Un día como hoy, hace dos años, sufrió un dolor desgarrador, que aún sufre. Su vida cambió en un abrir y cerrar de ojos cuando una tragedia tocó a su puerta: su pequeño Lorenzo, de tan sólo ocho años, había muerto de forma violenta.

Hoy, Ahmed Alí González y sus hijas, de seis y 15 años, están todavía en un proceso de sanación tras perder físicamente a su “keeper”.

En una entrevista a fondo con Primera Hora, el padre del pequeño Lorenzo González Cacho rememoró lo que vivió esa trágica mañana del 9 de marzo de 2010 y cómo su vida ha dado un giro de 180 grados tras la irreparable pérdida de su pequeño y amado Lorenzo.

Habló con el amor profundo que le profesa un padre a un hijo. Se mantuvo tranquilo, aunque en momentos la emoción lo arropó.

Ahmed, ¿cómo se enteró de la muerte de Lorenzo? ¿Lo llamó su hija mayor?

Fue una llamada de madrugada, que me personara al CDT (Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Dorado).

¿Qué pasó por su mente cuando le dijeron que Lorenzo había fallecido?

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Qué te puedo decir... La mente se va en blanco. Lo único que quería era ver a mi hijo levantarse de la camilla donde estaba. (Se le quiebra la voz). Le pedía a Dios que qué tenía que hacer. Si era darle mi corazón, se lo daba. Si era sangre, se la daba. Pero no sabía nada de lo que había sucedido. No es hasta luego que me informan de la muerte de Lorenzo. No me dieron explicaciones. Simplemente que falleció.

¿Pensó que fue accidental o no?

Eh... A mí no se me informó nada de lo ocurrido. Yo buscaba explicaciones.

Fuera del CDT, usted gritaba: “¡Dios, llévame a mí!...”.

(Lloroso). Seguro. Trataba de controlarme porque estaban mis hijas en el área, pero salía afuera y le pedía al Señor cualquier cosa que pudiera hacer, que lo hiciera. Pero, obviamente, el desenlace fue otro. Ya cuando yo llegué, el desenlace era otro.

Ahmed prefirió no hablar de la investigación criminal sobre el asesinato ni los sospechosos del caso, incluidos la madre de sus hijos, Ana Cacho.

A dos años de la trágica pérdida de su hijo, ¿quién es Ahmed Alí González?

Ahmed González es el padre de A. C., el padre de A., el padre de Lorenzo. Lo que siempre he hecho desde que nacieron, que es proteger y velar por el mejor bienestar de mis hijos.

¿Cómo ha cambiado su vida?

Mi vida ha cambiado dramáticamente. La pérdida de un hijo, por un momento, la incertidumbre de la situación. Pero han sido dos años en los que mi hijo Lorenzo me enseñó a ser más fuerte. A luchar mucho más de lo que luché durante toda mi vida.

¿Cómo ha sido el proceso de sanación?

Mis hijas están sanando. Yo estoy sanando. Ha sido un proceso... Vamos a decir que durante el transcurso de estos dos años, se ha llevado un proceso de sanación, pero, a su vez, de paz. Esto porque es un proceso donde hay muchos recuerdos. Hemos estado sanando y gracias a Dios, en paz. Estas fechas significativas son bien emocionales. Hay sus altas y sus bajas. Pero siempre con la fe y más que agradecido con el respaldo del pueblo de Puerto Rico, que se ha desbordado en afecto y cariño. Lo que me ha mantenido firme es ese apoyo, ese “estamos contigo, con las nenas, con Lorenzo, con la verdad”. El apoyo ha sido continuo desde el día uno.

¿Ha soñado con Lorenzo?

Obviamente, hay sueños, recuerdos, anécdotas. A veces (tratando de aguantar las lágrimas), voy a prácticas de soccer de hijos de mis amistades y, obviamente, los recuerdos se desbordan. Ir a la playa, al río, al Morro a volar chiringa...

¿Qué es lo más que recuerda de él?

Su sonrisa. Su alegría. Cada uno de mis hijos tienen sus características específicas. Cada uno brilla por su propia luz. Pero los tres se complementaban y los tres eran uno.

¿Y cómo es ahora que falta una tercera parte?

En realidad Lorenzo físicamente no está con nosotros, pero en espíritu y alma él es la luz que vela por nosotros. Y siempre lo honramos con la verdad, no la verdad de nosotros, la verdad de Lorenzo.

¿Qué le ha dado fuerzas para seguir adelante?

Aproximadamente, tres semanas antes, en una de las visitas paternofiliales, estaba con mis hijos en el fin de semana de San Valentín. Hicimos manualidades, compramos frutas y vegetales y un día alquilamos películas. Una de las películas era My Sister’s Keeper, de una familia donde una hermana tenía una condición. La vimos juntos y cuando se acabó, Lorenzo me dice: “Papi, I am daddy’s keeper, my mommy’s keeper and my sisters’ keeper”. Se sonrió y era como un decir durante ese fin de semana. Es nuestro keeper (guardián).

¿Con cuánta frecuencia visita la tumba de su hijo?

No podría ni contar las veces. Trato de evitar ir las fechas significativas por la prensa, porque ése es un momento que es mío con mi hijo. Hace poco fui con las nenas. Querían llevarle cartas, dibujos, globos.

¿Qué le dice a su hijo, allí frente a su tumba?

Lorenzo sabe que en cada etapa de estos dos años, voy y le relato lo que esté pasando. Leo un librito que dice: “Quince minutos de Dios Sacramentado”, que me regaló una señora y hacemos una oración. Le prometí que papi no iba a descansar hasta que toda la verdad saliera a la luz pública. Que toda la verdad se sepa y que todas las personas involucradas sean llevadas ante la justicia.

¿Confía en la justicia?

Confío plenamente. Ése ha sido el compromiso que me ha demostrado el Departamento de Justicia. Ellos están encaminados. Tienen un solo fin y es que todas las personas involucradas paguen por lo que hicieron. Eso es lo que espero.

¿Qué opina sobre el llamado pacto de silencio entre los implicados?

No quisiera hacer comentarios de la investigación criminal. Yo estoy complacido y conforme sobre cómo se ha llevado desde un principio el caso y tengo la fe de que el desenlace está por venir.

Muchos opinan que han tardado en radicarlo...

Esto no tiene tiempo. Tomará el tiempo que Justicia entienda necesario para que todas las personas involucradas sean llevadas ante la justicia.

¿Qué siente por Ana Cacho?

No quisiera hacer comentarios de Ana Cacho ni de nadie de su familia en este momento.

¿No es la misma persona con la que se casó en 1996?

Obviamente.

¿Lo que ocurrió no deja de sorprenderlo?

Constantemente. Durante el transcurso de estos dos años, toda la investigación, me he sorprendido por un montón de cosas. Pero ahora me siento tranquilo que mis hijas están conmigo, yo las puedo proteger.