El líder del Ejército Popular Boricua (EPB-Macheteros), Filiberto Ojeda Ríos,  ha sido olvidado por los residentes de su natal barrio Río Blanco, en Naguabo, al cumplirse mañana, jueves, el quinto aniversario de su asesinato por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), el 23 de septiembre de 2005 en la casa donde residía junto a su esposa Elma Beatriz Rosado, en el occidental municipio de Hormigueros.

A un día de conmemorarse otro aniversario de su muerte, la tumba de Ojeda Ríos en el pequeño municipio oriental de Naguabo, fundado en 1821, luce desolada, adornada solo con dos tarros, uno con flores artificiales y otro con naturales, gastadas por el tiempo.

“Filberto Ojeda Ríos, 1933-2005 – Siempre presente”, se puede leer en la lápida, incrustada en la tapa de la tumba, donde también hay dibujado una trompeta, instrumento que tocaba, pluma y un machete, símbolo del EPB-Macheteros.

Ninguna persona se observó en el lugar donde descansan los restos del fenecido líder izquierdista para rendirle homenaje previo a la conmemoración del Grito de Lares, mañana, jueves.

Sin embargo, su viuda, Beatriz Rosado, afirmó a la agencia Inter News Service (INS) que el pensamiento de Ojeda Ríos está hoy más presente que nunca, en especial con las condiciones en las que se encuentra Puerto Rico.

“Las condiciones en la que nos encontramos en Puerto Rico son peores, con un Gobierno insensible que ha despedido a miles de personas, no hay un plan, una estrategia para ver como se resuelve la situación económica de numerosas familias”, expresó.

Rosado también aseveró que “aquí se está gobernando improvisando, no se toma en cuenta al pueblo”, lo que ha llevado a los independentistas y seguidores de distintas tendencias a pensar cómo van a otorgar su voto en las próximas elecciones.

De acuerdo con la viuda de Ojeda Ríos, ya los ciudadanos se cuestionan qué otro método de lucha utilizarán, aunque se han inclinado por la desobediencia civil, “que ha sido bastante efectiva”.

Precisó que mañana, jueves, la diferencia en la conmemoración del Grito de Lares será la ausencia del mensaje de Ojeda Ríos, que por años siempre hizo llegar grabado, ya que se encontraba en la clandestinidad.

Manifestó, sin embargo, que su esposo será recordado en la conmemoración de este jueves en el montañoso municipio de Lares, “altar de la Patria”, y en Hormigueros.

Rosado señaló que el ex prisionero político Carlos Alberto Torres, quien salió hace varias semanas de la prisión en Estados Unidos después de cumplir 30 años por el delito de sedición, tendrá a cargo un mensaje y leerá una semblanza de la fallecida líder nacionalista Lolita Lebrón.

“Vamos a denunciar el atropello y el asesinato de Filiberto Ojeda Ríos por parte del FBI y de Estados Unidos”, precisó la viuda del líder de Los Macheteros.

Ojeda Ríos murió desangrado luego de ser herido por un miembro de las fuerzas especiales del FBI que participó en un operativo en la casa donde se ocultaba en el barrio Jagüita, del municipio de Hormigueros, según reveló la autopsia que le practicaron en el Instituto de Ciencias Forenses.

El líder independentista presentaba una herida de bala en el pecho, por debajo de la clavícula, que le atravesó y salió por la espalda, afectando el pulmón derecho.

Ojeda Ríos fue el puertorriqueño más buscado por las autoridades de Estados Unidos en una década después de que en 1990 se despojó de uno de sus tobillos el grillete electrónico que controlaba su libertad condicional y lo dejó en la puerta del periódico independentista Claridad, en el sector capitalino de Santurce.

Anteriormente, entre 1970 y 1985, había permanecido otros 15 años en la clandestinidad por su supuesta relación con otras actividades revolucionarias.

En 1988 fue liberado al pagar una fianza de un millón de dólares, después de pasar tres años en la cárcel a la espera de juicio por el robo de 7,2 millones de dólares cometido contra un camión de la compañía Wells Fargo, ocurrido el 12 de septiembre de 1983 en Hartford (Connecticut, EEUU).

Ese dinero se utilizó para repartir regalos a niños pobres puertorriqueños y para promover la lucha por la independencia de Puerto Rico, según habría relatado.

Tras la violación de su libertad condicional, un juez de Connecticut le condenó en ausencia a 55 años de prisión por el atraco contra la Wells Fargo.