Al cumplirse 30 años de los asesinatos del Cerro Maravilla, al independentismo no le interesan las conmemoraciones especiales, sino que se recuerde que la persecución política que motivó esas muertes aún persiste.

La Coordinadora Nacional del Cerro de los Mártires convocó hoy, martes, a los puertorriqueños a acudir el viernes a las 8:30 de la mañana a Villalba, al lugar donde Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado fueron asesinados el 25 de julio de 1978. Por esos hechos, cumplen penas carcelarias varios ex policías.

"Para nosotros no es importante que sean 30 años, para nosotros lo importante es que las personas que fueron víctimas de este atropello todavía tienen miedo, todavía no sienten que pueden salir tranquilos a la calle", indicó Francisco Jordán, portavoz de la Coordinadora.

"Que se conozca, que se sienta y se entienda que esto (la persecución a los independentistas) no ha terminado", agregó.

Los independentistas han sido objeto de persecución del gobierno local y estadounidense por décadas, siendo la expresión más evidente el sistema de "carpeteo" mediante el cual la División de Inteligencia de la Policía mantenía expedientes sobre las actividades de los simpatizantes de la independencia y sus familiares.

Incluso, la Uniformada tuvo que desmantelar esa división y devolver los expedientes -algunos que comprendían varias cajas de documentos- a los perseguidos. En la carpeta se constata que, tanto los agentes locales como federales, la consultaban como parte de sus investigaciones.

El ex sargento Nelson González y los ex policías Rafael Moreno Morales y Rafael Torres Marrero, quienes están en prisión por delitos relacionados a la muerte de los dos jóvenes independentistas, buscan su excarcelación a través de la Junta de Libertad Bajo Palabra o algún otro mecanismo que les permita salir de la cárcel antes de cumplir el mínimo de sus respectivas sentencias.

Tras asegurar que no puede perdonar a los involucrados en los asesinatos, el secretario general del Partido Independentista Puertorriqueño, Juan Dalmau, reclamó que los condenados cumplan la totalidad de sus sentencias y no reciban ningún privilegio.

"Pueden ver a su familia, pueden abrazar a sus hijos... A los compañeros que fueron asesinados, sus padres no pueden abrazarlos. Ellos tienen que cumplir la totalidad de la pena impuesta, lo contrario sería humillar la memoria" de Rosado y Soto Arriví, manifestó Dalmau, quien forma parte de la Coordinadora junto a otros líderes del independentismo.

El ex preso político Juan Segarra Palmer, por su parte, aseguró que el país no debe olvidar los sucesos del Cerro Maravilla, al tiempo que opinó que eventos como ése han traído una evolución política del pueblo puertorriqueño.

Según Segarra Palmer, la reacción del pueblo ante la muerte de Filiberto Ojeda Ríos en septiembre de 2005 a manos de agentes federales demuestra que, en estos 30 años, los puertorriqueños han reconocido la persecución que sufren los independentistas.

En 1978, "nadie le creyó a Julio Ortiz Molina (chofer de carro público que estaba presente al momento de los asesinatos del Cerro Maravilla). Sin embargo, todo el mundo le creyó a Elma Beatriz Rosado", viuda de Ojeda Ríos, dijo Segarra Palmer.

Rosado se encontraba en la casa familiar junto a Ojeda Ríos el día del operativo federal que acabó con la vida del líder machetero.

La actividad del viernes será dedicada a los presos políticos boricuas que cumplen penas en cárceles de Estados Unidos, incluido Avelino González Claudio, vinculado al asalto de un camión de la Wells Fargo en la década de 1980 y encarcelado este año.

Asimismo, se homenajeará al poeta nacional, Juan Antonio Corretjer, en el centenario de su natalicio.