Las casas de empeño se han convertido en este tiempo de pandemia en una tienda por departamento ante la drástica baja que han experimentado en personas que acuden en auxilio de obtener dinero prestado mientras empeñan algún artículo de valor.

Los pocos clientes que ahora reciben van más a comprar artículos, principalmente joyería, equipos electrónicos y herramientas, según coincidieron varios propietarios y gerentes de casas de empeño a través de la Isla.

“Nuestro negocio de préstamos quizás ha disminuido un poco, ya que las personas están recibiendo mucha ayuda federal. Pero, por otro lado, el mercado de la venta, que es venta de joyería y herramienta, ha subido sustancialmente”, informó Magaly Cardenales, gerente de una de las tiendas de La Familia Casa de Empeño, en Bayamón.

Pablo Cruz, gerente de la Casa de Empeño Oro Cash de Caguas, fue el mejor que resumió el impacto económico que ha generado la pandemia en estos negocios. Señaló que, antes de la llegada del coronavirus, recibían en la tienda unas 30 personas diarias y la mayoría era para empeñar artículos, sobre todo, prendas de oro, así como equipos electrónicos y de jardinería. Sostuvo que, hoy en día, reciben entre cinco a 10 clientes diarios.

“Las personas están yendo a ver qué pueden comprar, pero para préstamos y ventas no están haciendo nada de eso”, comentó.

¿Cómo funcionan?

Para que tenga una idea, estas casas de empeño se valían de los intereses que se generaban por las cosas que las personas empeñaban, que incluye desde computadoras hasta los títulos de los autos. Por lo general, estos intereses fluctúan entre un 10% a un 20% mensual.

Las casas de empeño también compran artículos de la clientela, para luego ofrecerlos en la tienda a precios módicos.

“Es bien importante saber que muchos de los clientes que nos visitan muchas veces no tienen las facilidades crediticias para ir a un banco a solicitar préstamo de cierta cantidad, pues nosotros somos la opción preferida”, indicó José Hernández, quien también es gerente en La Familia Casa de Empeño.

Como estos empeños no se han estado dando en el pasado año ni les llegan artículos para comprar, ahora los negocios recurren a suplidores para poder tener inventario para la venta.

Jorge Rodríguez, quien reside en Connecticut, fue la segunda persona que Primera Hora observó llegar a la casa de empeño Oro Centro Xpress, en Bayamón. Este empeñó una prenda por varios días “para resolverme” de un problema que le surgió en su estancia en la Isla.

Cuando fue interceptado, este indicó que acudió a la tienda a saldar la deuda y recuperar su prenda. Pero, de una vez, compró una bocina para poner música en la playa.

Sobre el artículo que empeñó, expresó que, “si no la saco, es culpa mía, pues yo tengo que entender que el día que la traiga, tengo que pensarlo 10 veces antes de empeñarla. Porque si no tengo para sacarla, no la voy a empeñar”.

La dueña del Oro Centro Express, Jeanie Carrión, explicó que los pocos empeños que ahora realizan son como el de Rodríguez. Es que las personas van más ahora a saldar sus cuentas y a reclamar sus pertenencias.

“La gente ahora mismo, la mayoría está redimiendo los contratos. Los empeños que han tenido, pues lo han venido a redimir o los han venido a abonar. O sea, que la gente, pues, está sacando más, que empeñando”, indicó.

La empresaria explicó que, en general, el negocio ha enfrentado pérdidas de un 30% a un 40%. Para subsistir, han recortado horas de operación.

“Ahora mismo estamos en una burbuja, porque la gente tiene dinero y viene y compra, hace ‘layaway’. La gente está en esos beneficios. Pero cuando eso se acabe, pues, entonces, más adelante, qué va a pasar. Eso es lo que no se sabe. Puede ser que, entonces, baje las ventas, suban las compras y los préstamos”, expuso.

Carrión añadió que “a largo plazo, si nos afecta (este cambio en el mercado), porque nosotros vivimos de los intereses de los préstamos. Al no haber ese tipo de circulación, aunque ahora mismo hay una alta demanda de venta, pero, eventualmente nos va a afectar el negocio”.

Ante este cambio en comportamiento, la empresaria dijo que ha aprovechado para sacar a la venta todo el inventario que tenía guardado. También han recurrido “a suplidores de Estados Unidos que nos ayudan también a poder comprar y revender a un buen precio. Obviamente, bueno, bonito y barato, que es lo que nos distingue”.

Gran embate para pequeños comercios

Por otro lado, son las casas de empeño pequeñas que más han sufrido el embate de esta pandemia.

Alberto González, dueño de la Casa de Empeño Chardimgo, en Carolina, explicó que por los pasados 35 años ha mantenido solo el negocio, sin ayuda de empleados.

Explicó que los empeños han caído en un 30%. Por ello, dijo que ha sobrevivido “haciendo ajustes en el diario vivir y en las deudas”.

“La diferencia ha sido muy marcada”, dijo.

Atribuyó este proceso a los “ciclos de la economía” y a que, “básicamente, hay muchos que ganan más ahora que lo que ganaban cuando trabajan”.

Por su parte, Ina Coll, dueña de la Casa de Empeño La Perla, en Ponce, sí ha tenido que recortar el horario de los empleados para subsistir.

“El mantengo del gobierno hacia un grueso en Puerto Rico, pues hace que la gente ya no necesite empeñar”, explicó.