Un grupo de madres y padres reiteraron esta tarde su rechazo a las guerras, a dos días de que se cumplan 20 años desde que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y sus aliados invadieron a Irak.

Con pancartas que leían “Justicia para los veteranos enfermos”, “La guerra es muerte luchemos por la paz” y “La guerra es un negocio. No vendas tu vida”, el grupo Madres y Padres Contra la Guerra llegaron hasta el Viejo San Juan para hacer escuchar sus reclamos.

“Las guerras las declaran los gobernantes ricos y las pelean los pobres. Nuestros hijos e hijas militares han sido víctimas del desempleo, de la pobreza y simplemente, como miles de otros jóvenes, en búsqueda de trabajo y oportunidades de estudio. Muchos de nuestros hijos e hijas militares han estado ya varias veces en guerras, porque desde el 2002 los siguen reenviando. Mi hijo estuvo 16 meses en Irak. Fueron meses de angustia y de dolor”, dijo la portavoz del grupo, Sonia Santiago Hernández, en declaraciones escritas enviadas a Primera Hora.

“Nosotras queremos prevenir que los jóvenes sean alistados en la milicia. Denunciamos las guerras contra Palestina, Yemen, Siria, Ucrania y en tantos otros lugares en nuestra madre Tierra donde se violen los derechos humanos. La maternidad es vida y la guerra es lo opuesto a la vida. Por eso, luchamos por la paz”, añadió.

Este rechazo cobra fuerza por cuanto la guerra entre Ucrania y Rusia generaría posible acción de sus respectivos aliados, posibilitando que la historia se repita y más jóvenes sean reclutados al Ejército estadounidense.

“A nosotros nos preocupa sobremanera que se pueda escalar el conflicto. Estamos a punto de nada para una Tercera Guerra Mundial, porque si se desata una bomba en el territorio polaco, la OTAN (Organización del Tratado Atlántico del Norte) va a tener la excusa perfecta”, opinó Santiago Hernández en entrevista con este diario.

Y es que, durante el año de conflicto en tierra ucraniana, los países aliados a la OTAN han mostrado un ferviente apoyo al país invadido, especialmente los Estados Unidos que, en total, ha enviado sobre $32.8 mil millones en asistencia de seguridad para Ucrania, desde baterías de defensa aérea hasta helicópteros. Por su parte, Rusia ha acudido a sus aliados, como Bielorrusia y China, para apoyo.

Acorde al análisis en el periódico británico “Telegraph” de la autoría de Robert Clark- quien es el director de la Unidad de Defensa y Seguridad de Civitas (grupo de expertos británicos en temas relacionados con la democracia y la política social)-, es la férrea lucha de Ucrania lo que ha sembrado en el presidente ruso Vladimir Putin el desespero, amenazando a que el político tome “acciones escalonadas en un intento de obligar a Occidente a retroceder” y dejar de apoyar a Ucrania.

“Todos los elementos para una escalada accidental están ahí. Primero, Rusia se enfrenta a terribles pérdidas sobre el terreno. Las fuerzas armadas ucranianas están aplastando a las tropas rusas y los convictos de Wagner en Bajmut y sus alrededores. Armados con armas y entrenamiento occidentales, están infligiendo cifras diarias de bajas que harían retroceder a otros líderes militares”, lee el escrito de Clark titulado “La guerra de Putin se dirige a una escalada aterradora”.

“Entendemos que hay intereses creados en todas las guerras y hay un asunto ilegal en todo esto”, estimó, por su parte, Santiago Hernández. “Nosotros no estamos a favor ni en contra de uno u otro bando. Toda la guerra es un negocio”, agregó al catalogar de “irresponsable” a los Estados Unidos por su súbito abandono en el 2021 de Afganistán- que permitió que los Talibanes volvieran a tomar control del país después de dos décadas de que el país norteamericano le derrocara su régimen- y por su invasión “ilegal” de Irak en el 2003-al hacerlo bajo el pretexto erróneo que en ese país se albergaban armas de destrucción masiva.

Heridas de por vida

Además de esto, el grupo Madres y Padres Contra la Guerra también levantó su voz para denunciar las heridas irrevocables que deja la guerra en los veteranos, tanto emocional como físico, y lamentaron los miles de vidas de hombres y mujeres sacrificadas durante los conflictos bélicos.

“El costo humano ha sido enorme: más de 1,033,000 iraquíes y 7,000 soldados de las fuerzas de ocupación fallecidos como consecuencia de la guerra entre los que se cuentan 124 boricuas en la llamada guerra contra el terrorismo. La destrucción, el caos, los desplazados, el horror de la guerra es inconmensurable”, indicó en declaraciones escritas.

Santiago Hernández especifico, además, que “miles de militares” han regresado con su estado de salud comprometido, ya que sufren de contaminación con uranio reducido, osteoartritis, osteoporosis, daño traumático cerebral y daño en su sistema musculoesquelético “como producto de una dispensa que se le diera a las fuerzas armadas por el presidente Bill Clinton para que no se siguiera el protocolo administrativo al ponerle la vacuna contra el Ántrax”.

“El uranio es un metal pesado que dura cuatro mil millones de años y que contamina y daña la salud de militares y civiles. Veinte veteranos se suicidan diariamente. Cuarenta por ciento de los dos millones y medio de militares que participaron en las guerras de Irak o Afganistán tienen un diagnóstico de salud mental, principalmente el Síndrome Post Traumático del Estrés, según la Administración de Veteranos”, recalcó.

“Las guerras de Iraq y Afganistán costaron $3 trillones. Ese dinero pudiera usarse para atender su salud y para ayudar a las víctimas de las guerras”, arguyó.