Preparando aceite de marihuana paso a paso
Ramberto Cobián, de la Red Cannamédica, dice cómo se prepara el extracto de cannabis para su uso estrictamente medicinal.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Sin embargo, Ramberto Cobián, custodio de la Red Cannamédica de Puerto Rico, quien reitera que la salud va sobre la ley, está decidido a que todo paciente conozca cómo hacer productos del cannabis y sus alcaloides, y tener autonomía médica.
Por eso, en una visita de Primera Hora, enseñó cómo prepara el aceite de extracto de cannabis que utiliza, y que es similar al Rick Simpson Oil, quien lo desarrolló y usó para curarse él y más de 5,000 personas.
Para el proceso utilizó dos onzas de flores y hojas (sin ramitas) de marihuana, ron caña, media onza de aceite de coco, preferiblemente orgánico, colador, olla, arrocera común y guantes.
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Advirtió que hay gente que usa alcohol de libre venta en tiendas, pero él no lo recomienda por su toxicidad.
Tampoco recomienda el Nafta, conocido como thinner y bencina.
Manos a la obra
Cobián explica que lo primero es cortar finamente las flores de marihuana; luego se ponen en una olla y encima se le echa “el ron caña o ron de Puerto Rico”.
La cantidad es de un dedo de líquido por encima de las flores. Se agita por unos tres minutos y se cuela. El color que toma es de un verde claro. Las hojas de cannabis pueden ser usadas para otros productos.
“Luego echas el líquido en la arrocera y se hierve para reducir el alcohol, a no más de 220 grados Fahrenheit. El proceso puede tardar como tres horas”, explica Cobián. A mayor cantidad de flores más lento el proceso.
Luego se cambia el producto a una olla en baño de maría (100 grados) para terminar de evaporar el alcohol.
En la misma olla -aún en baño de maría-, cuando ya el aceite, de un color verde esmeralda, no hace burbujas, se echan dos onzas de aceite de coco. “Y ya está el medicamento”, dice el fundador de la Red, quien agrega que en este caso extrajo alrededor de nueve gramos de aceite.
Mientras, Cobián dice que la única forma de garantizar que la planta no tenga contaminantes “es cultivando tu propia planta, porque realmente no existe una regulación o control. En mi caso, todo lo que cultivo es como si fuera para mí, no tiene pesticida, y los nutrientes que uso son grado food service, que se utilizan para todo lo que producimos en la finca”.