Pierde en un día la casa que le tomó 25 años en construir en Guayanilla
La residencia sucumbió ante el terremoto de 6.4 grados.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Guayanilla.- José M. Caraballo se acababa de retirar para disfrutar con su esposa Bertolina la casa en concreto de dos plantas que con los ahorros de una vida de trabajo lograron construir, pero el terremoto del pasado 7 de enero les desplomó sus sueños.
Hoy, Caraballo montaba guardia en su carro frente a la vivienda derrumbada, en la Calle Borinquen de Solares Indios, en espera de que personal de la Agencia Federal para el Manejo de Desastres verifique los daños de la estructura, cuya primera planta se derrumbó y provocó que el segundo nivel colapsara.
El sismo del Día de Reyes aflojó las columnas de la casa por lo que personal del Municipio de Guayanilla desalojó a la familia y acordonó la estructura. En la madrugada Caraballo y su esposa se alojaron con una hermana en Ponce y poco después la casa sucumbió ante el terremoto de 6.4 grados.
“Trabajé 25 años y fui haciéndola poco a poco. La perdí en un día, pero estamos vivos. Gracias a Dios que mis hijos ya crecieron y vivía yo con mi esposa y un perrito porque me había acabado de retirar, quería disfrutar mi casa y no me duró nada”, lamentó compungido Caraballo a Primera Hora.
Dijo que ya se ha acostumbrado a las constantes réplicas, algunas fuertes, aunque reconoció que muchos vecinos del barrio Indios, donde se ubican muchos de los epicentros, estos remezones les causan nerviosismo y ansiedad.
“En esta área especialmente se siente fuerte. Es un zumbido por debajo de la tierra y después es que viene el temblor. La casa colapsó por que la levantaba y la bajaba y después la sacudía. Por eso fue que las columnas se fueron. En el del 6 de enero, que yo estaba adentro, levantaba la casa y después la sacudía”, narró Caraballo.
“A veces uno está sentado y siente como una vibración, como si fuera algo eléctrico por dentro del cuerpo”, comentó Ricardo Santana, también residente de la comunidad.
Un poco más arriba, en las Parcelas del barrio Indios, varias casas también se desmoronaron con los temblores que le han quitado el sueño a los residentes, muchos de los cuales se mantienen en vela frente a los hogares y otros, tan pronto cae la noche emigran a la montaña de una finca de heno en los alrededores, donde se improvisó un campamento con carpas y casetas.
En la calle 25 de julio, don Benjamín Vega y su esposa Nancy Torres contaron cómo la casa frente a la suya se desplomó.
“Voy a ser bien sincera no la vimos caer porque de la nerviosidad que teníamos nos montamos en los carros y nos fuimos corriendo monte arriba”, relató Torres.
Dijo que afortunadamente el propietario de la residencia en concreto hacía poco que había salido de la casa para ir a trabajar a San Juan. “Esa madrugada del 7 de enero él se fue a trabajar y con el jamaqueón cogió miedo, viró y cuando regresó ya se encontró con la situación”, narró la mujer, quien agregó que hacía unos meses que el dueño de la casa la había remodelado con puertas y ventanas de seguridad.
Torres sostuvo que la situación mantiene en vilo a la comunidad de las parcelas porque las réplicas siguen y muchos de los epicentros de los sismos se registran en la costa cercana al barrio Indios.
“Como cada 30 minutos tiembla. Ya algunos estamos adaptados, pero esto le ha dañado los nervios a muchas personas. A mi nieta como que le ha dañado la mente, la tiene ansiosa”, indicó.
En otra calle de las parcelas, el terremoto movió para atrás una residencia y en la parte del frente el movimiento telúrico abrió una hendidura de varias pulgadas.