Personas mayores llegan hasta los supermercados en busca de suministros
Muchos de ellos son beneficiaros del PAN.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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En el segundo día del toque de queda impuesto por el gobierno, los supermercados fluyen con cierta normalidad e irónicamente con la entrada constante de la población más vulnerable que son adultos mayores y pacientes con condiciones como cáncer.
En un recorrido por varios supermercados, ciudadanos iban en busca de la compra del mes porque les había llegado el dinero que reciben del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), mientras otros buscaban lo que les hacía falta para pasar lo que resta de las dos semanas del encierro pedido por el gobierno para atajar el contagio del virus.
En el Walmart de Plaza Cayey, la mañana en su supermercado transcurría como cualquier otra. A eso de las 9:00 de la mañana, los clientes continuaban entrando sin cesar, aunque algunos con sus debidas precauciones. Entre góndolas se veían empleados y clientes con guantes y mascarillas, pero esto no les quita su procupación ante un posible contagio al mundialmente temido coronavirus o COVID 19.
Doña Ana Vélez de 81 años y quien es paciente de cáncer, ayer se encontraba con su hija Ana Cotto, comprando “todo lo que les hacía falta para luego no tener que salir”.
“Vamos a completar lo que queda para uno mantenerse más en la casa”, dijo Cotto.
Doña Ana, por su parte, se encontraba de buen ánimo y aunque preocupada, decidió que su hija la llevara a comprar los suministros para ella y para sus animales. “Tengo animales que no los puedo dejar morir porque me muero yo también. Compramos comida para ellos, para nosotros y para los vecinos”, apuntó.
Celimar Rodríguez, quien es empleada de Walmart hace 14 años, dice que en términos de la cantidad de personas que ha entrado a hacer sus compras lo compara como un día normal.
“Hay mucho flujo a pesar del toque de queda. Ya se supone que estén preparadas como tal, pero la gente no respeta el toque de queda. Se ha dicho que por cada familia entre una (al supermercado) y aquí viene dos y tres acompañando a una persona”, señaló.
En una parada en el supermercado Ralph Food Warehouse, el estacionamiento no estaba lleno, pero el flujo de personas con canastas o empujando sus carritos de compra era continuo.
Helga Marrero de 59 años, era una de las que salía con los comestibles que entendía puede pasar el tiempo que se pidió estuvieran en la casa. Dice que toma sus precauciones porque en el gobierno no confía.
“Preocupación siempre la va haber. Sí uno toma las precauciones porque no confiamos en los datos del gobierno, así que siempre va a haber la preocupación, pero uno tiene que tomar las medidas. La seguridad está en uno, uno no puede esperar por los demás. Leo, me informo, escucho y tomo decisiones”, sostuvo.
“No confiamos en el gobierno para nada. Bueno, ya tenemos la experiencia de (huracán) María, de los terremotos y ahora esto. Yo no confío. Yo tomo mis precauciones”, apuntó.
Wilydia Cruz, de 65 años, es paciente de cáncer y ayer guardaba algunos encargos en su guagua, para pasar los días en calma. Salió con guantes para evitar tocar cualquier superficie que haya estado infectada, pero denunció que el gobierno debió haber prevenido la situación.
“Nos pusieron en riesgo. Sabían cómo estaban los del crucero”, dijo con indignación.
El gerente del supermecado, Reynaldo Franco, indicó que desde el jueves previo al toque de queda las personas no han dejado de ir a hacer sus compras. A modo de prevención, sostuvo que habilitó todas las líneas de pago para evitar las filas. Dijo, además, que como medida preventiva se limpian los terminales de las cajeras luego de cada compra, así como los guantes de las cajeras y desinfectando los carritos y las canastas.
“Vienen muchas personas mayores preocupados, buscando sus productos”, indicó.
Asegura que la entrada de personas “está sobre lo normal, aunque ha bajado un poco comparado a los primeros días”.
Ivette Malavé, de 55 años, llegó temprano a Econo para hacer su comprita del mes, una medida que dice utilizó para prevenir y no encontrarse mucha gente. Luego de esta, dice que no vuelve al supermercado, no necesariamente para evitar el posible contagio, sino “porque ya se acabaron los chavos”.
Dice que no siente temor porque se guarda en su casita y no sale para ningún lado.
Nilda Quintana de 63 años y su esposo Rigoberto Llera, en tanto, llevaron a Ana Lydia Ortiz López de 75 años a hacer su compra, luego de llevarla a hacer sus laboratorios, pero se encargaron de manterner los cuidados al entrar a buscar sus víveres.
De igual modo, lo hizo Mercedes Cabrera con su mamá, Adelaida Reyes Río, a quien le llegó el dinero del PAN ayer par hacer la compra del mes.
Doña Adelaida dice que que fue a hacer la compra porque lo necesitaba, pero que no ha ido ni a los médicos para evitar las salidas.
Wilfredo Rivera, gerente de Econo, en tanto, asegura que hoy, las compras han fluido en orden. En días previos, dijo que la administración tuvo que tomar medidas para controlar la entrada como sucedió cuando se esperaba la llegada del huracán María.
Indicó que se esperaba un flujo mayor de personas porque se emitieron los pagos a los beneficiaros del PAN.