Barceloneta. Tiago Figueroa Pallone tiene 8 meses y padece de una condición conocida como hipotomia congénita que lo mantiene ligado a un tanque de oxígeno, una máquina de succión y al aire acondicionado. 

Pero el huracán María se convirtió, hace dos semanas, en una enorme amenaza porque al tanque de oxígeno que tenía le quedaba poco.

Por eso, el día que venía el huracán, sus progenitores Sara Pallone y Pablo Figueroa, lo llevaron a dos hospitales y pidieron que lo ingresaran, pero las instituciones lo rechazaron porque no era una emergencia real, aunque el niño tiene una traqueotomía, una gastrostomía y, además de su madre, es atendido diariamente por una enfermera.

Así sus padres regresaron a la casa y bajaron la presión del oxígeno para rendirlo “sin autorización del médico”, recordó ayer Sara.

Cuando pasó el ciclón, se quedaron sin señal de celular para llamar a la empresa a la que le compran el oxígeno y no sabían qué hacer, hasta que un día, bajo desesperación, Pablo llegó hasta un punto del área metro en San Juan donde tuvo señal y llamó a un programa de radio para hacer el pedido de auxilio. 

“Esa tarde empezó a llegar gente”, dijo Sara, todavía con tono de incredulidad. Llegaron con oxígeno, agua, comida y otros productos, desde gente desconocida, hasta empleados del municipio.

Tiago, nombre que significa “Dios proveerá”, ha tenido días fuertes, particularmente por no tener aire.

El niño necesita guantes plásticos para quienes lo atienden, gazas, leche Gerber Extensive HA y oxígeno; reside en Estancias de Imbery, Calle Miño B-4.

De hecho, es uno de los 25 residentes en Barceloneta que requieren oxígeno, para quienes el municipio ha solicitado 51 botellas.

Sin embargo, las ayudas para ese pueblo, al igual que para otros, llegan a cuenta gotas.

Glorimar Villamil, directora de programas federales, ha ido seis veces al Centro de Operaciones de Emergencia habilitado en el Centro de Convenciones en San Juan, y desde el primer día pidió ocho plantas para operar ocho pozos que le dan agua a cerca del 50% de sus compueblanos.

 Pero cada vez que va, le piden algún requisito nuevo.

La alcaldesa Wanda Soler había celebrado que, por lo menos, la comunidad Tiburones tenía agua porque antes del huracán Irma habían pedido una planta. Sin embargo, la planta se averió ayer, dejando a los residentes sin agua.