Decenas de residentes en la comunidad Tiburones en Ponce lograron salir este martes del sector que quedó incomunicado a raíz de la crecida de los ríos Jacaguas e Inabón por el impacto del huracán Fiona.

Esto luego de que un grupo de vecinos se armaran de pala, machete y voluntad para abrir camino y aliviar la crisis generada por las inundaciones que afectaron cerca de siete residencias.

Según la líder comunitaria, Carmen Maritza Rodríguez, “este huracán fue peor que María”.

“Nos afectó más, porque los dos cuerpos de agua de donde residimos, que vivimos en medio de dos ríos, Jacaguas e Inabón, se desbordaron y fue algo bien terrible. Fue peor que María porque se inundaron más hogares, vino con más fuerza el río. Hizo más daño, de verdad, fue algo bien peligroso”, confesó la mujer de 50 años.

“He vivido toda mi vida aquí y, eso fue algo que me asustó porque subió muy rápido. En cuestión de techos y eso, uno que otro que se volaron el zinc. Pero según la brisa, las divisiones de los techos en muchas residencias, pues se mojaron y el río que se metió en hogares que nunca se había metido. Los hogares están de pie, pero mucha gente perdió todo lo de adentro”, lamentó.

Rodríguez explicó por qué algunos residentes decidieron quedarse en el sector, a pesar de que el ayuntamiento pasó el sábado para exhortarles que se movieran ante el impacto que se esperaba.

“Aquí en la comunidad, la mayoría de las personas se refugian en casa de familiares ya que la comunidad se compone más del 80 por ciento de personas de la tercera edad. Así que sus familias se los llevaron para sus hogares y los que nos quedamos, fue en hogares seguros. O sea, casas altas, en cemento”, sostuvo.

“Sabemos que nos quedamos incomunicados, que aquí no hay ni salida ni entrada para salir de la comunidad cuando estos ríos se desbordan. Vivimos cerca del aeropuerto, de la PR-1 y pues, se salen ambos ríos y no podemos salir. Pero pues, siempre nos quedamos uno que otros, pero en residencias seguras”, destacó sobre su comunidad compuesta de unas 55 familias.

No obstante, fue la propia comunidad que se armó de empeño para salir del problema.

“Gracias a Dios, salimos hoy pudimos salir. Fue un grupo de personas de la comunidad y personas que siempre nos ayudan, que gracias a Dios que mi comunidad siempre responde, se limpió la carretera y se hizo camino. Pero en la PR-1 se limpió con máquinas para uno poder salir de aquí para atender las necesidades”, manifestó al señalar que recibieron también la visita del Gobierno Municipal y legisladores de la zona.

“Estamos tratando de sacar un poco de bache con pala, porque no tenemos luz y lo que tenemos es una gotita de agua, que, con eso no podemos limpiar ni hacer nada. Pero hay casas que son intocables porque al no haber agua no podemos limpiar y tenemos que sobrellevar esto con la gente mayor, que son los que se ponen más ansiosos con la situación. Pero confiamos en que saldremos adelante”, confesó.