¿Por qué se vuelven corruptos los funcionarios públicos?
Son muchos los que se han dejado tentar por esquemas que les aseguran dinero fácil.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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“Es que perciben que se lo merecen”, expuso el profesor de criminología de la Universidad Interamericana, recinto de Ponce, José Raúl Cepeda.
“En este caso es el funcionario chiquito buscándoselas ante un sistema que los oprime, por sus condiciones de trabajo y sus salarios bajos, como reclaman muchos policías. Pero no es que el ciudadano privado no lo haga. Ahí tienes el caso del empleado público que tiene acceso, que por sus manos pasan cantidades de dinero. No es fácil resistir la tentación. Tienes que pagar el colegio, la hipoteca y lo justifican”, expuso.
Cepeda usó como ejemplo, para entender esta conducta, el esquema del Triángulo del Fraude desarrollado por el criminólogo Donald Cressey que, a su vez, fue discípulo de Edwin Sutherland, quien acuñó el concepto de “crimen de cuello blanco”.
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Cressey, según indicó, describe el fraude como un proceso en tres etapas: la presión, la oportunidad y la racionalización.
“La presión económica puede ser real o percibida. Puede que sí tengas dinero, pero tú percibes que lo necesitas. La presión puede ser enfermedades, eventos catastróficos, la crisis económica”, apuntó.
“La oportunidad, en el caso de estos policías de Cidra, es que trabajas en un sitio donde hay dinero y hay gente que te puede dar dinero. La racionalización es cómo tu justificas el violar la ley: Yo me lo merezco. Yo lo necesito. A esta gente le van a sobrar los chavos. No se van a dar cuenta”, ejemplificó el criminólogo.
Estos esquemas en que se busca dinero fácil, dijo, aplican a los crímenes de cuello blanco y en el caso de legisladores implicados en casos de extorsión y soborno.
“Estos legisladores tienen buenos salarios, pero piensan que merecen más y tienen acceso a gente que tiene chavos. El esquema de este triángulo del fraude aplica lo mismo a estos esquemas de bajo nivel o al hombre o la mujer de a pie, o a los grandes fraudes financieros, como ocurrió con Nancy Hernández y Jorge de Castro Font. No hay necesidad, pero ellos sí perciben una necesidad. Es real o es percibida”, recalcó.
Policías municipales de Cidra
A los seis policías arrestados y al jefe de la Guardia Municipal de Cidra, se les imputa proveer número de querellas de accidentes de tránsito falsos y de hacer informes de tránsito sobre choques fatulos con el propósito de iniciar una reclamación al seguro. Se alega que fueron más de 100 reclamaciones de accidentes de tránsito que nunca ocurrieron. El pago máximo por cada reclamación era de $4,000.
Cepeda comentó que esto pudo haber estado ocurriendo hace mucho tiempo, pero la ambición se disparó.
“Es viejo, pero a lo mejor algo que se hacía calladito, a la medida que la crisis se dispara, quieren más; se descuidan, son más ambiciosos. La crisis hace que se magnifique y que la actividad ilegal aumente ”, dijo.
"Parecería que los policías municipales son inocentes, entre comilla, cuando los contrastas con los que han sido arrestados por proteger cargamentos de drogas o colaborar con el narcotráfico", comentó.
“Sin embargo, este es peor porque atenta contra el uso de fondos del bien común, de la gente común y corriente que cumple su obligación de pagar el seguro. El impacto social es éticamente más grave. Lo otro es un negocio y se le paga con parte de las ganancias del negocio. Pero en esto, están usurpando el dinero colectivo. El dinero de la gente”, puntualizó.
“A los miembros de la Policía a veces les resulta antipático cuando los perciben como una ganga pero, en la práctica, tienen todas las características de una ganga, sociológicamente hablando. Tienen todos los elementos. Están organizados. Tienen unas jerarquías. Usan uniformes, símbolos y palabras con las que se comunican. Tienen un sentido de grupo. Es el estilo de un ejército, pero cuando lo hacen ilegalmente caen esa categoría”, describió.
Agregó que abusan de su autoridad y su poder, pero que es un poder ficticio y carnavalesco, porque en un pueblo chiquito abusan de la confianza pública.
“En un pueblo chiquito la imagen de respeto que ellos crean se desborona, ante estas acciones de hacer ganancias con los casos del seguro compulsorio”, dijo.
Estos esquemas de abuso de poder y físico, comentó, como los de trabajar para el narcotráfico, tienen unos elemento comunes y es que responden a unas desigualdades, que ellos perciben y es la manera de compensar las otras deficiencias económicas y sociales, de que no los respetan y no los reconocen.
“Es un yo me lo merezco. Lo hago porque la situación me obliga. No te obliga na’. Tu decidiste hacerlo”, sentenció el criminólogo.
“Eso dijimos Gary Gutiérrez y yo, en el 2010: Mientras no se atienda la desigualdad, la pobreza y la crisis económica, que la gente tenga suficiente para vivir, esos delitos pequeños van a volver a dispararse”, advirtió.