Algunos puertorriqueños son muy afortunados porque en lugar de recibir por correo sus platos típicos preferidos, tienen la dicha de la visita de una cocinera experta en delicias boricuas.

“Traje todos los ingredientes de casa, pero las hojas de guineo no me las dejaron pasar porque tenía que amortiguarlas”, contó Rosie poco después de completar una intensa sesión culinaria en la que preparó 55 pasteles peñolanos tras invadir la cocina de su hija Yahaira. 

Explicó que la satisfacción mayor al completar la tarea fue que logró encontrar hojas de guineo en un mercado oriental cerca de la casa de su hija. “Las encontramos en un negocio coreano, un asian market, aquí en Atlanta”, destacó al explicar la satisfacción de poder enseñar a su nieta de 10 años a preparar los pasteles.

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Es una tradición familiar y hay que seguir conservándola. Yo los hago con masa de guineo, un poquito de yautía y un toque de calabaza hervida”, relató Bauzá. Explicó que a la masa le agrega ajo en grano “bien molidito”, sal, achiote y “el toque especial de orégano que lo traje del patio de casa”. Para las porciones que servirán en la cena de Acción de Gracias, preparó unos con carne de cerdo y otros con pollo. Precisó que siguiendo la tradición del hogar, agrega al final algo de aceitunas y un pimiento morrón, antes de envolver cada pastel, como cuando se le pone una cereza al mantecado servido en su copa.

“Así me enseñó a hacerlos mi mamá y ahora le enseñe a la nena que le encanta cocinar. De esos que ya preparé voy a mandarle unos a mi familia en Nueva York  y en Oklahoma”, agregó orgullosa.