Cabo Rojo. Tras llorar largo y tendido por haber sido destronada en las elecciones de 2012, la ex alcaldesa de Cabo Rojo Perza Rodríguez se acogió “a la voluntad de Dios” y se desvinculó de la política para hacer otra cosa. Se renovó, se quitó la piel y ahora sirve con gusto desde su retumbante cocina en Joyuda.

“Cuando uno sale de la política, se queda solo. Pero allí siempre está la familia y los amigos de verdad”, dijo recordando que la idea de abrir el restaurante Perza’s, en la PR-102, km 10, en Cabo Rojo, fue una sugerencia de su amiguito Fabián, hijo de una compañera del Municipio, quien le dijo llorando: “¿Y ahora dónde te voy a ver para darte besos?”. Pues, como a Perza siempre le gustó cocinar, abrió un restaurante y hasta allí llegan todos para saludarla y probar sus recetas criollas.

“Si otros lo han hecho, yo también”, se dijo. Agradecida de Dios por haber sido alcaldesa y haber estado al servicio público por tantos años, sacó todo su dinero de retiro y se jugó a la suerte de ser comerciante en Joyuda, donde asegura que, con su nuevo restaurante, hará repuntar esa zona que antes fue conocida como “la milla de oro del buen comer”.

“Mandé a hacer los rótulos y el artista gráfico me llamó y me dijo: ‘Ahora todos los demás han puesto rótulos nuevos’”, dijo con ánimo de iniciarse en la sana competencia de la industria gastronómica en el oeste. Sus pescados los compra a pescadores locales y señaló que ha aprendido mucho de la actividad en las pescaderías, “pues no siempre hay pesca y tengo que compartir con los demás”.

El menú criollo lo preparó ella misma. “Siempre hice mi sofrito fresco, no es lo mismo comprarlo congelado que hacerlo en casa. Además, yo hiervo las habichuelas con patitas para que salgan bien sabrosas”, destacó orgullosa de su cocina, a la que agrega el sabor de su raza y los colores de su alma. Esos colores también están plasmados en la carta, pues las artes del menú retratan el sol de Joyuda, la Isla Ratones, un farito criollo a lo Perza’s y coloridas letras como los collares, pantallas y pulseras que la distinguen. Bien tropical. “Color y Caribe, eso soy yo, el folclor y mi raza”, apuntó.

En su oferta hay variedad de platos, entre los que resaltan el Perza’s choice, que es un filete de mero “suavecito” y las chuletas kan kan El Guitarreño, en honor a su “amigo” el comediante Alfonso Alemán, personalidad de televisión conocida por ese nombre, a quien le preguntó cuál era su plato favorito para nombrarlo así. “El negocio es familiar. Aunque ha contratado a tres chefs y dos ayudantes de cocina, trabajan con ella toda su familia, incluyendo a una hija y una sobrina, que se quedaron sin empleo después de las elecciones.

Ahora Perza dice estar viviendo un sueño, “¡pues nunca imaginé que me iba a sentir tan bien!”, exclamó sonriente y liberada de cargas mayores que no sean mantener el buen servicio y la cocina limpia. “Recibí muchas ofertas de empleo, en el ambiente político, en la universidad, como gerente…, pero me quise desvincular. ¡Este es un nuevo ciclo!”, exclamó.

El lugar que por 40 años albergó las cocinas del famoso restaurante El Flamingo y por varios meses El Plátano Tropical ahora es Perza’s. Lo alquiló y no tuvo muchos problemas para conseguir los permisos de uso. Ahora la nueva administración apuesta a renovar la zona turística de Joyuda. Todos los días está abierto de 11:00 a.m. a 10:00 p.m., y de jueves a domingo cierra más tarde porque tiene barra, donde augura poner una pantalla para ver los juegos y karaoke para el jangueo.

Entre sus primeros clientes, hubo gente que “bajó desde San Juan porque se enteró del restaurante por el periódico”, le dijeron. Otros clientes locales manifestaron que sus platos estuvieron “¡excelente!”, según Wilma Sánchez, empleada del Fondo del Seguro del Estado, quien durante su almuerzo probó el mofongo relleno de camarones. Mientras, Juanita Flores, de Cabo Rojo, dijo que “el servicio estuvo buenísimo” tras haber comido alitas con papas.

Con bastón en mano, a paso lento pero constante (debido a la recuperación de su primera operación en la rodilla de su pierna derecha), Perza no descansa para que su clientela reciba “el trato que merece”. Junto a su esposo, Osvaldo Fargas Falú, emprende un nuevo camino como administradora y asegura que su restaurante durará muchos años, “porque está hecho con amor”.