Observatorio de Arecibo tardará dos años en recuperar su nivel previo a María
Expertos de todo el mundo vendrán para evaluar qué medidas se pueden tomar para que vuelva a funcionar plenamente.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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El Observatorio de Arecibo que alberga el radiotelescopio más grande del mundo en funcionamiento, tardará dos años en recuperar el nivel operativo previo al huracán María, que devastó la isla.
El director del centro científico, Francisco Córdoba, dijo hoy en entrevista con Efe que recuperar la actividad previa al histórico ciclón puede llevar hasta 24 meses, aunque el observatorio, con limitaciones, retomó el trabajo una semana después del 20 septiembre de 2017, el día en que María arrasó Puerto Rico.
Córdoba apuntó que en los próximos meses viajarán hasta Puerto Rico expertos de todo el mundo para evaluar qué medidas se pueden tomar para que el observatorio vuelva a funcionar plenamente, una infraestructura inaugurada en año 1963 en ese municipio de la costa norte de la isla por tratarse de un enclave perfecto en latitud y longitud para la observación astronómica.
Dijo que como consecuencia del huracán quedó inutilizada una antena de un radar de casi 30 metros, que además cayó sobre el "plato" principal del radiotelescopio dañando 50 paneles del total de 38,000.
"No estamos al ciento por ciento, un nivel que nos llevará alcanzar años", subrayó Córdoba, tras recordar que quedaron además dañados varios generadores utilizados para obtener energía dado el corte de suministro del sistema general provocado por el huracán, que dejó prácticamente inutilizada la infraestructura energética de la isla.
"Ahora existe la posibilidad de añadir capacidad al observatorio", indicó Córdoba.
El Observatorio de Arecibo pertenece a la Sociedad Nacional de la Ciencia del Gobierno de Estados Unidos, que tras un acuerdo alcanzado en los pasados meses entregó la gestión científica a la Universidad Central de la Florida, la parte educativa en la Universidad Metropolitana de Puerto Rico y a la empresa Yang Enterprises la gestión de las instalaciones.
El acuerdo, de una duración de cinco años, prevé que la Sociedad Nacional de la Ciencia contribuya al presupuesto del centro científico con aproximadamente 8 millones por ejercicio, cantidad que disminuirá paulatinamente hasta 2 millones de dólares para el año fiscal 2022.
A esas cifras se suman actualmente 4 millones de dólares más adicionales aportados por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Córdoba subrayó la importancia del centro de Arecibo, como recordó el más grande del mundo, ya que el denominado FAST y situado en la provincia central china de Guizhou no está todavía plenamente operativo.
El ingeniero resaltó que la labor del Observatorio de Puerto Rico es fundamental por su rol de control de los asteroides con potencial de impactar contra el planeta Tierra.
Córdoba destacó que el observatorio cuenta con capacidad técnica para detectar asteroides que puedan suponer en su trayectoria un peligro para la Tierra, una de las funciones para las que fue concebido.
La actividad científica del centro incluye además la radio astronomía, un campo que en los últimos años ha despuntado por detectar señales definidas como lejanas ráfagas o estallidos brillantes de una duración de fracciones de segundo.
El fenómeno introduce la idea de la existencia de una nueva ventana en el espacio entre galaxias.
El Observatorio de Arecibo, construido en el interior de una depresión dejada por un deslizamiento, cuenta con un radiotelescopio que dispone de un "plato" que mide 305 metros de diámetro y está formada por paneles de aluminio perforado apoyados por una malla de cables de acero.
El receptor está en una plataforma de 900 toneladas suspendido a más de 100 metros sobre el "plato" por 18 cables.
Entre los avances más destacados conseguidos en la historia del centro sobresale, en 1964, la determinación del período de rotación de Mercurio, que no era de 88 días como se pensaba, sino de 59 días.
El observatorio, en 1989, tomó una foto del asteroide el 4769 Castalia y en 1990 se descubrió el púlsar (tipo de estrella) PSR B1257+12, lo que facilitó descubrir sus dos planetas en órbita, que fueron los primeros planetas extra solares descubiertos en la historia.