Con el juego de identificar objetos tradicionales como güiros y sillones en la magistral pintura “El Velorio”, un grupo de pequeños artistas conoció hoy la obra maestra de Francisco Oller, que engalana una de las salas del Museo de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras.

A su vez, esos pequeñines de hasta 5 años de edad presentaron sus primeras obras en el Museo como parte de la exhibición Arte Andarín, un proyecto del Centro de Educación Temprana (CET) ubicado en el Centro Sor Isolina Ferré en Caimito, con subvenciones del Instituto FILIUS de la UPR y la Fundación Marelsy Hernández.

“Son pocas las personas que integran a los infantes en las artes. Desde que los bebés están listos para sujetar, están listos para tener un pincel en la mano y enriquecerlos con todas estas experiencias que van a crear ambientes de paz”, explicó Kathy Miranda, coordinadora de CET.

Una de las madres presentes, Denise González Santos, destacó que su hijo Michael Gabriel Aybar, de 2 añitos, se disfruta mucho el programa, en el que participa desde octubre de 2013.

Michael Gabriel también se gozó al máximo el recorrido interactivo que dirigió la guía Lisa Ortega y que contó con oportunidades hasta para vestirse de vejigante.

Mientras, una de sus compañeritas, Andrea Morales, en brazos de la guía, observaba con toda atención las obras y los objetos en la muestra “Tradiciones en transición”, de la Fundación Luis Muñoz Marín.

Experiencias como esta, a edades tan cortas como los 8 meses de edad, son parte central de la filosofía educativa del CET, que ve en las artes y el deporte dos de los pilares para una educación integral, indicó por su parte María de Lourdes López, directora del Centro Sor Isolina Ferré de Caimito.

Entre las obras creadas por los chicos se destacan pinturas abstractas, en medio mixto, inspiradas en sus emociones o en temas de las clases.

En otros casos, los maestros presentan obras de renombrados artistas como Luis Hernández Cruz y retan a los niños a que las usen de referencia.

Miranda explicó que este tipo de actividad incluso se realiza en el salón de infantes. Por ejemplo, en el marco de una clase sobre el elemento agua, los más chiquitos prepararon su propia versión de la obra “Mar de Marlin” de Hernández Cruz, con esponjas y pintura hecha con harina y colorante vegetal, a fin de asegurar el manejo seguro a tan corta edad.

Arte Andarín no se limita a usar témpera. También explora materiales reciclados, medio mixto y todo lo que tengan a mano para hacer sus creaciones, explicó la maestra Grace Prieto.

“Usamos habichuelas, nos fuimos por el patio a buscar hojas. Hasta usamos filtros de café para crear arte”, compartió sobre el programa que atiende a unos 25 niños.

El arte también ayuda en las necesidades especiales de todos sus alumnos.

“Algunos tienen dificultades del habla o de desarrollo de motor fino o motor grueso”, explicó la joven educadora, cuya labor en el proyecto Arte Andarín del CET fue posible gracias a una subvención de la Fundación Marelsy Hernández.

"Ver al mundo a través de los ojos de un niño nos lleva a esa etapa de nuestras vidas en la que todos estuvimos. Recordar a mi prima Marelsy Hernández y su Fundación, mediante esta hermosa exhibición de arte, reflejará que su ilusión de obras para los menos afortunados sigue viva, aunque ella se encuentre en otra dimensión”, expresó por su parte Nicolás Linares, representante de la Fundación y director del Instituto FILIUS.

Para finalizar la actividad, “Annie, la huerfanita” hizo una aparición especial, en la voz de la juvenil cantante Adriana San Miguel, que interpretó dos temas del popular musical.

Con el trajecito rojo y la peluca pelirroja de “Annie”, Adriana –de 12 años– compartió lo que ella considera la lección más importante de esa obra: “Hay que amar y el dinero no es lo más importante”.