Carlos Juan Machado Rodríguez y su esposa, Merced Demill Rodríguez Rivera, culminaron su proceso de mudanza al casco histórico de Ponce cuando, de repente, se dieron cuenta que faltaba uno de sus tres perros.

Rápidamente, la pareja buscó hasta en los lugares más recónditos del sector para tratar de recuperar a Goran, un can de colores blanco y negro que Machado Rodríguez logró rescatar de las calles del barrio Tibes, el 19 de octubre de 2019.

Sin embargo, su esfuerzo parecía en vano ya que habían pasado cerca de dos meses de la angustiosa situación, hasta que un día salieron a distraerse en compañía de unos amigos y decidieron contarles el motivo de su tristeza.

“A Goran, lo recogí en la calle el 19 de octubre de 2019. Estaba en el campo, en el barrio Tibes de Ponce y ahí llegó a mi vida. Hace dos meses que se me escapó, me estaba mudando de casa y no lo encontré. Me puse triste, porque (Goran) me ha acompañado varios años”, recordó Machado de 37 años.

“Busqué por el pueblo, calle por calle, pero no aparecía. Hasta que pasaron casi dos meses que ya lo daba por perdido. Me iba a pie y en bicicleta, porque soy ciclista profesional. No lo encontraba, pero aun así no me rendía”, relató el hombre que es enfermero en un hogar de ancianos.

Durante el encuentro con sus amistades, la pareja comenzó a mostrarles las fotos del perrito hasta que una de las féminas, que labora para el Albergue de Animales de Ponce, logró reconocer el animal que había llegado hace unas semanas al refugio tras ser capturado en el área urbana.

“Ese día, compartiendo con Joelis (empleada del albergue) se descubrió que Goran estaba aquí. Me puse bien contento. Dije que iría a buscarlo al otro día que era domingo y, al salir del trabajo, llegamos hasta el refugio para asegurarnos de que era Goran”, expresó.

Cuando lo pasaron aquí, yo estaba afuera del portón y lo llamé: ‘¡Goran!’ El perro movió las orejas y levantó el rabo a las millas, bien contento y rápido cuando nos vio, se tiró encima de nosotros. Se le notó la contentura y más, la felicidad de nosotros”, confesó al mencionar que el personal del refugio bautizó a su perro como OreoPanda.

Pero la historia no termina ahí. Al parecer, Goran había hecho amistad con otro perrito durante el tiempo que estuvo extraviado y que también fue atrapado y llevado al albergue.

No obstante, Carlos Juan y Merced Demill notaron algo extraño en la reacción de los canes que estaban despidiéndose. Por eso, decidieron adoptar el animalito al que llamaron Buster.

“Le pregunté a mi esposa si nos lo llevábamos y me dijo: ‘Donde come uno, comen dos’ y, en este caso, ya serían cuatro. Si tú vieras la contentura que le dio a ese perro cuando dije que nos lo vamos a llevar… (estaba) brincando por todos lados”, sostuvo.

Por su parte, Merced Demill, de 34 años, aseguró que, la experiencia con Buster, su nueva mascota, ha resultado favorable.

“A Dios gracias, se ha portado muy bien, siempre está bien contento, bien activo. Gracias a Dios, han sido unos perros buenos”, expuso la fémina que trabaja para una compañía de mantenimiento que brinda servicios a un hospital de Ponce.

El matrimonio ya había dado a Goran por perdido, pero al hablar con unas amistades, pudieron localizarlo.
El matrimonio ya había dado a Goran por perdido, pero al hablar con unas amistades, pudieron localizarlo. (Tony Zayas)

¿Por qué rescatar a un animal?

Machado relató que hace varios años decidió rescatar algunos animales que viven en las calles pues, están en zonas a donde el peligro les asecha constantemente.

“Yo rescato, porque cada vida vale. ¿Para qué desperdiciar una vida que está un poco estropeada por la indiferencia? Vamos a darle amor y cariño. No seamos crueles. Desearía cambiar el mundo de esa manera, que todos demos amor”, recalcó.

“Yo pienso que, si cada familia en Puerto Rico adoptara un perro o un gato, bajaría mucho la sobrepoblación de animales que tenemos. Lamentablemente, la gente no piensa igual que uno y no estamos remando del mismo lado”, lamentó.

Asimismo, Merced Demill aseguró que no le molesta que su marido lleve animalitos a su casa.

“Nosotros siempre hemos sido diferentes en ese aspecto. Esto ha sido algo de parte de los dos. Hemos acogido muchísimos perros; no es el primero ni será el último que rescatamos de la calle. Después que podamos mantenerlos bien y que ellos estén bien, yo no protesto por eso”, apuntó la fémina, quien lleva 13 años con su esposo.

Sobre el Albergue de Animales de Ponce

La administración del refugio municipal estuvo en manos privadas durante varios años, pero el ayuntamiento retomó la operación en marzo de 2022.

Según la vicealcaldesa, Marlese Sifre, “este es el segundo caso de personas que vienen al albergue y encuentran a su mascota que estaba perdida. Para nosotros, es bien importante porque es el cambio y la transformación de este albergue”.

“Antes se denunciaba que esto era un matadero y que aquí un perro no duraba ni un día. Al día siguiente de entrar un perro, al otro día no existía. Por eso es importante visibilizar estas historias. Esto es un albergue y aquí no hay eutanasia masiva, como había antes”, argumentó,

Actualmente, la estructura cuenta con jaulas que permiten una capacidad máxima de hasta 150 perros y otra que acomoda medio centenar de gatos. De acuerdo con la funcionaria, el espacio no es suficiente para la cantidad de animales realengos en las calles de Ponce.

“La voluntad no falta, estamos trabajando unas propuestas federales a través de fondos ARPA para la reconstrucción del área; la ampliación, el sellado, porque esto es salud pública. El proyecto fue aprobado, y próximamente, continuaremos con el protocolo federal para seguir con el proyecto”, reveló.

“Estamos trabajando a través de organizaciones, haciendo acuerdos de colaboración y evaluando la próxima contratación de un veterinario para que esté fijo aquí y le pueda brindar servicios a la ciudadanía a bajo costo. Queremos que el albergue sea autosustentable con el dinero que se recaude de los servicios porque los costos de operación de un alberge son muy altos”, agregó.

Mientras tanto, expuso que continuarán realizando ferias de vacunación, esterilización y adopción, además de llevar talleres a las comunidades y escuelas para educar sobre el bienestar de los animales.

“La responsabilidad de que en las calles de Puerto Rico estén sobrepobladas de perros y de gatos se debe a personas irresponsables, sin corazón y sin sentimientos, que los han tirado y, obviamente ellos se reproducen”, manifestó.

“Si educamos a cada familia que tiene una mascota, que pueda esterilizarlos, vacunarlos y darle los servicios que ellos requieren, también minimizamos la sobrepoblación y las enfermedades”, concluyó.

Para más información sobre el Albergue de Animales de Ponce, puede llamar al (787) 259 8630 o al (787) 259-8629.