremotos en el sur ocasionó una proliferación de carretones con opciones gastronómicas, pero, aunque algunos ponen sus mesas frente a las unidades, la orden ejecutiva no los menciona como parte de los comercios obligados a solicitar evidencia de vacunas.

“Por lo menos aquí, la gente compra y se va. A lo mejor aplica, pero yo no soy muy bueno viendo noticias. Si hay que pedirla, yo se la pido a las personas. Seguro me siento más seguro con las restricciones, pero no mucho que digamos”, concluyó el propietario de un “food truck” en la Perla del Sur.

De hecho, algunas barras no habían cercado sus respectivos espacios para limitar el acceso libre de sus clientes, aunque, aseguraron que piden el VACU ID antes de atender a cualquier persona.