Guánica. “Estoy loca por irme”. 

Ese es el principal deseo de doña Ana Velázquez, quien lleva siete días refugiada bajo las carpas aledañas al Coliseo Mariano “Tito” Rodríguez, a donde llegó luego que su casa en el casco urbano de este municipio se viera amenazada de colapsar durante el sismo del pasado 7 de enero.

Pero los intensos movimientos continúan alarmando a la población, como el ocurrido hoy a eso de las 9:00 de la mañana y que alcanzó los 5.9 grados.

Doña Ana dice que allí en el refugio, a pesar de que no tiene las comodidades de su hogar, no le ha faltado nada para alimentarse y hacer sus necesidades básicas. Lo que sí la mantiene incómoda es la falta de duchas para su aseo personal. Y es que desde que llegó al Coliseo no ha podido bañarse.

Así como ella, están la mayoría de las personas que se encuentran en el lugar.

“No hay ducha. Baños hay, pero duchas no”, dijo Velázquez mientras se bebía una de las bolsitas de leche que le habían entregado.

Para resolver, la anciana utiliza tollas húmedas y pampers.

Ante la situación, Awilda Ortiz, del Departamento de la Familia de Guayama, quien llegó a brindar ayuda junto a trabajadores sociales, denunció la situación que mantiene a los refugiados bajo una pobre higiene.  

“Estamos aquí y desde que llegamos estuvimos con un viejito (que) hacía tres días que no se bañaba, lo bañamos con botellitas de agua, buscamos ropa, lo cambiamos, y se le dio los medicamentos”, dijo.

“Estoy bien triste, no sé si decir molesta por lo que está aconteciendo aquí, porque verdaderamente son personas humanas las que están aquí. Yo acabo de dar una vuelta por las carpas donde están las personas acostaditos, (hay) niños sin bañarse, personas adultas sin bañarse”, indicó.

“Agradezco a todas las personas voluntarias que han estado alimentándolos pero eso no lo es todo, el aseo personal es bien importante, hay que hacer un baño, porque estas personas necesitan su aseo personal”, reclamó con indignación.

Otro de los que lamentó la situación fue don Jorge Luis Rodríguez, un veterano que sale del refugio junto a su hijo para ir a bañarse a la casa y regresan al lugar por el miedo que le provoca quedarse en la residencia ubicada en la barriada Esperanza.

Don Jorge Luis Rodríguez, veterano de la Guerra de Corea, lamentó la situación. (Para Primera Hora / Jorge Ramírez Portela)
Don Jorge Luis Rodríguez, veterano de la Guerra de Corea, lamentó la situación. (Para Primera Hora / Jorge Ramírez Portela)

“Yo me siento bien, lo único es que tengo que ir a la casa de un hijo mío para ir a bañarme, pero en lo otro, tenemos suficiente agua, están dando almuerzo, a veces es suficiente el almuerzo y te ofrecen más y tengo que decir que no”, dijo quien batalló en la Guerra de Corea, a quienes se les conoce como los Borinqueneers.

Sin embargo, el veterano de 91 años tiene intacto en su memoria la experiencia vivida la madrugada del 7 de enero cuando el sismo de 6.4 sacudió la Isla. Incluso, siendo exmilitar, asegura que el momento es uno de los más duros que ha vivido.

“Yo soy veterano de Corea y yo sufrí, en la guerra se sufre. Era miserable, porque uno está en peligro en todo momento. Adentro o afuera, como quiera estábamos en peligro… (pero) este nivel (del sismo) ha sido, no sé si por la edad me ha afectado más lo nervioso. Estábamos mi esposa y yo en la casa y nos íbamos a morir del susto, porque eso duró como cinco minutos”, relató con angustia.

Durante el recorrido por el refugio, trascendió que las personas que pernoctan en los predios del Coliseo, serían trasladados a la pista atlética de Guánica por temor a que la estructura colapse. Según don Jorge, les indicaron que tras la sacudida de esta mañana la estructura se debilitó. Cabe destacar, que al llegar al lugar, la edificación se encontraba acordonada.

“Eso tengo entendido, de que nos van a mover a la pista… porque ese edificio está en peligro.  Lo clausuraron. No podemos entrar a él”, comentó.

Actualmente, se encuentran en la espera de que en algún momento entre hoy y mañana se concrete la movilización.