Cidra.- Noemí Morales trabajó “toda mi vida” en la farmacéutica GlaxoSmithKline. Por 24 años viajaba de su casa en Naranjito hasta la compañía en Cidra y ahora está en su hogar todo el día.

“Estás en tu casa sin hacer nada. Uno siente una mezcla de sentimientos. Ahora estoy planificando las finanzas. Tendré que cortar servicios como el cable, saldar las deudas que se puedan y ajustar el presupuesto”, lamentó Morales.

Durante su vida profesional en Glaxo, ocupó ocho puestos relacionados con la calidad de los productos.

“Emocionalmente todavía no me siento bien porque es bien difícil”, dijo con los ojos aguados.

Jamás imaginó que la empresa que consideraba como su segunda casa un día llegaría a su fin.

“Fue de imprevisto. Fue una decisión corporativa, que decidieron que era más costo efectivo cerrar”, expresó Morales.

Pero la adversidad no la ha amilanado. Está dispuesta a “buscárselas” para mantener a sus dos hijos universitarios y tomar cursos para trabajar en oficios de servicio “hasta aprender a hacer uñas o a hacer bizcochos”.

Wanda Rodríguez no descarta irse a Estados Unidos. Apenas llevaba un año y siete meses en Glaxo, pero “le cogí cariño a la compañía y tenía esperanzas de continuar allí”.

La residente de Juncos era parte del grupo “selecto” de remediación, que ayudaba a poner todo al día en la compañía, como lo hizo antes en otra empresa en Manatí.

“Esto tomó por sorpresa a muchos, inclusive a la gerencia. Los trabajos están difíciles, así que podría considerar irme a Estados Unidos. No es fácil, pero no imposible”, destacó la madre de dos hijos de 13 y a 14 años.

Morales y Rodríguez fueron dos de las más de 150 personas que recibieron cartas de cesantía la semana pasada y ayer acudieron a la Hacienda Sabanera, donde el Consejo de Desarrollo Ocupacional y Recursos Humanos del Departamento del Trabajo los orientó y había quioscos de compañías con ofertas de trabajo.

El director del Consejo, Alejandro Riera Fernández, estimó que tenían 1,600 ofertas de “empleos reales” cerca de Cidra, tanto en agencias públicas como empresas privadas. Señaló que el 75% de las personas que van a las orientaciones, “siempre y cuando quieran trabajar”, consiguen empleo.

El secretario del Trabajo, Román Velasco, lamentó que Glaxo les informara de los primeros despidos por el cierre -que se espera sea en dos años-, una hora antes de anunciarlo a los empleados, pero aclaró que no violaron la Ley Federal de Aviso Previo de Empresas (WARN) por continuar pagando a los despedidos hasta fin de año y notificarlo con 60 días antes.

El alcalde de Cidra, Ángel Malavé, lamentó la situación porque dijo que su pueblo deja de devengar entre $4 y $5 millones por el cierre de la planta. Además, el Municipio enfrentaba una tasa de desempleo de 10% a 12%, y pronosticó que ahora aumentaría a 15% por ciento o más.

Detalló que ahora Glaxo despidió a 360 empleados, en diciembre serán 200 y eventualmente los que resten de 900. Ésos se suman a los cesantes que trabajaban en Millipore, Ibax y Ciba Vision, para un total de 1,700 despedidos por cierres en Cidra.